Las reivindicaciones feministas tiñen de violeta la región de oriente a occidente

Mientras, en Villayón se brindó por la maternidad: la herramienta para luchar en el medio rural contra la despoblación y que precisa de mujeres que se decidan a tener hijos en el mundo rural.

En Mieres y Langreo tampoco renunciaron a la jornada reivindicativa y, respetando las medidas sanitarias, el morado regresó a la calle para recordar que «el machismo mata».

Por eso, en Valdés un techo de paraguas flotantes cubre la calle Crucero de la villa blanca para simbolizar «la voluntad de todas y todos por protegernos y proteger a otros de las desigualdades que, aunque haya quien lo niegue, siguen existiendo en nuestra sociedad», explicó la concejala de Servicios Sociales, Clara García.

Los lazos se estrecharon en cada rincón de la geografía. En Pola de Siero, medio centenar de mujeres plantaron cara al frío y la lluvia, para agarrarse a una cinta morada en la calle Alcalde Parrondo y reivindicar esta jornada de lucha. Un gesto que se simultaneó en otras villas, como Cangas del Narcea. Pero hubo más lazos en las plazas de Llanes, Ribadesella, Cangas de Onís, Cabrales, Arriondas...

En Vegadeo se puso nombre y apellidos a la jornada. Recordaron a las hermanas Jimena y Elisa de la Vega, las primeras mujeres en licenciarse en la Universidad de Santiago de Compostela. Siempre hubo alguna mujer cuya lucha permitió allanar el camino a otras generaciones.