La casa de El Picón, en Soto de Ribera, donde vivían la víctima y el agresor. Damián Arienza

«No me arrepiento de nada, tenía que haberlo hecho antes y matado a más gente»

El parricida de Ribera de Arriba confiesa a la jueza, en una declaración en el HUCA, que decapitó a su padre. Ingresará en un centro penitenciario psiquiátrico

Olaya Suárez

Soto de Ribera

Viernes, 12 de abril 2024, 02:00

Si la escena vivida el lunes por la noche en la glorieta de Soto de Ribera (en el concejo de Ribera de Arriba) fue dantesca, la de ayer en una de las estancias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) no se ... quedó atrás. Pablo Muñiz se arrepiente, pero de no haber matado a más personas además de a su propio padre. «No me arrepiento de nada, lo tenía que haber hecho hace mucho tiempo y me tenía que haber llevado a más gente por delante», declaró el parricida ante la jueza de Instrucción 3 de Oviedo y el fiscal, quienes se desplazaron al hospital para tomarle declaración, una vez que la Guardia Civil remitió las diligencias al juzgado y se cumplían los tres días máximos de detención.

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La autoridad judicial acudió acompañada de un forense, encargado de evaluar si el arrestado se encontraba en condiciones de declarar, como así acabó siendo. Fue sin embargo, según ha podido saber EL COMERCIO, un relato inconexo, con delirios (habrá que determinar si simulados o reales) y con giros de guión entre carcajadas. En lo que fue claro Pablo Muñiz fue en reconocer que sí, que había decapitado a su padre y que había recorrido con la cabeza unos 200 metros, lanzándosela luego a los coches que circulaban por la glorieta.

No aportó razones sobre el motivo que le llevó a cometer tan brutal crimen, pero sí insistió en que no se arrepentía de haberlo hecho. «Pero tenía que haber matado a más gente», sentenció.

La jueza ordenó su ingreso en prisión, comunicada y sin fianza para el hombre, acusado de un delito de asesinato, dos de intento de homicidio relacionados con personas que iban en su coche y a las que les habría intentado agredir con un hacha, además de distintos delitos de lesiones y maltrato, sin perjuicio de que esta calificación pueda ser modificada a lo largo de la instrucción del caso.

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El detenido permanecerá en el HUCA hasta que los médicos determinen su alta y sea trasladado, previsiblemente, a una centro penitenciario psiquiátrico. Podría, pues, no hacerlo en la cárcel de Asturias, dado su estado mental y la necesidad de seguir tratamientos especializados.

La investigación se centra ahora en el ámbito médico y en concretar si la explosión de violencia se debió a un brote psicótico o alguna otra alteración mental o si bien pudiera estar simulando o exagerando una enfermedad. Al hombre no le consta ningún historial psiquiátrico, no tenía diagnosticada ninguna enfermedad y nunca había dado muestras de agresividad, según su entorno.

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Sus dos hermanos y su madre, así como otras personas de su entorno, relataron a la Guardia Civil que es una persona reservada y con un carácter solitario, pero que nunca había sido violento. Residía por temporadas en casa de su madre en Grado y otras con su padre, Miguel, en la casa familiar de El Picón. Fue allí donde el ahora detenido creció y donde esta violencia inusitada ha causado una gran conmoción. «No acabamos de creerlo, han pasado varios días y seguimos pensando que hemos vivido en una película», relata un residente en la zona.

Los más impresionados son Celso y Luisa, que según ellos mismos consideran «salvamos la vida de milagro». Fue a su casa a la que acudió desesperado a buscar ayuda Miguel cuando ya había sido atacado por su hijo en el domicilio.

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«No abrimos porque no sabíamos quién era y pasamos mucho miedo, llamamos rápido a la Guardia Civil y esperamos dentro, era por la noche y no se veía nada», relataron. Allí, a las puertas de esa casa, Pablo Muñiz decapitó a su padre con un hacha, cogió la cabeza en una mano y el hacha en la otra y recorrió los 200 metros que separaban el lugar de la rotonda de la carretera N-630.

Sembró el pánico entre los conductores, golpeó los coches con el hacha, les lanzó la cabeza, se tiró sobre el capó... «Un espectáculo dantesco», recuerdan los presentes. Pablo Muñiz asegura que no se arrepiente de nada, sólo de no haber causado incluso más dolor.

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Hoy, a mediodía, delante de la Casa Consistorial de Ribera de Arriba se guardará un minuto de silencio en memoria de la víctima. Además se ha decretado un día de luto.

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