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Montañismo Fotografía de mucha altura

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Imágenes tomadas al borde del abismo, impactantes pero también inspiradoras. Así son las instantáneas premiadas en el prestigioso concurso internacional de fotografía de montaña organizado por el Club Vasco de Camping Elkartea, de San Sebastián. Los propios autores las comentan.

Lunes, 23 de Agosto 2021, 13:45h

Tiempo de lectura: 5 min

Las emociones son el hilo conductor, humano y universal —dice Alex Buisse, autor de la imagen superior, ganadora del Segundo premio del CVCEPHOTO—. Contarle a la gente historias con seriedad y honestidad es lo que me esfuerzo por hacer cada vez que tomo una

Las emociones son el hilo conductor, humano y universal —dice Alex Buisse, autor de la imagen superior, ganadora del Segundo premio del CVCEPHOTO—. Contarle a la gente historias con seriedad y honestidad es lo que me esfuerzo por hacer cada vez que tomo una cámara. Ya sea un corredor que se concentra antes de una carrera olímpica, un refugiado que se convierte en el primero de su comunidad en recibir un título universitario o un escalador mirando hacia la montaña con la que se medirá».

Al igual que los demás participantes seleccionados en el certamen, Buisse alterna la fotografía con la práctica de deportes extremos al aire libre y coincide en declararse un auténtico agradecido a esta especialidad fotográfica que le brinda tantas oportunidades de vivir experiencias únicas.

«Son demasiadas para enumerarlas todas —dice Buisse—, pero en mi caso lo más destacado incluye navegar en un yate de expedición por el Cabo de Hornos, esquiar hasta el Polo Norte, nombrar tres (pequeñas) montañas en Groenlandia, carreras de aventura por Tierra del Fuego, escalada en K2 y ser izado desde un helicóptero de rescate por la noche. ¡No puedo esperar a ver qué pasa después!».

En su foto premiada de arriba se ve al montañista Jeff Mercier escalando una profunda grieta formada por agua de deshielo de verano, dentro de Mer de Glace, un glaciar de la ladera norte del macizo del Mont Blanc, en los Alpes franceses, de unos 7 kilómetros de largo y 200 metros de profundidad. Es, de hecho, el glaciar más largo de Francia.

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Sin cuerdas ni protección

«La escalada –cuenta el portugués Ricardo Alves, autor de esta imagen– ha sido mi gran pasión durante mucho tiempo y me ha llevado a lugares realmente inspiradores en todo el mundo. Empecé con la escalada con cuerdas, pero luego cambié al búlder [una modalidad que consiste en escalar bloques de roca o pequeñas paredes, de no más de 8 metros, sin los materiales de protección convencionales (cuerda, arnés, elementos de fijación, etc.)]. No muy lejos de casa, noté el gran potencial de búlder de Sintra y he estado abriendo nuevas vías allí durante la última década».

Alves cuenta que empezó a fotografiar a los 15 años con su primera cámara, una réflex manual de Cosina que sus padres le regalaron por su cumpleaños. Han pasado desde entonces más de 20 años y la fotografía –dice– se ha convertido en su sexto sentido.

Asistido por él, tomó está instantánea en Moe's Valley, un paraíso de arenisca ubicado en el estado de Utah, en Estados Unidos, que alberga una concentración considerable de rocas de primera clase para la práctica del búlder. «Me atrae la iluminación dramática en la naturaleza —dice Alves— y los elementos gráficos que crean composiciones dinámicas. Soy consciente de los pequeños detalles que hacen que una fotografía destaque y busco ángulos únicos con mi cámara para hacer fotos impactantes». En la imagen, Nuno Monteiro en plena escalada.

«Recuerdo bien cuando tomé esta foto –dice Alves–: el 21 de marzo de 2020, unos días antes de que se cancelaran todos los vuelos entre Estados Unidos y Europa por la pandemia, haciendo del viaje a casa otra auténtica aventura».

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Una fracción de segundo a 14 bajo cero

«Estar en el lugar correcto en el momento correcto y luego hacer lo correcto en el momento correcto: esa es la clave para todos los fotógrafos —dice Rainer Eder—. Eso no es fácil y, a veces, resulta incluso peligroso».

Eder realizó esta foto de noche, a -14º C. «Quería mostrar qué sucede si un montañista golpea el hielo al caer mientras escala —explica—. No es una toma fácil, porque no quieres que el escalador se haga daño y solo tienes una fracción de segundo. Para eso he tenido que usar dos cabezales extra –el Profoto Pro y el Profoto Pro B4– que posibilitaron congelar todos los trozos de hielo generados por el impacto del escalador. La velocidad del flash también fue alta: 30 flashes por segundo».

Rainer —un austriaco que vive en Suiza desde hace dos décadas— se convirtió en un profesional de la fotografía en 2005. Escalador entusiasta y muy activo en las redes, conoce –dicen– literalmente a todo el mundo dentro de la escena de la escalada.

Tomadas con igual pasión que la imagen de arriba, destacan también sus fotos de otros deportes extremos como el salto base, el freeride, el speedflying o el kajaking en aguas bravas. Lo que más le gusta de su trabajo –dice– es estar al aire libre, así como la variedad, los viajes y el contacto con mucha gente extraordinaria.

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¿Dentro del huevo de un dinosaurio?

La imagen parece tomada en un paraje de Jurassic Park, vale, pero es La Pedriza, en Manzanares el Real (Madrid), un maravilloso berrocal de la sierra de Guadarrama. «Un lugar mágico, inverosímil», dice Javier Urbón, autor de esta fotografía. Urbón (nacido en Palencia en 1971, pero madrileño de adopción) se interesó desde joven por la fotografía y la montaña. «Las dos son inseparables para mí —dice—: soy incapaz de ir a escalar sin una cámara en la mochila».

Actualmente se dedica también, con especial interés, a la fotografía nocturna, aeronáutica y militar. Ha ganado más de 40 premios y menciones de honor en concursos nacionales e internacionales.

«Me sigue motivando enfrentarme al reto de conseguir la foto perfecta —dice—, esa que está por llegar».

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En busca de la luz perfecta

El polaco Marcin Ciepielewski obtuvo el primer premio del certamen con esta foto tomada en Adršpach, una localidad del distrito de Náchod en la región de Hradec Králové, en la República Checa, cerca de la frontera con Polonia.

Al enterarse de que había ganado el certamen, Ciepielewski se mostró muy emocionado en su cuenta de Instagram. «Estoy muy feliz –escribió– porque es una de las competiciones más importantes en la que compiten cada año los mejores fotógrafos profesionales y amateurs del deporte de montaña:  372 autores de 58 países, con 952 fotos presentadas al concurso».

De su foto ganadora –a la que tituló La X– ha explicado: «Me fascinan las formas geométricas de la gran chimenea del risco Vraní věže en Adršpach, un lugar magnífico lleno de picos afilados. Mi idea era equilibrar la luz disponible con una linterna e iluminar las sombras de la chimenea. Quería crear un rayo de luz en el borde de la roca y conectar todas las líneas, los bordes de la roca y el rayo de luz en forma de X con mi amigo escalador Paweł Zieliński, en el centro de la composición». Podría decirse que la ha clavado.

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Las Tres Cimas de Lavaredo como nunca las vimos

Alessandro Cantarelli, ganador del tercer premio, se considera a sí mismo un 'adicto a las panorámicas' y cree que esta imagen —Lavaredo's Gloria— es quizá la mejor de cuantas ha hecho, que son muchas.

En ella se ven las Tres Cimas de Lavaredo –los tres famosos picos en los Dolomitas de Sesto, una subsección​ de los Dolomitas en los Alpes italianos–, iluminadas por la Luna con la cruz del monte Paterno (2746 metros) a un lado y la Osa Mayor sobre el pico más alto, más los faros de los escaladores que iluminan su ascenso hacia la cumbre.

«¡Los Dolomitas son un lugar tan emocionante! Montañas duras, peligrosas, llenas de historia y adrenalina. Quería fotografiar los Tres Picos como nunca antes se habían visto, y para ello teníamos que hacer algo extremo, así que decidimos escalar la cima del Monte Paterno. Hecha desde ahí, la imagen incluye ¡18 tomas!».