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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Sábado, 23 de noviembre 2019, 02:49
«Cuando te asesinan a una hija de esa manera tan salvaje, un individuo que debería estar ya preso por delitos anteriores, nada ni nadie te puede arropar porque lo más preciado ya te lo robaron. En estos 650 días ir a ponerle flores a ... diario a la placa que han colocado en su recuerdo me reconforta y hace que sienta a mi niña mucho más cerca». Paz Fernández Borrego es uno de los nombres propios que la violencia de género ha dejado en Asturias, uno de los rostros desaparecidos que deja dos hijos y una tragedia inasumible entre sus familiares.
El cadáver de esta gijonesa de 43 años apareció flotando en marzo de 2018 en el embalse de Arbón, dos semanas después de que desapareciese en Navia. El presunto autor del crimen, Javier Ledo, con quien mantenía una relación sentimental, espera la vista oral en la prisión de Asturias, de la que solo sale para acudir a los juicios pendientes por malos tratos a su expareja, la madre de su hijo, otra víctima.
La madre de Paz, Carmen Borrego, y sus hermanas, Coral y Graciela, recuerdan a Paz cuando se celebra el Día contra la Violencia de Género. «Todo es muy difícil, diría inhumano, aún no existe palabra para explicar tanto dolor. Su desaparición fue horrible, pero más terrorífico fue cuando apareció y saber lo qué sufrió a manos de un malvado, es muy difícil aceptar que le arrebató su vida, sus ilusiones con sus hijos y sus proyectos, ver a mi mamá rota de dolor, que no deja ni un solo día de visitar la placa en su memoria y arreglar sus flores. Mis sobrinos crecerán sin ella, una mamá sin su hija, unas hermanas que ya no van a disfrutar juntas.... Nos cambió la vida, no la mató solo a ella, a nosotras también», lamenta Graciela Fernández Borrego.
La familia, que ejerce la acusación particular en el procedimiento judicial, considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato. Sin embargo, la Fiscalía califica el violento episodio que acabó con la vida de la gijonesa como homicidio con el agravante de desprecio de género, que implica una pena máxima de 15 años de prisión. «Para nosotras la muerte de mi hermana tiene todas las características para ser juzgada por asesinato, mi hermana no murió rápido, de un solo golpe, mi hermana fue asesinada con ensañamiento, haciéndola sufrir más de lo debido antes de acabar con su vida, este individuo se ensañó cruelmente una y otra vez hasta asesinarla, lo que implica una pena máxima de diez años más, es decir, 25», consideran sus familiares, que no pararán hasta conseguir que se haga Justicia por la memoria de Paz. «Su asesino la emborrachó y la llevó a su terreno invitándola a cenar a su casa, donde mi hermana no tenía la posibilidad de defensa por haber bebido. Javier Ledo la mató por dinero, para robarle el que ella tenía para arreglar la autocaravana y no al revés, como dice su asesino, y por celos hacia la expareja de mi hermana, con quien había quedado al día siguiente, el día de los enamorados. Es un asesinato y vamos a llegar hasta el final y pelear todo lo que sea necesario para que así se reconozca», añaden.
Sus allegados la recuerdan cada día, cada momento, pero las fechas señaladas se hacen incluso más cuesta arriba. «El dolor, la pena, la rabia y la impotencia son sentimientos con los que luchamos cada día todos los que queremos a Paz. Para nosotros todos los días están marcados en el calendario: una sonrisa de su hija disfrazada, una fecha de cumpleaños, unas navidades... todos los días la recordamos, pero sí creemos necesario que un día, todos y todas las que directa o indirectamente sufrimos esta lacra social aunemos nuestra fuerza, valentía y coraje para gritar 'basta ya', porque por derecho propio nos merecemos nuestra vida y nuestra libertad. Si algo tenemos claro es que ese es el camino ante la tasa tan alta de asesinatos machistas que vivimos en esta sociedad y contra la que las mujeres nos rebelamos», reflexionan su madre y sus hermanas.
A su parecer, los recursos y mecanismos en su caso «han fallado». «Una persona con antecedentes penales, que se dedicaba a delinquir, que ha atacado a una anciana sin ningún pudor, que ha maltratado a su exmujer y que por último ha cometido el peor de los asesinatos, esa persona debería estar presa hace mucho tiempo, es una persona conflictiva que nunca estuvo integrada en la sociedad, con antecedentes muy duros y penados judicialmente», dicen. «Este individuo actuó con premeditación para inventarse una coartada, para organizar la desaparición de todo tipo de pruebas, para lastrar el cuerpo de mi hermana en un pantano y ocultar su delito, en pleno derecho de sus facultades, con una crueldad y una maldad en el momento de asesinarla que da a entender su carácter agresivo y misógino», concluyen.
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