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El bloc del cartero

Estoicismos

Lorenzo Silva

Sábado, 24 de Septiembre 2022, 22:16h

Tiempo de lectura: 4 min

Nos da cuenta una de las cartas de esta semana del estoicismo de un semejante que tras un largo camino por la existencia y en uno de sus recodos postreros acepta que después de todo lo que hizo, y de todo lo que tuvo, llega el tiempo en el que lo que le cumple a uno es, sobre todo, conformarse. Tras siete décadas en la cresta de la ola, agasajada, acatada y hasta reverenciada, también la casi eterna Elizabeth de Windsor, para pesadumbre de sus admiradores, ha tenido que conformarse a no poder reinar más. Más allá de los fastos fúnebres, de la pompa y la circunstancia de la ocasión, no es más que otro ser humano rindiendo el aliento, como un día lo rendiremos todos. Que seres tan persistentes dejen de persistir es admonición para los demás: tras todas las ambiciones, cumplidas o no, sobreviene el silencio.

Cartas de los lectores

Inmortalidad

Leo cuatro artículos en XLSemanal en los que se menciona la inmortalidad: el escritor De Prada, en Dos cuestiones eternas; el neurocirujano Henry Marsh dice que no la considera por ser partidario de la muerte asistida; Sara Walker, física en Arizona, ve la inmortalidad como la huella que dejas en el universo; y Carmen Posadas se refiere a una empresa que graba una alocución de la señora Smith para sus deudos en su propio funeral, como hablando desde ultratumba. En suma, se ve que el ser humano se plantea antes o después la gran pregunta sobre la inmortalidad. Porque no somos simples animales evolucionados, como recuerda De Prada.

Laura Briones. León


Una reina de gran corazón

Ha fallecido la reina de Inglaterra Isabel II a sus 96 años y un reinado de 70. La he recordado no solo por su simpatía, sino, además, por un acto de verdadera educación y corrección hacia España, que voy a narrar. En una ocasión no muy lejana, al ínclito Fabian Picardo [Ministro principal de Gibraltar] se le ocurrió la mala idea y falta de escrúpulos de invitar a la reina Isabel II a visitar Gibraltar. La regia figura le contestó que no iría, «pues no deseaba conturbar la paz y la buena relación con los españoles, que no merecían ese agravio». Fue un gesto real de gran corazón, que me ganó mucho más por su simpatía, demostrando su hondo calado político, gran discreción y educación hacia todos los españoles. Gran reina, gran leyenda histórica para los libros. Gran reina inglesa para el mundo. Descanse en paz.

Francisco Javier Sotés Gil. Valencia


Conformidad estoica

Me extrañó verlo sentado en un banco, ya que, aunque tiene más de 90 años, siempre está paseando, en soledad, desde que fallecieron su mujer y la mayoría de sus amigos. Fue un empresario emprendedor exitoso. Le pregunté: «¿Cómo estás? ¿Bien?». Y me contestó sonriendo: «¡Me conformo!». Me impresionó la respuesta, que refleja coraje y sabiduría de cómo aborda el atardecer de su vida con sus pérdidas, declives y deterioros. Me imagino que repetirá cada mañana al levantarse la frase estoica: «Ni esperanza ni miedo».

Fernando Serrano Echeverria. Eibar


Abundancia

«Se acabó la era de la abundancia». Solo una frase más si no fuera porque fue pronunciada por uno de los dirigentes políticos de una de las diez primeras potencias mundiales. De seguido, cómo no, pidió sacrificios y esfuerzos a sus ciudadanos. ¿Qué es la abundancia? Conozco a gente para quien la abundancia es disponer de dinero en la cuenta bancaria después de pagar la luz, la hipoteca, la comida, el material escolar de los más pequeños. Para otros la abundancia es salir de restaurantes todas las semanas, ir de vacaciones al extranjero cada verano, tener veinte pares de zapatos… Otras veces es cambiar de teléfono móvil cada uno o dos años, estrenar ropa cada temporada… Con estos ejemplos me doy cuenta de que tomar la abundancia como concepto general nos lleva a plantear exigir sacrificios también de forma general, algo equivocado, ya que, ¿va a ser igual el sacrificio de no viajar de vacaciones a Venecia que el de dejar de calentar una casa en invierno? ¿Es igual sacrificar cambiar de teléfono móvil que dejar de comer carne o pescado frescos tres veces por semana? Mi abuela me transmitió que vivió luchando por tener de todo sin que nunca sobrara nada, algo que conseguía no olvidando que hoy te puede faltar aquello que ayer te sobraba. Porque, después de los sacrificios, ¿volveremos a buscar esta abundancia donde sobra mucho mientras a otros les seguirá faltando de todo? No habremos aprendido nada si el concepto de abundancia sigue teniendo tan dispares acepciones.

G. Martín. Aranda de Duero. Burgos (Burgos)

Tengo como pasión y oficio enseñar lengua española, su preciosa literatura y un latín moribundo que van enterrando nuevas leyes. Durante más de tres décadas he tenido la fortuna de contar con cientos de alumnos que ahora, felizmente, son padres de otros nuevos, apellidos recuperados de otro tiempo. Quienes fueron padres son ya abuelos. Y si antes llevaban a sus hijos ahora recogen nietos. Los esperan en el coche, en la puerta, con pequeños almuerzos que son tesoros, la sonrisa abierta y la mirada sabia, concentrada en ellos. Y también preocupada. Hace unos días reencontraba a un ayer padre de dos alumnos y hoy abuelo de otros tres. Quedó viudo y ahora, levantando cabeza, se ha redescubierto en sus nietos, que son su ilusión y su aliento. En la entrada y salida, en el baloncesto o el inglés, siempre está allí. Comen con él cada día y, sábado sí, sábado no, lo acompañan el fin de semana. Son su mayor dicha: tenerlos cerca, escucharles y hablarles. No sé qué les cuenta, pero –me dijo– les esconde poco. Vienen vientos oscuros, en casa cuesta encajar números y el futuro no da certezas. «Una luna sin manchas, así decía su abuela, que Dios guarde, una luna sin manchas. Es lo único que deseo a mis nietos».

Juan Manuel Ojembarrena Calvo. Pamplona 

Por qué la he premiado… Por su relato, que nos invita a descubrir dónde está la verdadera continuidad de nuestras vidas.