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El bloc del cartero

Escapistas

Lorenzo Silva

Viernes, 23 de Agosto 2024, 08:10h

Tiempo de lectura: 6 min

El escapismo está de moda. Aparecer y desaparecer se ha convertido en un arte que los adeptos al escapista elogian como genialidad, los interesados en que se escurra aceptan como mal menor y los contrarios a su impunidad, véase uno de nuestros lectores, deploran como fracaso y burla que nos lleva al ridículo. Sea como fuere, y se diga lo que se diga en su loa o excusa, el arte de escabullirse jamás será un arte mayor. Las cartas nos ofrecen esta semana algún valioso contraste. Continuar en la competición después de sufrir graves lesiones y recuperarse de ellas, aun a riesgo de una recaída que tristemente se acaba produciendo. Estar ahí al cuidado de quien lo necesita, aunque eso nos complique la vida y nos obligue a dejar de medir el tiempo. Quien se jacta de no estar, a la postre, acepta no contar en la partida.


LAS CARTAS DE LOS LECTORES

Burla

El fugado de la justicia Puigdemont ha aparecido. Un hecho que hubiera desembocado en su detención en cualquier país. Pero se le ha dejado pasear por Barcelona y dar un mitin en la calle. Los Mossos d'Esquadra no lo han podido detener. Se ha vuelto a fugar. Los mandos policiales deben ser depurados. He repasado la prensa extranjera y somos el hazmerreír. No podemos permitir que un forajido y presunto violador de la ley nos arrastre por los suelos. Tampoco los catalanes se merecen tener un cuerpo policial que en vez de ejecutar la orden de un juez la desobedezca. Ahora me explico por qué Cataluña es una tierra donde los delitos aumentan. Con esta policía los delincuentes están de enhorabuena.

Fernando Cuesta Garrido. Vitoria


Fortaleza y sufrimiento

En el llanto de Carolina Marín se puede sentir el sufrimiento de cada deportista al lesionarse. De toda lucha que no da frutos. No por no jugar bien, sino por algo que se escapa al control: las lesiones. Se me revuelven los sentimientos al verla echada en la pista llena de dolor por la lesión, por el tiempo de dura preparación, por las ilusiones que en un segundo se rompen. En el deporte hay que saber ganar y perder, pero cuando te tienes que retirar no haces ni una cosa ni otra. No ha sido justo (palabra cada vez más vacía de significado). Pero no me quiero poner trágica. Ahora mi admiración es mayor por Carolina. Quien puede mostrar ante miles de aficionados la fortaleza y el sufrimiento merece toda mi gratitud y mi aplauso. Más allá de lo gran deportista que es…

Alicia López de Heredia. Vitoria


Carolina

Lo dice toda España, abriendo telediarios y periódicos: es muy duro, está y estamos destrozados, pesadilla, una pena, sufrimiento de toda la nación. Mensajes de consuelo del rey, presidente del Gobierno, políticos, actores, deportistas, etcétera. Me enteré estos días, y no creo que sea el único español, de que Carolina es una profesional del bádminton que se lesionó en accidente de trabajo en una rodilla, y que debe de ser habitual, pues ya van varias veces. Carolina, voluntariamente, escogió esta profesión y ya sabía que tiene muchas más posibilidades de lesionarse en una rodilla que una administrativa, limpiadora o costurera. Por otro lado, el año pasado, en accidente de trabajo murieron en España dos trabajadores diarios, unos 700, y hubo unos 600.000 accidentes laborales. En muchos casos quedaron incapacitados para cualquier trabajo, en silla de ruedas o postrados en cama, y debido a su cotización, especialmente autónomos, con una pensión muy escasa o de subsistencia. En todos estos cientos de miles de casos ya no hay mensajes del rey ni del presidente ni demás autoridades. Ya no sufre España, ya no hay desconsuelo ni pena ni pesadilla.

Manolo Díaz. Culleredo (A Coruña)


Sus dos rostros

El otro día, poco antes de las seis de la mañana, una mujer entró en la estación... esta mujer dormía en la calle. Es la primera vez que me encuentro con una mujer mendigo, pese a los años que he trabajado de noche y la cantidad de mendigos con los que me he cruzado o hablado... nunca hubo una mujer. No os podéis imaginar qué mujer tan bella vi esa madrugada, ni el pelo tan bonito que tenía, ni os podéis imaginar la pena que sentí por esta chica. Se puso a hablar conmigo, yo veía a las dos mujeres que estaban en ella a un mismo tiempo y que la conformaban como un todo: a la mujer bella, espectacular, educada... y a la mujer doblegada, sometida, vistiendo ropas sucias, de rostro ajado por la dureza de vivir en la calle. La sentía atrapada por algo invisible que la oprimía, con un dolor callado, trágico, pesándole en el corazón; dolor que expresaba en su profunda mirada. Ella me hablaba, sus dos personalidades se entremezclaban ante mis ojos, yo veía sus dos rostros, que se alternaban ante mi mirada, que no podía apartar de ella: el rostro de la belleza sublime y el del dolor que consumía esa belleza. Ambos me hablaban al mismo tiempo, imponiéndose por instantes, uno u otro. Le di algo de comida y la información que me pedía. Hablamos de ser humano a ser humano y sentí la impotencia de no poder hacer nada por ella para que pudiera tener una vida digna. No sé dónde le llevarán sus pasos, espero que a encontrarse consigo misma en algún lugar indeterminado de su vida, en el que la intensa belleza que atesora su ser triunfe sobre la otra parte de sí misma que trata de derrotarla.

Luis Maroto Rivero. Correo electrónico


Compromiso cubierto

Una fecha, 27 de agosto de 2023, por la tarde, pueblo de la provincia de Cádiz, una moto, un coche, un cruce, varias infracciones, un pueblo costero que en verano triplica su población, una Policía Local desbordada, unas asistencias médicas sobre-pasadas, conductora de un turismo sin respetar adecuadamente una señal stop, quizás alcohol, quizás drogas, casco mal abrochado, tal vez teléfono móvil en mano, velocidad excesiva, cruce con poca visibilidad, juventud, ausencia de formación vial, falta de permisos de conducción, puede que dejadez, ignorancia o falta de preparación del delegado/a, de Movilidad, escasos controles preventivos de detección de alcohol y drogas, pocos controles de velocidad… La calle Barrameda con prioridad en todos los cruces adyacentes, sin ningún paso de peatones tan siquiera, ni resaltos, ni reductores de velocidad… Yo os pregunto: entendidos y responsables de la seguridad vial de Sanlúcar de Barrameda, ¿pensáis que con colocar las señales de prohibido circular a más de 20 kilómetros por hora ya tenéis cubierto vuestro compromiso?  La seguridad vial abarca evidentemente mucho más. En todo este año no habido mejoras en ese fatídico cruce, todo sigue igual a la espera de otro siniestro vial. Daniela se nos marchó hace ya un año, descendió un ángel del Señor para llevársela de la mano hacia el cielo, ya que aquí no supimos protegerla de tanto mal. Y ese mismo ángel quiso que yo me encontrara ahí precisamente, en esa intersección en ese preciso instante, en esa calle, entre Barrameda y San Salvador. Daniela, te prometo honrar tu memoria, e intentar remover conciencias y no consentir que el velo del olvido cubra tu recuerdo, ni el de tantos/as como tú, si Dios me lo permite.

Pedro J. Domínguez Rodríguez. Morón de la Frontera (Sevilla)


LA CARTA DE LA SEMANA

TRASCENDER EL CRONÓMETRO

texto alternativo

+ ¿Por qué la he premiado?

Porque nunca es tarde para sacudirse una servidumbre y cambiarla por algo mejor.

Nos hemos acostumbrado a medir el tiempo con precisión casi obsesiva. Cada minuto parece asignado a una tarea específica (trabajo, extraescolares, pasear a nuestras mascotas, compromisos, momentos de descanso). Sin embargo, a menudo olvidamos mirar a nuestro alrededor y ofrecer algo de nuestro tiempo a quienes más lo necesitan. En mi experiencia, un pequeño obstáculo, que en su momento percibí como una dificultad, terminó salvándonos de una existencia monótona. Mi hija nos ha enseñado que, aunque la vida nos presenta dificultades, siempre hay espacio para seguir con una sonrisa. Todos enfrentamos baches, y es entonces cuando el apoyo mutuo se convierte en luz de esperanza. No debemos esperar a que un obstáculo nos haga ver lo que vale la pena; debemos empezar ahora. Ofrecer algo de nuestro tiempo puede marcar una diferencia en la vida de otros. No subestimemos el poder de una sonrisa, una palabra amable o un gesto de apoyo. No solo ayudan a otros, también enriquecen nuestra propia vida con experiencias y conexiones humanas que trascienden cualquier cronómetro.

María Teresa Montañés Nerín. Correo electrónico