Borrar

Biología En busca del primer cerebro

Hace más de 500 millones de años surgieron los primeros cerebros. Los científicos siguen su rastro hasta el gran 'big bang' del mundo animal.

Explosión de vida. Durante el periodo Cámbrico surgieron hasta 50 grandes grupos de organismos. Aquí, recreación de criaturas marinas.

Lunes, 07 de Marzo 2022, 14:06h

Tiempo de lectura: 3 min

La historia de la evolución emprendió un giro radical hace algo más de 500 millones de años. Antes de ese momento, los animales llevaban una existencia plácida anclados fijamente al fondo del mar, se conformaban con obtener alimento filtrando el agua. Pero luego, en lo que para la historia planetaria es solo un parpadeo, tuvo lugar una revolución radical.

Fue como si la Tierra hubiera sufrido una invasión de criaturas alienígenas: de repente aparecieron animales de multitud de formas diferentes. Tenían cabeza, cola y a menudo extremidades; desarrollaron sentidos, ojos o trompas; muchos se armaron de espinas, pinzas o corazas. Todo esto ocurrió hace unos 540 millones de años, al comienzo del Cámbrico. Las causas de esta enorme variedad que comenzó como una especie de big bang del reino animal siguen siendo desconocidas. Lo que sí se sabe es que las condiciones necesarias para que se diera estaban ya presentes en la era anterior: el Precámbrico.

alternative text
Enigmático animal. En los 40 millones de años que se prolongó el periodo Cámbrico se dio una importante explosión de vida. Se han encontrado fósiles de hasta 50 filos (grupos de organismos) que incluyen algas, moluscos, organismos pluricelulares, trilobites... El Dickinsonia figura entre los primeros animales de los que se conservan restos. Es enigmático: lo han clasificado como medusa, gusano, anémona... Hay fósiles de hasta un metro de longitud.

La importancia de la simetría

A finales de esta era geológica aparecieron los animales del grupo de los Bilateria, seres cuyo cuerpo se desarrollaba de forma simétrica a partir de un eje central. Esta simetría resultó una innovación genial. Insectos, caracoles, tiburones, calamares y también el ser humano, todos ellos, surgieron de aquellos primeros seres bilaterales.

Los científicos sospechan que un precursor de ellos era el Dickinsonia, una criatura con forma de huso que estaba muy extendida en los mares de finales del Precámbrico. Con un grosor de pocos milímetros, pero más de un metro de longitud, el Dickinsonia poblaba los fondos marinos.

Durante el cámbrico aparecieron animales de muchas formas, con cabeza, cola y extremidades, ojos, trompas, espinas y corazas

Los científicos creen que, cuando terminaba de devorar las algas de una zona, se desprendía del fondo, nadaba unos centímetros y se posaba en un nuevo emplazamiento.

Resulta maravilloso pensar que la naturaleza haya podido fijar así para la posteridad los primeros intentos del reino animal por poner en práctica el movimiento.

Al mismo tiempo, este rastro fósil evidencia de una forma muy gráfica la estrecha dependencia entre la simetría bilateral y la capacidad de desplazarse: para los seres inmóviles, todas las direcciones son iguales. Por el contrario, una criatura que se mueve hacia un objetivo distingue entre 'delante' y 'detrás'.

El segundo paso crucial

Detlev Arendt, biólogo del Laboratorio Europeo de Biología Molecular de Heidelberg (Alemania), apunta la siguiente etapa en el camino hacia el primer cerebro a partir de otro fósil: el Spriggina, un ser de tres a cinco centímetros de largo que vivió en el Precámbrico.

alternative text
Un depredador inteligente. En el Cámbrico aparecen también los primeros exoesqueletos. Son las armaduras protectoras de las primeras presas que reaccionan de esa forma ante los primeros depredadores. Esa 'caza' comienza al aparecer criaturas que se movían y podían perseguir y devorar a otras.El Spriggina (en la foto, un resto fósil) es un antecesor de los artrópodos. Se cree que tenía ojos y era un depredador.

Su cuerpo era alargado, formado por entre dos y tres docenas de segmentos. En la parte delantera se encontraba una cabeza y dos depresiones que podrían ser los ojos.

Mucho más ágil que el Dickinsonia, «presuntamente, se movía como las serpientes», dice Arendt. Eso implicaría una coordinación precisa de todas las partes del cuerpo. De ahí que Arendt concluya que el Spriggina tenía un sistema nervioso central. Cuando los animales empezaron a moverse, se abrieron ante ellos nuevas formas de ser y de vivir. Arrastrarse, gatear, remar… los seres vivos fueron descubriendo nuevas posibilidades de desplazarse. Y sobre todo los animales capaces de moverse pasaron a tener a otros animales en su punto de mira. Había comenzado la cacería.

Aquel animal, el 'spriggina', se movía como las serpientes. Eso implica una coordinación precisa de todas las partes del cuerpo y, por tanto, un sistema nervioso

Para algunos, matar fue una ventaja decisiva en la lucha por la supervivencia.  Para los demás, su destino pasó a depender de la capacidad de defenderse de los depredadores o de huir de ellos. El ser humano lleva en su interior el legado de estos tiempos turbulentos.

Etiquetas: animales