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En 1961 comencé a visualizar un futuro más allá de mi pueblo en Austria, Thal. Rodeado de gente sin ambición, vencida por la guerra, como mi padre, quería una vida diferente, más grande.
Asistí ese año al Mundial de Halterofilia en Viena; luego vi a Reg Park, Mr. Universo, en la película Hércules y en una revista, y me cambió la vida. Tenía 14 años.
Cuatro más tarde conocí a Reg Park en persona y comprendí que, si trabajas duro, moldeas tu cuerpo y ganas el título, se te abrían las puertas del cine. Fue así como, con 20 años, en 1967, me convertí en el Mr. Universo más joven de la historia.
Cobró forma, entonces, mi gran principio vital: «Visualízalo, créetelo, lógralo». Todo lo que he conseguido desde ese día lo he hecho de ese modo. Ser, primero, el mejor culturista del mundo; después, la mayor estrella de cine; y, más tarde, gobernador.
Como actor, recibí 250.000 dólares por Conan, mi primer éxito de taquilla; 750.000 por Terminator; 1,5 millones por Comando; 3 por Depredador; 10 por Desafío total; 15 por Terminator 2; 20 por Mentiras arriesgadas y Eraser, 25 por Batman & Robin; y, finalmente, 30 por Terminator 3.
Siendo gobernador (de 2003 a 2011), la prensa calculó las probabilidades de que un inmigrante como yo ganara siete veces Mr. Olympia y se convirtiera en estrella de cine y líder de California. Eran de un millón a uno. Por eso, al ver este libro, percibo cómo la combinación de visión, trabajo, suerte y mucha ayuda me ha proporcionado la mejor de las vidas posibles.
La gente me pregunta: «¿Nunca piensas relajarte? Puedes jubilarte y jugar golf; viajar por el mundo», pero eso nunca estuvo en mis planes. El golf nunca fue parte de mi visión, pero viajar por el mundo siempre ha sido parte de lo que amo hacer: promover el fitness, entretener a mis fans y cambiar el mundo; ahora con una cruzada a favor de las energías limpias.
«Mi padre quería que fuera policía, como él, y mi madre que estudiara FP, pero con 14 años diseñé mi propio plan: sería el mejor culturista de todos los tiempos. Mi primer paso fue irme a Múnich, en 1966, donde me ofrecieron trabajo en un gimnasio con los mejores fisioculturistas. Era un modo de irme de Austria y acercarme un poco más a Estados Unidos, mi sueño, donde estaban los mejores del mundo».
«Para 1974 ya había ganado trece títulos internacionales y me dije: 'Hora de pasar página'. Quería hacer cine, aunque no ser actor, sino la estrella. Posaba para Warhol, salía en Playboy, hacía películas..., pero los críticos decían: 'El caballo es más expresivo'. Hice entonces Pumping iron, el documental que popularizó el culturismo, y la gente ya no me vio solo como un tipo musculoso».
«Ya había hecho varios papeles e, incluso, gané un Globo de Oro, pero muchos en Hollywood decían que yo no podía ser actor con aquellos músculos, mi tamaño y mi acento austriaco. Por suerte, apareció John Milius y, gracias a mis músculos, me contrató para Conan el Bárbaro. El acento también jugó a mi favor. Igual ocurrió con James Cameron y Terminator. Sonaba como una máquina. Finalmente obtuve mi sueño: mi nombre en los carteles, encima del título».
«Tuve una infancia dura, de palizas y disciplina, pero, cuando mi padre y mi hermano murieron, eso me acercó a mi madre. Venía a los rodajes y estaba orgullosa. Ella murió en 1988, tras mi cirugía cardiaca; fue a visitar un día la tumba de papá y allí se quedó. Poco después hice El fin de los días y sentí que comenzaba a aburrirme. Quería algo más emocionante... Fue cuando me presenté a gobernador».
«Llegó un día en que el cine dejó de ser un desafío. Acababa de sobrevivir a un grave problema cardiaco y, entonces, en 2003, hubo unas elecciones inesperadas en California. Convencí a la gente de que, aunque no fuera el candidato más inteligente, lucharía por ellos. Me eligieron gobernador y fue la mejor experiencia de mi vida».
«Tengo cuatro perros, un poni, un burro (Lulu, en la foto) y un cerdo; animales que me ayudaron mucho a pasar la pandemia. Cada día juego con ellos, los limpio, también el establo... Durante hora y media no pienso en nada más, es mi misión. Siempre le digo a la gente: 'Mantente ocupado y sé útil'. Es lo que decía mi padre».