«¡Por fin!». Fue lo primero que se escuchó ayer en el Calatrava. Lo dijo Gimena Llamedo. La misma que tuvo que defender que el primer intento de Congreso en diciembre -el «ensayo general», como le gusta llamarlo a Adrián Barbón-, se podía celebrar perfectamente ... a pesar de la situación epidemiológica. La misma que veinticuatro horas después dio la cara para anunciar que se posponía. Ya desde el atril, tras escuchar a los gaiteros y entonar el 'Asturias, patria querida' junto a Anabel Santiago, parecía que esta vez sí que sí. Del protocolo de entonces se mantuvieron todas las medidas, a pesar de los mejores datos de contagios. También la obligatoriedad de hacer un test de antígenos. Solo se detectaron cuatro positivos de 615.
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Ayer tocaba presumir de partido y de Gobierno. El secretario general de la FSA, Adrián Barbón, reivindicó la coherencia de su discurso y de los socialistas asturianos. Del 'no a la guerra' iniciada por Estados Unidos en Irak, y la invasión de Ucrania por Rusia ahora; de ser los que tuvieron una misma prioridad de salvar vidas y proteger a los mayores durante la pandemia, y de ser, a pesar de que el debate haya caído en vía muerta, «el partido asturianista» por excelencia de la región.
La foto fija de este trigésimo tercer congreso poco tiene que ver con el de hace cuatro años. Lejos parece que quedan las batallas internas y nadie de los que asisten al Palacio de Congresos de Oviedo habla ya de heridas abiertas. «Veníamos rotos, de un proceso duro y difícil», reconoció Barbón. El trabajo de «reconstrucción de los lazos fraternales» se trabajó, dice, en dos vías que «nos permitió reconectar con la sociedad».
Según él recuerda de los inicios de la actual dirección, hubo una positiva «convivencia» con la renovación en el partido y los meses que aún restaban del mandato del expresidente Javier Fernández, quien había ocupado el puesto de secretario general de la FSA durante 17 años, hasta la llegada de Adrián Barbón. El otro aspecto fue el de la «humildad» con el que ha trabajado la actual ejecutiva en este tiempo. Lo hizo tras reprochar que «en el pasado nos mirábamos demasiado el ombligo». Sea como fuere, se hable de gobierno o de partido, Barbón se queda con que «teníamos claro que por encima de todo estaba nuestro proyecto político y Asturias».
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El tirarse los trastos unos a otros de hace cuatro años mutó en una fría primera jornada a sabiendas que todo está bastante encarrilado. Por allí se dejaron ver las consejeras de Derechos Sociales, Presidencia, Salud, Industria, Medio Rural y el vicepresidente Juan Cofiño. Enrique Fernández y Alejandro Calvo como miembros que eran de la ejecutiva saliente. Pero solo a las dos primeras, Melania Álvarez y Rita Camblor, hubo un agradecimiento expreso a su trabajo desde el atril. Por la gestión de la llegada de refugiados ahora, y por la de la pandemia. Esto es algo de lo que el secretario general está especialmente orgulloso. «No nos rendimos jamás», y recordó que la prioridad fue y es siempre la misma, «proteger a los mayores y salvar vidas». Como ya se le ha escuchado en múltiples ocasiones, «nos cueste lo que nos cueste». Y, añadió, «no todos pueden decir lo mismo».
Sin salir de una crisis, y con otra encima, Adrián Barbón reivindicó la «unidad» y que «los socialistas somos la estabilidad en medio de tanta inestabilidad». Si la gestión como Gobierno ha sido buena o no, lo decidirán los electores en 2023. Si hay satisfacción con la dirección que acaba, lo hacen los militantes. Y un dato es incontestable. Ayer se sometió a votación, y la aprobación rozó el 100% (98,20% de apoyo a la Comisión Ejecutiva Autonómica; 99,40% de la Comisión de Ética; y un 99,70% del Comité Autonómico».
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Ayer no fue el día para lanzar muchas críticas a la derecha, probablemente se reserve para el domingo, en su primer discurso ya reelegido oficialmente para cuatro años más. Solo una crítica velada al PP -al que no citó- por la celebración de un evento (que tampoco citó, pero que no era difícil concluir que se refería a la visita de Núñez Feijóo del jueves). «Parece que algunos o algunas se olvidan pronto de las críticas viendo lo que hemos visto estos días, que vengan aquí y aprendan lo que son normas de cumplimiento de seguridad para dar ejemplo y ser ejemplares, porque solo puede gobernar Asturias quien es ejemplar con Asturias». También se refirió a las opciones de la derecha para gobernar. «La alternativa a la FSA pasa por sustituir la estabilidad por hasta cuatro partidos». Por eso, añadió, «en tiempos de incertidumbre el refugio seguro es la FSA». Aquí sacó pecho por tener 53 de las 78 alcaldías de la región, y por haber duplicado el número de diputados en la Junta a la segunda opción política, el PP.
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