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Sor Sión, sor Alma y sor Myryam, en el lugar donde abrirán un restaurante de clausura. José Simal

Los desplazamientos «secretos» de las monjas de Belorado hasta encontrar «cariño y espiritualidad» en Arriondas

Las religiosas, pendientes de cuatro pleitos por sus tensiones con la Iglesia, se instalan en Asturias para poner en marcha el primer restaurante de clausura del país: «Como cualquier familia, necesitan ingresos económicos»

Domingo, 9 de febrero 2025, 11:27

El 13 de mayo de 2024, festividad de Nuestra Señora de Fátima, la comunidad de monjas clarisas de Belorado anunciaba públicamente su desvinculación de la Santa Sede, que un mes después procedía a excomulgar a las religiosas. Ese cisma explica el por qué del restaurante de clausura que abrirán en Arriondas de forma inminente. Porque de esa ruptura con la Iglesia Católica surge la necesidad de buscar nuevas formas de obtener ingresos económicos, una vez que el Arzobispado de Burgos ha ordenado su desalojo del convento donde tienen su hogar y un obrador que les permitía ser autosuficientes.

Una de esas vías alternativas de sustento la han encontrado en Arriondas, concretamente en el Hotel Ribera del Chicu, un tres estrellas de nueve habitaciones que lleva tiempo cerrado y que las monjas alquilarán por 1.600 euros mensuales. En el inmueble, que se sitúa a los pies de la Sierra del Sueve, a unos 400 metros del centro de Arriondas y a diez minutos en coche de Covadonga, se han instalado esta misma semana sor Sión -una de las personas de confianza de la abadesa de Belorodo-, sor Myryam y sor Alma. Ellas serán las encargadas de poner en marcha el nuevo restaurante.

Pero, ¿por qué Asturias y cómo han ido a parar a Arriondas? Portavoces de la comunidad de religiosas, que siguen considerándose monjas y clarisas, aunque las autoridades eclesiásticas insistan en que ya no lo son, explican que «llevan tiempo buscando emplazamiento para un restaurante» y, en esa búsqueda, «barajaron distintos sitios del país». Como el Principado: «Cuando visitaron el oriente de Asturias, dijeron 'éste es el lugar' y ya no miraron más. Les cautivó la espiritualidad que encontraron allí y el cariño de la gente».

Se ocuparán de la cocina, sin trato directo con el público, aunque «no descartan dejarse ver puntualmente», conscientes de que ellas son el principal reclamo del nuevo negocio hostelero

Las monjas excomulgadas de Belorado son de clausura, pero eso no les impide abandonar su retiro cuando es necesario, además de contar con abogado y jefe de prensa, que las asesoran en sus trasiegos jurídicos y mediáticos. En una de sus «salidas secretas» a Asturias, para encontrar un lugar donde instalarse, «fueron los propios vecinos los que les dijeron que el Hotel Ribera del Chicu estaba vacío y sus dueños eran un matrimonio ya jubilado», con el que se cerraba un acuerdo «recientemente».

La comunidad de religiosas insiste en «la buena acogida de los vecinos», lo que, según trasladan sus portavoces, «es de agradecer teniendo en cuenta que, durante todo este tiempo, han sido muy maltratadas». Se refieren a las tensiones que durante este último año han protagonizado con el Arzobispado de Burgos y la Santa Sede por desavenencias de fondo y de forma. Para empezar, las hermanas rebeldes del convento de Belorado no reconocen la autoridad papal desde Pío XII en adelante. Ni tampoco la autoridad del obispo burgalés sobre las propiedades que las clarisas llevan ocupando desde hace siglos.

Discrepancias sobre asuntos inmobiliarios

En la actualidad, tienen pendientes cuatro juicios y los cuatro vienen motivados por asuntos inmobiliarios, relacionados con el desalojo de Belorado y la venta del monasterio de Derio -donde dicen haber sentido la presencia del demonio- para la adquisición del monasterio de Orduña. Operación que no llegó a consumarse, pues la Iglesia les ha retirado los poderes necesarios. A día de hoy, «no les dejan ni vender sus famosos dulces y chocolates», una de sus principales fuentes de ingresos.

De ahí que hayan decidido montar un restaurante: «Necesitan ingresos, como cualquier familia y ellas son muy emprendedoras. El restaurante se inaugurará en breve, para no dar tiempo a la maquinaria de la Iglesia a que les boicotee el proyecto», exponen sus representantes. Será un negocio de comida «casera y tradicional», donde también pondrán a la venta sus dulces. Sor Sión, sor Myryam y sor Alma no estarán de cara al público, sino al frente de la cocina, aunque «no descartan dejarse ver puntualmente» conscientes de que ellas son el verdadero reclamo de este nuevo negocio hostelero.

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