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E. FANJUL
GIJÓN.
Jueves, 22 de octubre 2020, 01:02
A Pablo Chust le parece «increíble» que tras 202 llamadas a un centro de salud un paciente no sea capaz de contactar ni siquiera con la administración del centro para explicar qué le pasa. Pero aún le resulta más inconcebible en su caso, que se trate de un paciente con covid, recién operado de un quiste pilonidal, que precisa curas y que no puede salir de su domicilio para acudir al centro de salud.
El día 15, a Pablo Chust, que aún no había sido diagnosticado de covid, le drenaron un quiste pilonidal para el que le prescribieron curas durante cuatro días. Sin embargo, solo recibió «una de las cuatro en este tiempo», lamenta. «Ahora no sé cómo evolucionará mi quiste a causa de la desatención desde el sistema de salud. Es posible que tenga que estudiar medicina para autoevaluármelo, ya que nadie me quiere atender», comenta con sarcasmo.
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A esto se suma el cambio en el diagnóstico de covid. «El jueves me dijeron que era negativo y el domingo que era positivo», explica. «Desconozco el gravísimo error que han cometido en el centro de Severo Ochoa indicándome que soy negativo». Se da la circunstancia de que a este joven gijonés le practicaron ese 15 de octubre una PCR porque sus padres habían dado positivo. Para aislarse de ellos, mientras recibía el resultado, se cambió de domicilio y pidió un traslado temporal de centro de salud para poder recibir las curas que necesitaba en el domicilio. El viernes, tal y como estaba previsto, le llaman desde el nuevo centro para informarle que su PCR había dado negativo. «Horas mas tarde me visitaron para hacerme las curas. Pero el sábado le llamaron para comunicarle que «no podían venir y que me curase solo y que ya me llamarían al día siguiente para ver si había tenido complicaciones», revela indignado. Por mucho que explicó que «no sabía cómo hacerlo» no le sirvió de nada.
El domingo, Chust se quedó «atónito» al recibir una llamada que le informaba de que su PCR había dado positivo. Desde entonces prosiguió la cuarentena en casa de sus padres y regresó a su centro de salud. «Pero sin ser capaz de que nadie volviese a curarme, ni de que el médico me diese instrucciones sobre la covid».
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