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Un municipio sumido por el dolor. Una familia rota. Unos vecinos consternados que siguen sin creerse lo que pasó la noche del lunes. El lunes más negro que recuerdan. Ribera de Arriba guardó este miércoles un minuto de silencio por la macabra muerte de Miguel ... Ángel Muñiz a manos de su hijo. Pablo Muñiz acabó con la vida de su padre con dos machetazos y después lo decapitó. Terriblemente exaltado y semidesnudo llevó la cabeza hasta la rotonda de Soto de Ribera, a escasos cien metros de donde vivían víctima y verdugo, y sembró el pánico, llegando incluso a lanzar la testa a un coche.
El terrible parricidio ha dejado a los vecinos rotos. Un centenar de ellos se ha concentrado hoy para rendir homenaje a la víctima, incluido el alcalde, Tomás Fernández, quien agradeció el apoyo vecinal recibido, «sumándose al dolor de una familia muy querida».
Su hermano Joaquín hizo lo propio, además de dedicar unas palabras, una semblanza. Le definió como una persona excepcional, «muy buena, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. No había ni que pedírselo porque se anticipaba». Era Miguel Ángel, dijo, un amante de la montaña, como él. «Conocía cada pico, cada sendero de la montaña y además era muy goloso. Le encantaba la leche condensada desde que un día se la di a probar», expuso emocionado.
También se refirió a su sobrino Pablo —que permanece ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias—, quien ayer reconoció los hechos. «A los que creáis en Dios, rezad por él, a los que no, tened compasión. Ha sido muy trágico todo lo ocurrido, toda la familia está muy afectada», manifestó.
Tomás Fernández, alcalde de Ribera de Arriba, se afanó en recordar a la víctima como un vecino siempre dispuesto a arrimar el hombro. «Siempre era el primero en ayudar, si pasaba algo en El Picón, si se rompía el depósito del agua, venía y ayudaba. Era un vecino ejemplar».
También el regidor habló el parricida, quien, comentó, «hacía más vida en Grao, pero cuando venía, en bus o en tren, siempre saludaba». Él, como todos los vecinos de este pequeño concejos asturiano, siguen incrédulos por este crimen. «Lo que ha pasado solo puede entenderse por algún trastorno de Pablo», expresó el primer edil.
El parricida reconoció este jueves los hechos, que mató y posteriormente decapitó a su padre. Lo hizo tras prestar declaración en el HUCA ante la jueza de Instrucción número 3 de Oviedo, el fiscal y un forense. La magistrada dictó una orden de prisión povisional comunicada y sin fianza. «No me arrepiento de nada, lo tenía que haber hecho hace mucho tiempo y me tenía que haber llevado a más gente por delante», dijo en esa declaración.
Pablo Muñiz permanecerá detenido y hospitalizado para la realización de más pruebas médicas y será cuando reciba el alta cuando ingresará en la cárcel de Asturias. Está acusado de un delito de asesinato, dos de intento de homicidio relacionados con personas que iban en su coche y a las que les habría agredido con un hacha, además de distintos delitos de lesiones y maltrato, sin perjuicio de que esta calificación pueda ser modificada a lo largo de la instrucción del caso.
En las últimas horas los médicos habrían retirado parcialmente la sedación al hombre, que ha sido sometido a diversas pruebas para evaluar su estado de salud mental y concretar si sufre alguna patología mental que le hubiese desencadenado un brote de psicosis. Una de las posibilidades que barajan los facultativos es que pueda sufrir un tumor cerebral.
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