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Kevin Rudd Ex primer ministro australiano "China es un rival mucho más peligroso de lo que lo fue la Unión Soviética"

¿Puede estallar la guerra entre China y Occidente en el Mar de China? Le preguntamos a una de las personas que mejor conocen el mundo asiático. Kevin Rudd, ex primer ministro australiano y diplomático, no está tranquilo. La situación de tensión le recuerda a la paz armada de 1914, cuando cualquier chispa podía desatar el desastre...

Sábado, 16 de Octubre 2021

Tiempo de lectura: 9 min

Australia no suele determinar la actualidad informativa internacional; sin embargo, desde hace unos días, los gobiernos de Estados Unidos, China y la Unión Europea tienen los ojos puestos en este país. La semana pasada, Canberra, Washington y Londres sellaron un pacto militar que recuerda a la época de la confrontación nuclear. El pacto, llamado AUKUS por las letras distintivas de los tres países participantes, prevé que Estados Unidos y Gran Bretaña suministren a Australia submarinos de propulsión nuclear. Se trata de una reacción al ascenso de China como potencia económica y militar dominante en el espacio Indopacífico.

Australia, geográficamente muy al este, pero en lo político alineada con Occidente, percibió antes que nadie los riesgos del ascenso de China. Ya a comienzos de la pasada década el Gobierno australiano decidió rearmar sus fuerzas navales y convocó una licitación de miles de millones para la construcción de doce submarinos de propulsión convencional. El encargo se le adjudicó en 2016 a la francesa Naval Group. El primer submarino debía entregarse en 2027, pero hace unas semanas Australia dio un golpe de timón e hizo público su acuerdo con Washington y Londres y rescindió el contrato con los franceses.

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Con el mar en la mira. El presidente chino, Xi Jinping, a bordo de uno de los submarinos de su poderosa flota, solo superada —aún— por la de Estados Unidos. 

Las consecuencias políticas son dramáticas: París se siente engañada por Australia y por sus aliados de la OTAN, Estados Unidos y Gran Bretaña. Mientras tanto, en Bruselas vuelve a encenderse el debate sobre la «autonomía estratégica» de Europa y el papel de la OTAN, a la que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ya había diagnosticado en 2019 «muerte cerebral».

Casi ningún otro político conoce tan bien las consecuencias de este explosivo acuerdo armamentístico como Kevin Rudd, de 64 años.

"La posibilidad de un conflicto en el Pacífico es tan real como lo era en Europa en 1914, incluso mayor"

Rudd fue jefe de Gobierno de 2007 a 2010; luego fue ministro de Exteriores; y en 2013, nuevamente primer ministro. Antes fue diplomático en Pekín y en la actualidad preside la Asia Society, una organización no gubernamental con sede en Nueva York dedicada a profundizar en las relaciones entre Asia y Occidente.

XLSemanal. Las dos guerras mundiales comenzaron en Europa. ¿Se encuentra el mundo del siglo XXI ante un gran conflicto en el Pacífico?

Kevin Rudd. Es posible. Todavía no es probable, pero es lo suficientemente factible como para ser peligroso. Por eso, los hombres y mujeres de Estado inteligentes deberían hacer dos cosas. En primer lugar, disponer vallas protectoras para impedir que la relación entre China y Estados Unidos se descontrole. En segundo lugar, definir un marco aceptable para ambas partes que evite crisis, conflictos o una guerra.

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El mar más disputado. La soberanía del mar Meridional enfrenta a China con Taiwán, Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunéi, aliados de Estados Unidos. Cada país reclama una parte de los dos archipiélagos ubicados en ese mar, cuyas aguas son ricas en hidrocarburos, además de ser un gran eje del tráfico internacional de mercancías. Pekín reclama los dos archipiélagos.

XL. Australia está en el centro de la confrontación entre China y Estados Unidos. ¿China es un rival que se deba tomar en serio, como la Unión Soviética hace 60 años?

K.R. Si llegamos a la situación de una guerra fría –y una nueva guerra fría no es solo posible, sino probable–, China constituye un rival mucho más peligroso para Estados Unidos de lo que nunca lo fue la Unión Soviética. China tiene capacidad para responder a un ataque atómico. Y, dejando aparte lo militar, en lo económico y lo tecnológico hoy es mucho más problemática China en Asia que entonces la URSS en Europa.

XL. Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña han sellado una alianza militar que proveerá a su país con submarinos de propulsión nuclear. ¿Cuáles son los motivos estratégicos de esta decisión?

K.R. Ni yo mismo estoy seguro. El argumento técnico es que tienen mayor alcance y son más difíciles de detectar que los convencionales. Pero los submarinos nucleares plantean otra cuestión.

XL. ¿Cuál?

K.R. Australia no cuenta con una industria nuclear civil propia. Así que, si estos submarinos dependen del mantenimiento de Estados Unidos, ¿eso significa tal vez que esta flota nuclear pasaría a formar parte de una unidad operativa de la Marina estadounidense? ¿Seguiremos teniendo entonces una Marina australiana soberana y autónoma? Estas son preguntas que aún no se han aclarado.

"China constituye un problema de derechos humanos frente al que Europa, de vez en cuando, hace teatro político"

XL. En cualquier caso, Francia ha perdido el encargo. ¿Entiende la indignación de París?

K.R. Totalmente. Los australianos somos gente de palabra, y un cambio de rumbo de esa naturaleza es ajeno a nuestro carácter. Además, si se ha decidido encargar submarinos de propulsión nuclear en lugar de convencionales por motivos técnicos, habría que haber informado a los franceses y haberlos invitado a presentar su oferta para el nuevo proyecto. Francia tiene plena capacidad para construir y ocuparse del mantenimiento de submarinos nucleares. Los franceses están en todo su derecho de sentirse engañados.

XL. ¿Está a favor de que Europa intervenga militarmente en el Indopacífico? Después de Gran Bretaña y Francia, ahora también Alemania ha enviado un buque de guerra a la región.

K.R. Esas son decisiones soberanas que dependen de nuestros socios europeos. No obstante, lo importante es desarrollar una estrategia militar, diplomática y económica conjunta para lidiar con los aspectos problemáticos del ascenso de China. China está intentando alterar el statu quo internacional. Y torpedear el acuerdo con Francia sobre los submarinos no facilita crear una estrategia global, sino que la dificulta. Visto así, me temo que ni siquiera los norteamericanos se han hecho un favor a sí mismos con esta situación.

XL. Australia, Estados Unidos, Japón y la India son miembros de un grupo de cuatro países independientes que observan con preocupación el ascenso de China. ¿Es este 'cuarteto' el germen de una OTAN del Pacífico?

K.R. Es una comparación errónea. La OTAN es una alianza de seguridad basada en la reciprocidad. Esto no se aplica a Japón ni a Australia, pues nosotros tenemos acuerdos de seguridad independientes con Estados Unidos. La India no cuenta con una estructura de alianzas formal y no es un aliado. No creo que este cuarteto llegue a conformar una alianza al estilo de la OTAN. Sin embargo, Pekín se toma en serio este cuarteto, puesto que se convierte en un instrumento para acordar una estrategia suprarregional para tratar con China.

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Submarinos a la vista. Uno de los submarinos de la Armada china, el Great Wall 236, en el mar de Qingdao, cerca de Corea del Sur. La construcción de submarinos para hacer frente al potencial chino ha desatado la penúltima crisis geopolítica. El Gobierno australiano ha decidido cancelar un contrato con Francia y aliarse con Estados Unidos y Gran Bretaña para la construcción de este tipo de naves porque considera que son técnicamente mejores y serán más eficaces contra China si hubiese que usarlos. GETTY IMAGES

XL. Australia y Europa mantienen una estrecha relación económica con China. ¿Son demasiado dependientes de un superpoder autoritario como China?

K.R. A cualquier economía le conviene diversificarse. Además, si en el trato con una potencia de la magnitud de China somos el socio más débil, cada vez se nos impondrán más condiciones. Por otra parte, debemos preguntarnos si no se frenará el crecimiento económico chino, y si China seguirá siendo tan robusta como ahora. Todos estos son motivos para no basar el crecimiento global, y europeo, en ese único mercado.

XL. China ha castigado económicamente a Australia porque su Gobierno exigió una investigación independiente sobre el origen de la pandemia. ¿Qué pueden aprender otros países de ese ejemplo?

K.R. La principal lección que hay que extraer de estas coacciones es que los países frente a China deben actuar de forma junta. A las represalias de Pekín contra Corea del Sur, Noruega o Australia se aplica siempre el mismo aforismo chino: «Sha yi jing bai» ('mata a uno, advierte a cientos'). Por tanto, el principio solo puede ser: si coaccionan a uno de nosotros, debemos apoyarnos todos.

"Desde Lituania hasta Nueva Zelanda, ya no existe ningún país que no se vea confrontado con China. Nadie puede afirmar que es un problema de otros"

XL. Hace unos días, la Unión Europea anunció su estrategia para el Indopacífico. Bruselas no apuesta tanto por utilizar medios militares contra China, sino por una cooperación más estrecha con los vecinos de China. ¿Qué piensa de este enfoque?

K.R. La lógica de Europa acerca de China ha sido bastante simple en los últimos años y se compone de tres elementos. Primero: China es un problema de seguridad que afecta a los norteamericanos y a sus aliados asiáticos, pero no a los europeos. Segundo: China es una oportunidad económica para los europeos que debemos aprovechar al máximo. Tercero: China constituye un problema de derechos humanos al que, de vez en cuando, dedicamos 'teatro político'. Más o menos así funcionaba la cosa, si se me permite resumirlo de forma algo burda.

XL. Por supuesto que sí.

K.R. Sin embargo, eso está cambiando. La propia Europa ha sufrido ciberataques, Alemania experimenta las consecuencias de una cooperación estratégica entre China y Rusia. Los europeos han llegado a la conclusión de que China es un fenómeno global, con todas sus oportunidades y desafíos. El espacio asiático-pacífico se ha extendido hacia el oeste hasta el Indopacífico y, entretanto, alcanza, a través del canal de Suez, al Mediterráneo y Europa. Ya no existe ningún país que no se vea confrontado con China. Nadie puede hacer a China a un lado y afirmar que es un problema de otros.

"Con sus represalias contra Corea del Sur, Noruega o Australia, China aplica siempre el mismo aforismo chino: 'Sha yi jing bai' ('mata a uno, advierte a cientos')"

XL. Tras la firma del acuerdo AUKUS, la ex primera ministra británica Theresa May advirtió sobre las consecuencias de una escalada militar en torno a Taiwán. ¿Qué piensa de ese peligro?

K.R. No creo que Pekín ni Washington se propongan conscientemente librar una guerra por el estrecho de Taiwán. En cualquier caso, Pekín no lo desea en esta década, pues aún no está preparada para el combate, y se halla en medio de una reorganización de sus regiones militares y sus estructuras de comandos. Otra cuestión es que pueda ocurrir un accidente, similar al asesinato del heredero de la Corona austriaca en 1914, que condujo al estallido de la Primera Guerra Mundial.

XL. ¿Cuál podría ser ese acontecimiento?

K.R. Por ejemplo, la colisión entre aviones militares o buques de guerra. O bien una acción unilateral, como un nuevo Gobierno taiwanés –no el actual– que pudiera provocar una crisis en 2024 debido a una postura mucho más decidida a favor de la independencia.

XL. ¿Y cómo se podría evitar una escalada de este tipo?

K.R. Por desgracia, no gestionamos las crisis mucho mejor que en julio de 1914. Por lo tanto, el peligro no es que se produzca una guerra a causa de acciones políticas conscientes, sino como consecuencia de cálculos erróneos.

"Ante las represalias de China, el único principio de las democracias debe ser: si coacciona a una de nosotras, debemos apoyarnos todas"

XL. En su libro Sonámbulos, su compatriota el historiador Christopher Clark describe el modo funesto en que se movilizaron las alianzas europeas en 1914 en la Primera Guerra Mundial. ¿Se puede pensar en un escenario así actualmente?

K.R. Quien observe con atención la evolución de Asia oriental ya habrá empezado hace tiempo a leer la historia de la Primera Guerra Mundial de una forma diferente. La posibilidad de un conflicto con misiles es tan real hoy en el Pacífico como lo era entonces el peligro en Europa. El riesgo es incluso mayor, porque entonces había que enviar a los soldados al frente en tren y una movilización tardaba mucho más que ahora.

XL. ¿Y el peligro de que las alianzas militares ejerzan presión entre sí?

K.R. Aunque China no tiene aliados, en caso de conflicto, Rusia podría intervenir a favor de sus amigos chinos. Por eso, no podemos dejar de estudiar la historia de la Primera Guerra Mundial. Nos sirve como advertencia sobre las posibles consecuencias no intencionadas. Por ello he escrito un libro que se publicará el próximo año. Acabo de entregar el manuscrito a la editorial. Se titula La guerra evitable.


© Der Spiegel


Etiquetas: China