La concentración de Oviedo tiñó de malva la calle Uría Álex Piña

Clamor con mascarilla por «la igualdad real ya»

Concentraciones en las calles y manifestaciones en las redes sociales pusieron el foco en la «precariedad» que ha evidenciado la pandemia

CHELO TUYA / ROSANA SUÁREZ

GIJÓN.

Martes, 9 de marzo 2021, 03:50

Respeto total a las restricciones de movilidad a que obliga la covid. Sin que en ninguna de las concentraciones en la calle se produjeran incidentes, el denominador común de los actos del 8M en asturias fue el respeto. A la distancia social entre los ... asistentes, que se situaron en las posiciones marcadas en el suelo. Al uso de la mascarilla. El respeto, a todos. En Gijón, la plaza del Humedal se quedó pequeña y hubo quien escuchó el manifiesto desde la avenida de La Costa. En Oviedo, aunque el permiso estaba solicitado para la Escandalera, lo cierto es que la calle Uría también se llenó de mujeres y hombres de toda las edades que reivindicaban el derecho a salir a la calle.

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Porque, como recoge el manifiesto de los colectivos feministas, «no somos irresponsables, ni ignorantes, ni menores necesitadas de tutela ni, mucho menos, temerarias con la salud pública». Por lo que «no vamos a tolerar la criminalización injustificada que estamos recibiendo», en referencia a la polémica por convocar protestas en plena pandemia.

Los mensajes no por reiterados pierden actualidad: «Ante este sistema que no da respuestas a nuestras necesidades vitales, ejerce violencia contra nosotras y nos pone en riesgo, sabemos que la única forma es transformarlo todo, avanzando hacia un horizonte feminista. Seguimos, porque vamos lejos, luchando desde lo común, porque el espíritu de la huelga vive en cada una de nuestras luchas», aseguraron.«No podemos permitir, en ningún caso, que la covid se traduzca en más mujeres en paro, más mujeres en casa o más mujeres con peores empleos». «Necesitamos políticas públicas que resuelvan las desigualdades de toda índole que encontramos las mujeres». «Las necesidades han aumentado, la distribución es insostenible y las tareas son muchas: las que realizamos de forma invisible y gratuita en los hogares y las que son remuneradas, feminizadas, precarizadas y realizadas desde una gran explotación laboral».

Esos fueron los tres principales mensajes que Asturias lanzó ayer en el primer 8M de la era covid. Tan coincidentes en el fondo como dispar en sus autores, lo que confirma la unidad de la sociedad asturiana en su exigencia de lograr «la igualdad real entre hombres y mujeres».

Porque la primera frase corresponde a Adrián Barbón. El presidente regional optó por la manifestación virtual, utilizando las redes sociales, ante la situación de pandemia que vive la región. Una fórmula, la de la reivindicación telemática, que también siguió la delegada del Gobierno, Delia Losa. A ella corresponde el segundo de los mensajes, además del convencimiento de que «vamos a una España feminista».

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Imagen. La región sale el 8M a la calle con fuerza

Una que ayer vivió el Día Internacional de las Mujeres con división en las fórmulas, pero unidad en la reivindicación. Porque el tercero de los mensajes corresponde a la plataforma 8M Asturies, que aglutina a la mayoría de los colectivos feministas. «No podemos renunciar a las calles», clamaron las convocantes de las protestas tradicionales. Las que desarrollaron entrece municipios, con doble escenario en el caso de Gijón. Las protestas contaron con la participación de cientos de personas a las que ni la lluvia, sobre todo la torrencial que bañó las citas convocadas por la mañana, ni el frío hicieron desistir de pasar casi una hora, en el caso de Gijón y Oviedo, a pie firme, sin moverse de la posición marcada.

Con un comunicado leído a dos voces, en castellano y asturiano, las feministas asturianas dejaron claro que la pandemia que ha paralizado el mundo ha dejado «el neoliberalismo al desnudo. Nunca fue el camino y hoy es más evidente que nunca. Ni nuestra salud, ni nuestros derechos, ni nuestro futuro van a volver a una normalidad que nos asfixia a la vez que nos explota».

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Las lecciones de la pandemia

En esa línea, creen que la covid ha demostrado que «las necesidades han aumentado, la distribución es insostenible y las tareas son muchas: las que realizamos de forma invisible y gratuita en los hogares y las que son remuneradas, feminizadas, precarizadas y realizadas desde una gran explotación laboral, en ausencia de derechos y de reconocimiento».

Por ese motivo, reivindican «que todos estos trabajos deben estar en el centro de un nuevo modelo económico corresponsable desde el Estado, las empresas y los hombres, que proteja nuestras vidas y la dignidad de las personas cuidadas». Porque, aseguraron, «la salida de la covid será feminista o no será».

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El texto recuerda, también, que «hoy, entre los dos metros que nos separan sabemos que hay muchas compañeras que no han podido venir: trabajadoras del hogar y cuidados, las asesinadas, las presas, las encerradas en los centros de extranjeros y las que están confinadas, cuidando o enfermas. Estamos aquí por todas».

Un 'todas' que, ante la polémica que enfrenta a un sector del feminismo con las propuestas normativas para las personas transexuales, incluye también a estas mujeres. «Reivindicamos que nadie nos puede etiquetar, adoctrinar, cosificar ni patologizar mentalmente. Las violencias que sufrimos las mujeres trans no pueden ser invisibilizadas ni menospreciadas». Durante la lectura, que emocionó a algunas de las asistentes, se aseguró que «se nos niega el acceso al trabajo y a la vivienda y estamos abocadas a la pobreza. Sufrimos el odio, el rechazo, la discriminación y el acoso en todos los espacios de nuestra vida. Las mujeres trans queremos vivir libres y seguras».

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Feminismo y no Prozac

Una posición esta, en defensa de la inclusión de las mujeres trans en las reivindicaciones feministas que ha generado división. Y una prueba de ello se vivió ayer en Gijón. A la misma hora que la mayoría de colectivos se manifestaba en la plaza del Humedal, Rapiegas convocaba en la plaza Mayor al entender que el 8M «no es una fiesta», aunque con un mensaje coincidente «vencer al patriarcado».

Polémicas al margen, la crítica general se centró en los efectos de la covid: «El confinamiento y la incertidumbre nos ha llevado a estados de ansiedad y depresión. Exigimos que se atajen las razones que nos producen malestar y que la salud mental se enfoque desde los cuidados y lo común». Y dan la receta: «Más feminismo y menos Prozac».

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