El consejo oficial del Principado es «posponer» cualquier evento

Por eso, la resolución publicada ayer «recomienda cancelar o posponer cualquier actividad que no sea considerada fundamental y que pudiera ser postergable. El riesgo cero de transmisión de la COVID-19 no existe y, por ello, aquellas actividades que no sean consideradas imprescindibles por los diferentes sectores u organizaciones deberían ser aplazadas hasta que mejore la situación epidemiológica». Y, por si acaso hay quien no sigue la recomendación, el Principado limita las posibilidades de dichas celebraciones. Porque, en un paso hacia atrás, reduce el aforo de las «actividades o acontecimientos de carácter familiar y social».

Es evidente que el Ejecutivo regional quiere controlar las reuniones y concentraciones de gente. Y, donde no pueda controlarlas, sí regulará el uso de la mascarilla. Desde ayer es más sencillo explicar cuándo no debemos usarla que cuándo sí. Porque las excepciones son pocas. Se 'libran' los menores de hasta cinco años y quienes tengan algún tipo de enfermedad o dificultad respiratoria que pueda verse agravada por su uso, así como quienes practiquen deporte individual al aire libre. El resto deberemos usarla en la vía pública en núcleos urbanos y también en las zonas rurales «cuando se produzca una aglomeración de personas cuya apreciación corresponderá a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y a los órganos autonómicos y locales competentes». Además, se «recomienda» su uso en «espacios privados, tanto abiertos como cerrados, cuando existan reuniones o una posible confluencia de personas nos convivientes, aun cuando pueda garantizarse la distancia de seguridad».

Hay otra novedad importante: «El tipo de mascarilla que se debe emplear no deberá estar provista de válvula exhalatoria», algo ya prohibido en otras comunidades.