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MELCHOR SÁIZ-PARDO
VIGO.
Miércoles, 18 de octubre 2017, 04:23
Después de cuatro días de lucha sin cuartel, los montes gallegos dejan ya de iluminarse por las llamas para convertirse en páramos inermes bajo la persistente lluvia. Galicia apagaba ayer los últimos rescoldos de los más de 200 fuegos que han devastado el sur de ... la comunidad y que, según las primeras estimaciones de la Xunta, habrían calcinado no menos de 11.000 hectáreas, una extensión igual a la quemada durante los nueve meses anteriores. La situación en el occidente asturiano también comenzó a estar bajo control con la llegada de los aguaceros. En las dos comunidades sacudidas por las llamas la prioridad es cazar a los «terroristas incendiarios» que han provocado la mayor catástrofe medioambiental en el noroeste peninsular de la que se tiene memoria.
En Galicia, que llegó a combatir de manera simultánea la tarde y la noche del domingo hasta 125 incendios, la situación comenzó este martes a ser más que asumible para los cerca de 5.000 efectivos movilizados y extenuados. La actividad «terrorista» y «homicida», como la definió en el Parlamento autonómico la consejera de Medio Rural, Ánxeles Vázquez, no obstante todavía no había sido totalmente derrotada. La tarde de ayer en Galicia los efectivos todavía trabajaban sobre el terreno en 55 incendios, 17 de ellos activos, ocho estabilizados y el resto bajo control. En Orense y Lugo se centraban la mayoría de estos focos, que los especialistas confían en terminar de sofocar hoy con una meteorología cada vez más propicia para combatir al fuego, con lluvias que han pasado de esporádicas a persistentes en las últimas horas.
Ya están en marcha las investigaciones para cazar a los «terroristas incendiarios», pero advierten desde los ministerios de Interior y Agricultura de que es posible que se tarde en obtener resultados concretos aunque esas indagaciones avanzan y han dado las primeras pistas.
Un vecino de la localidad pontevedresa de Salceda de Caselas, en la parte suroriental de la comarca de Vigo, encontró en un paraje seis globos blancos de helio que portaban una bengala de las usadas en las fiestas. La Guardia Civil investiga si este pudo ser el método usado por los incendiarios, al menos en el sur de Pontevedra. Este sistema, explicaron fuentes de la investigación, es particularmente peligroso, ya que permite encender focos en zonas especialmente inaccesibles para los efectivos antiincendios.
El comisario jefe de Vigo, Manuel Teijeiro, fue el primero ayer en apuntar abiertamente que los incendios, que la noche del domingo a punto estuvieron de entrar en la ciudad, fueron obra de un grupo organizado y no de una sola persona. Las fuerzas de seguridad ya han interrogado a una decena de sospechosos en los últimos días solo en Galicia, pero por el momento sigue sin haber arrestos.
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