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¿Primer europeísta o psicópata? Responden García Alix, David Summers, Francisco Vázquez... Napoleón, visto por famosos y personalidades atrapados por su figura

Pocas figuras históricas desatan tanta admiración y tanto rechazo como Napoleón. En el año en que Ridley Scott estrenará una nueva versión fílmica del emperador francés –con Joaquim Phoenix–, revisamos su compleja figura de la mano de personalidades que lo conocen bien y que, de una u otra manera, han quedado para siempre atrapados por Bonaparte.

Jueves, 05 de Enero 2023

Tiempo de lectura: 9 min

Francia, el Ejército, Josefina». Dicen que esas fueron sus últimas palabras antes de morir, el 5 de mayo de 1821, en la isla de Santa Elena, donde estaba recluido. Dicen también que murió envenenado con arsénico. Eso dicen. «Como no se sabe la causa exacta de su muerte, abundan las leyendas», afirma Miguel del Rey, autor de El libro del soldado napoleónico (La Esfera de los Libros).

Más de doscientos años después de su muerte, Napoleón Bonaparte continúa alimentando leyendas y pasiones. Para unos es un grande de la Historia, a la altura de Julio César; otros, sin embargo, lo equiparan con Hitler y Stalin. Coinciden todos, eso sí, en que era un hombre de una capacidad excepcional.

Despertó sentimientos encontrados ya en su tiempo. «Fue un ídolo en España –era nuestro aliado en Trafalgar– hasta que se quedó con la Corona. Eso sublevó a los españoles», cuenta Luis Sorando, presidente de la Asociación Napoleónica Española. Bonaparte era capaz de compartir rancho con sus soldados antes de la batalla y de no mostrar el más mínimo sentimiento luego ante sus cadáveres.

Terminó con el sistema señorial, estimuló el libre comercio y separó los tribunales de la administración... Pero hubo sangre de por medio

«Al traducir su correspondencia con Josefina, mi opinión sobre él empeoró. A veces escribe en el mismo párrafo 'hemos tomado tantos cañones, hemos dejado miles de muertos, ay, cómo me gustaría entrar en tu jardín'. Hay en él una gran frialdad por las víctimas, de su bando y del enemigo. Era un psicópata», dice Ángeles Caso, autora de Napoleón y Josefina: cartas, en el amor y en la guerra. «Es un personaje de su época. Emprende guerras, sí; ni más ni menos que el resto. No hay ningún país de Europa antes del siglo XIX que amplíe sus fronteras sin una guerra. Y es emperador porque tiene enfrente a otros emperadores», afirma, no obstante, Miguel del Rey.

Napoleón expandió reformas que terminaban con el sistema señorial, estimulaban el libre comercio y separaban los tribunales de la administración, entre otras cosas. Pero hubo sangre de por medio. «Para el Código Civil no era necesario degollar, mutilar y violar a millones de personas», manifiesta el eurodiputado Javier Nart, muy interesado en Bonaparte. Sigue despertando opiniones vehementes. «Los hombres son como los números, solo adquieren valor según su posición», es una de sus sentencias. La suya, desde luego, fue prominente.


DAVID SUMMERS | MÚSICO

«No se le puede juzgar con los ojos de hoy»

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Siempre me ha fascinado. La España de principios del siglo XIX es muy interesante: Fernando VII, la invasión napoleónica, la Constitución de 1812, las Cortes de Cádiz... Tengo una buena biblioteca, heredada de mi padre, con libros de principios del siglo XIX. Uno de ellos es de pensamientos de Napoleón y es una maravilla: lo tenía mi padre en las manos en el momento en que conoció a mi madre. Fue en una cafetería. Ahora, ese libro lo tengo en la mesita, al lado del sofá, y de vez en cuando le echo un vistazo, contiene sus pensamientos mientras estaba en Elba, exiliado. Es un libro de frases maravillosas.

«Mi tesoro napoleónico: tengo una pequeña colección de armas antiguas, como un sable de caballería de 1815 y unos jarrones de él y Josefina»

Napoleón hizo cosas terribles, pero era muy inteligente. Además de un gran lector, admirador de los clásicos griegos. Hay que analizarlo en su contexto histórico, a él y a cualquier figura de la Historia. No soy un experto en Napoleón, pero no se le puede juzgar con los ojos de hoy.

En su época había otra manera de pensar, había reyes con poder absoluto. A su manera supo llevar el imperio y sus hazañas bélicas con una inteligencia prodigiosa. Los franceses no han querido borrar su rastro, no hay más que visitar París. Es un personaje atractivo, yo no justifico lo que hizo, pero es una de las figuras más importantes de la Historia.


MANUEL ARENAS | LIBRERO Y PRESIDENTE DE LA ROYAL GREEN JACKETS

«Con su coronación como emperador llegó su decadencia»

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Lo venero desde hace muchos años. Tengo unas de las mejores colecciones de libros sobre el emperador, unos 400 volúmenes. He participado en la recreación de sus batallas, en Austerlitz, Ulm, Waterloo...

Soy presidente de la Royal Green Jackets, la asociación de recreación del periodo napoleónico más antigua de España. Tengo varias piezas de artillería, cañones de tamaño real que disparan salvas de pólvora negra y he recorrido Europa y España siguiendo sus huellas.

La degradación de Napoleón Bonaparte fue cuando se coronó emperador. Durante el consulado tiene toda mi admiración y también por la creación del Código Civil. Quiso establecer una Unión Europea a su manera, rescatar a países –entre ellos, España– que estaban en decadencia y hacer una Europa más fuerte. Cuando empezó a poner a sus hermanos como reyes de otros países, se corrompió de alguna manera.

«Mi tesoro napoleónico: tengo una nave industrial para mi colección de uniformes, miniaturas, bustos y figuras (unas 700 piezas). Y un Napoleón a tamaño natural en una de mis librerías»

He escrito un libro, El testamento y la muerte de Napoleón Bonaparte, donde explico que el resto de los reinos de Europa lo envenenaron por miedo a que Napoleón Bonaparte volviese a Europa como el gran precursor de la Europa liberal.

Además, al Gobierno inglés le salía muy caro mantenerlo en la lejana isla de Santa Elena: se gastaba en su mantenimiento 200.000 francos al año, una auténtica fortuna. Su biografía te engancha desde el primer momento. Me gusta toda su vida: desde su niñez hasta su ocaso, sus hazañas, sus victorias, sus derrotas...


FRANCISCO VÁZQUEZ | POLÍTICO Y EXALCALDE DE A CORUÑA

«Es el Julio César moderno»

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He viajado por casi todos los lugares vinculados a Napoleón, me falta únicamente la isla de Santa Elena. He llevado a los nietos a Waterloo para que contemplaran una recreación histórica extraordinaria.

Admiro al Napoleón que acaba con el sistema absolutista del Antiguo Régimen, de las monarquías decadentes y degeneradas como la española: en las Abdicaciones de Bayona de 1808, Carlos IV y Fernando VII dan un espectáculo vergonzoso al ceder la Corona.

Napoleón lleva la ilusión a Europa y goza del apoyo de los pensadores de la época. También hay un Napoleón legislador; impone el Código Civil, el Mercantil, las Cámaras de Comercio; traza las estructuras de las vías de comunicación de Francia... es admirable su capacidad: es el Julio César moderno.

«Mi tesoro napoleónico: tengo una colección de miniaturas de Napoleón y sus 24 mariscales en uniforme de gala. Y grabados, 300 libros sobre él y documentos»

Fue un ilustrado. A Egipto, por ejemplo, se lleva científicos y arqueólogos a los que debemos el conocimiento de la civilización egipcia. Pero defrauda porque asume los valores de poder absoluto contra los que había luchado, se convierte en un dictador e instala monarquías vinculadas a su familia, esa es su gran contradicción. Soy contrario al Napoleón dictatorial, absoluto y totalitario. Tiene a sus espaldas la sangre de millones de personas y el error de la invasión de Rusia, donde mueren 500.000 franceses. Y su hermano José Bonaparte se llevó de España los mejores códices medievales... Es contradictorio, como todos los grandes de la Historia.


CARMEN POSADAS | ESCRITORA

«Con Josefina era un felpudo, ahí se te cae abajo el personaje»

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Me sorprendió acceder a una faceta desconocida de Napoleón, la de perdedor, al menos en sus orígenes. Lo descubrí al escribir La cinta roja, el libro sobre Teresa Cabarrús.

Cuando llega a París, es un militar corso y para los franceses, que son tan centralistas, venía como del fin del mundo. Además, llega con las suelas rotas y es muy pequeño: se lo conocía como 'el alfeñique'. Cuando Josefina lo conoce, lo desprecia, incluso lo llama 'perro mojado' porque Napoleón tenía el pelo muy largo. Se casan y Napoleón empieza las campañas por Europa. Su correspondencia con Josefina es patética, se te cae abajo el personaje: él le pide que no se acueste con muchos hombres porque la quiere. Es como de cornudo llorón.

«Mi tesoro napoleónico: en Rusia compré una cómoda de estilo napoleónico a cambio de unos pantalones vaqueros. Y tengo muchos libros de consulta»

Ahí aflora un personaje distinto del de los libros de Historia. Con Josefina era un felpudo: ella era la que mandaba en esa relación. Tenía dos caras: es el gran emperador y es un hombre inseguro y, al principio, patético. Era tal su ambición que le dio igual tener millones de muertos sobre su conciencia. Y también fue un expoliador. Su relación con su hermano José es interesante: se envidiaban mutuamente. Napoleón envidiaba a José porque tenía un éxito arrasador con las mujeres. Napoleón no tuvo tantas amantes; tenía sus ambiciones resueltas por otro lado.


AUGUSTO FERRER-DALMAU | PINTOR

«Fue un general majestuoso, revolucionó la táctica militar»

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Congeniaba con la tropa, se sabía el nombre de los soldados, comía con ellos y lo mismo que ellos. Lo sentían cercano y lo seguían adonde fuera. Antes a nadie le importaba un soldado herido, pero en su ejército nacieron las ambulancias.

Napoleón también se preocupó de que hubiera hospitales de campaña para los heridos. Se ocupó de la logística: impulsó el invento de las latas de conserva porque le preocupaba el abastecimiento de su ejército. Y en los avances de armamento estaba a la última. Fue un general majestuoso, revolucionó la táctica militar. Era muy concienzudo. Estudiaba al detalle el campo de batalla antes del combate, lo hacía de modo casi matemático. Y su ejército destacó sobre todo en la rapidez. Napoleón entrenaba a sus soldados para ser los más veloces, eran los primeros en llegar al campo de batalla, y eso contribuyó a sus victorias.

«Mi tesoro napoleónico: más de 100 libros sobre uniformología del ejército de Napoleón y publicaciones rusas, inglesas, francesas...»

La caballería francesa también era la mejor entrenada. En la Grande Armée había soldados de distintos países, pero todos seguían la misma disciplina. Napoleón tenía al ejército a sus pies. Me llaman mucho la atención los uniformes, la estética de la época, ese colorido. La caballería del ejército de Napoleón era majestuosa, las chaquetas, los húsares... todo era como de ópera, con colores muy bonitos y llamativos. Siempre ha habido dolor y sufrimiento en la guerra, pero estéticamente es una de las épocas más hermosas en los uniformes.

Él era, al margen, un egocéntrico, un divo. Eso fue lo que le perdió.


ALBERTO GARCÍA ALIX | FOTÓGRAFO

«Fue grande sobre todo en la derrota»

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Hablando un día con mi madre, le dije que Napoleón era un dictador, como Hitler y Franco, y mi madre me dijo que estaba equivocado. Me dio a leer la biografía de Napoleón de Emil Ludwig y me impactó.

No sé si me tengo por admirador, pero posiblemente –colocado en la balanza de la Historia– es un gran hombre. Trabajaba doce o catorce horas al día, debía ser insoportable. Es fascinante porque fue grande en la derrota, ahí demuestra grandeza: la vuelta a Francia desde Elba y sin pegar un solo tiro impacta. Se equivocó con España, eso sí. No con nuestros reyes: sabía que eran unos miserables. Las cartas de Fernando VII son las de un canalla, Napoleón se las leía a su Corte para reírse de él.

«Mi tesoro napoleónico: tengo muchos libros, varios muy curiosos. Por ejemplo, uno sobre el alma de Napoleón; otro de Napoleón cornudo»

Es el primer defensor del Mercado Común, de la Europa unida, lógicamente bajo su férula, sí. Él es sublime. Está mucho mejor capacitado que otros gobernantes de la época. Al final ganó la Santa Alianza. ¿Y qué pasó? Cuando vino Fernando VII... vamos, cuarenta Napoleones hubiéramos deseado tener. Fernando VII persiguió con crueldad a los constitucionalistas. Las ideas modernas fueron castradas por la Corona, incluso regresó la ballena a los vestidos de las mujeres, que vuelven a ser tapadas. Y no niego que Napoleón fue un gran misógino.