'Omakase'

Sentados en una tradicional barra de sushi, una docena de clientes se sitúan frente al maestro y se ponen en sus manos. No hay carta. Ninguno sabe lo que comerá. El cocinero va preparando al momento los distintos bocados en función del mejor producto que tiene cada día. Una treintena larga de pases, buena parte de ellos nigiris, pero también otras preparaciones que incluyen sopas, sashimis, frituras y asados en los pequeños hornos robata.

Mientras elabora el menú, el cocinero interactúa con los comensales, explicando cada paso, contando anécdotas y respondiendo preguntas en un ambiente que suele ser muy cordial. Ojo porque el omakase es muy caro. La calidad del producto y la exclusividad de la fórmula disparan el precio. La mayoría superan de largo los doscientos euros por comensal. Y sin bebidas. Pero si les gusta la cocina japonesa es una experiencia que vale la pena vivir. De los que han abierto recientemente en Madrid el más ambicioso es Sen Omakase, del joven Steve Wu, de origen chino, pero nacido en Mallorca y formado en Japón. Su menú incluye también una tradicional ceremonia del té.