El mayor experto en emociones Ad Vingerhoets, psicólogo ¿Por qué el ser humano es el único animal que llora?
El experto holandés Ad Vingerhoets lleva más de treinta años buscando la respuesta a esta pregunta. Sus descubrimientos son sorprendentes. Por ejemplo, no existen las lágrimas de felicidad.
Las lágrimas son traidoras. Revelan nuestros sentimientos más íntimos. Somos la única especia humana que arroja lágrimas emocionales, por eso descubrir las claves del porqué del llanto puede revelar mucho sobre nuestra evolución y nuestra propia naturaleza. Eso opina, al menos, el psicólogo holandés Ad Vingerhoets, que lleva más de treinta años buscando respuestas.
XLSemanal. ¿Por qué motivos lloramos con más frecuencia?
Ad Vingerhoets. La muerte, el divorcio y la añoranza. Siempre por separaciones, ya sean pasajeras o definitivas. Las lágrimas no muestran tanto nuestra tristeza como lo desamparados que nos sentimos.
XL. ¿Y por qué lloramos, a diferencia de otros animales?
A.V. A diferencia de otros mamíferos, los seres humanos nos desarrollamos muy despacio. Por eso, los niños son tan dependientes. Al principio recurren a señales acústicas para expresarles a sus padres lo que necesitan. En cuanto empiezan a gatear, ya no gritan tanto. Ya pueden acercarse hasta donde están sus padres y llorar, de forma más íntima. Las lágrimas les permiten pedir ayuda sin que todo el mundo se entere.
«Los hombres no entienden que las lágrimas de su pareja pueden ser una crítica y al tiempo una declaración de amor»
XL. ¿Pero por qué los niños no dejan de llorar cuando ya son capaces de expresarse con palabras?
A.V. Las lágrimas dicen: «¡Te necesito!». Naturalmente se puede decir lo mismo hablando, pero llorar es una señal social generadora de empatía mucho más poderosa que cualquier palabra.
XL. ¿Cómo va cambiando el llanto a lo largo de la vida?
A.V. El primer desengaño amoroso suele marcar un hito. En ese momento, la mayoría somos conscientes por primera vez de lo importantes que pueden ser para nosotros otras personas y de que podemos perderlas. Esta experiencia tan dolorosa es muy importante para el desarrollo de la sensibilidad, de la empatía. A partir de ese momento lloramos con más frecuencia por motivos sentimentales. Cuando tenemos hijos y nietos, los motivos sentimentales se hacen aún más importantes. Estamos más anclados, más imbricados en la sociedad a través de nuestros genes. Lo que pasa en ella nos afecta mucho más.
XL. ¿El llanto puede ser desinteresado?
A.V. No lo creo, pero ¿cuándo somos totalmente desinteresados? Cuando consolamos a alguien, también se podría decir que ver sufrir a otras personas nos resulta tan desagradable que por eso tratamos de consolarlas. Todo altruismo encierra egoísmo.
XL. Aristóteles decía que llorar nos libera del odio y del egoísmo. Y Dostoyevski escribió que las lágrimas purifican el corazón. ¿Qué dice la ciencia?
A.V. ¡Esta teoría se ha perpetuado con una tenacidad sorprendente! El bioquímico William Frey la consolidó a nivel científico con la llamada 'tesis de la catarsis'. Defendía que las lágrimas emocionales contienen más hormonas del estrés que las lágrimas reflejas, las que se producen cuando pelamos cebollas, por ejemplo. Por lo tanto, llorar debía de tener un efecto liberador. Sin embargo, en un estudio con colegas de todo el mundo, pregunté a 500 personas por su último episodio de llanto. Solo la mitad de ellas dijo sentirse mejor después de llorar. El 40 por ciento no notó ninguna diferencia, y el 10 por ciento dijo haberse sentido incluso peor.
XL. ¿Y de qué depende que llorar nos haga sentir bien?
A.V. Lo más importante es la reacción de la persona o personas que haya delante. Nada hace tanto daño en esos momentos como un comentario hiriente. Y no hay nada que deseemos tanto como que nos consuelen. Igual que necesitamos a los otros para conversar, también los necesitamos para llorar con ellos.
XL. Entonces, ¿por qué tanta gente esconde sus lágrimas?
A.V. Las lágrimas son algo valioso que solo queremos compartir con nuestros seres queridos. De niños, sobre todo con la madre; más tarde, con la pareja. La presencia de extraños no nos resulta agradable. Sentimos que esas personas no deberían contemplar nuestro desamparo y tampoco queremos su consuelo. Por eso, entre el 70 y el 75 por ciento de las ocasiones lloramos en casa.
«Las personas adultas pueden llevar una vida plena sin llorar, pero recibirán menos apoyo social»
XL. Pero si muchas veces la gente llora cuando está sola, ¿dónde queda la función social?
A.V. Aunque no haya nadie más presente, dudo mucho de que se llore en soledad. No tiene que haber una persona real, puede ser una foto, un SMS, un dios o el recuerdo de alguien.
XL. Entonces las personas de lágrima fácil deberían sentirse contentas, ya que eso las hace más sociables. En cambio, las que no lloran nunca lo tienen peor...
A.V. No es del todo así. Los adultos sí pueden llevar una vida plena sin llorar. Eso no los convierte en malas personas. La frecuencia con la que lloramos depende de muchos aspectos: de la personalidad, de las experiencias, del estado físico y probablemente hasta de los genes. Pero sí sabemos que las personas que no lloran reciben menos apoyo. El hecho de que tengan menos relaciones es como lo del huevo y la gallina: ¿no establecen vínculos porque tienen problemas de empatía o no lloran nunca porque viven solos?
XL. El compañero sentimental tampoco muestra siempre comprensión hacia las lágrimas de su pareja, a veces incluso puede llegar a sentirse manipulado.
A.V. Siempre queremos provocar algo con nuestras lágrimas. Queremos consuelo, queremos comprensión y, naturalmente, podemos cargar nuestras lágrimas con reproches, sobre todo en conflictos de pareja. Por eso los hombres, en parte, reaccionan de una forma incluso agresiva al llanto de una mujer. Simplemente no entienden que las lágrimas pueden ser a la vez una crítica y una declaración de amor.
XL. ¿A qué se refiere?
A.V. Cuando lloramos en el marco de un conflicto, lo que hacemos es decir lo mismo pero de distinta manera: te necesito, y tu comportamiento no se corresponde con mi «te necesito». Para mí, llorar delante de otra persona es uno de los actos más íntimos, precisamente porque se produce sin contacto físico.
XL. ¿Es cierto que las mujeres lloran más?
A.V. En las sociedades occidentales, las mujeres lloran de media entre dos y cinco veces al mes; los hombres, una o ninguna. Las mujeres citan muchas veces motivos triviales para sus lágrimas: una crítica en el trabajo, el ordenador que se queda colgado. En esas situaciones, los hombres lo que suelen hacer es maldecir. Desde niños se les enseña a reprimir las lágrimas. Pero en uno de nuestros estudios preguntamos a psicoterapeutas con qué frecuencia lloraban. No había diferencias entre géneros. Ahí se ve que el entorno vital tiene mucha más influencia que el género.
XL. A menudo se dice, y no sin cierta retranca, que las responsables son las hormonas femeninas.
A.V. Sospecho que es al revés. Las chicas de entre 12 y 14 años, que ya menstrúan, no lloran más que las chicas de su edad que todavía no tienen la regla. La prolactina, cuyo valor en sangre aumenta con la menstruación, no parece ser el motivo. La brecha entre géneros es mayor de los 15 a los 25 años, cuando los niveles de testosterona también son los más altos. Por eso creo que es la hormona masculina la que tiene un efecto inhibidor sobre las lágrimas emocionales.
«No lloramos porque estemos tristes. En realidad, las lágrimas son una señal son una señal de desamparo»
XL. En la antigüedad no se consideraba deshonroso que los hombres lloraran.
A.V. Pero aquellos héroes no lloraban por sucesos cotidianos. Fijémonos en el Ulises de Homero: tiene que separarse de su mujer y de su hijo para embarcarse hacia Troya. Durante la guerra pierde a su mejor amigo. Incluso hoy toleraríamos que un hombre llorara por algo así. A lo largo de la historia, el llanto ha pasado por una montaña rusa. En el romanticismo se lloraba desenfrenadamente. En la época victoriana, el llanto de los hombres era poco civilizado. Hoy, los hombres tienen especialmente permitido llorar en el mundo del deporte. Como se han esforzado tanto y han luchado tan duro, podemos entender sus lágrimas, al margen de que ganen o pierdan.
XL. ¿Puede enumerar cuántas formas diferentes de llanto existen?
A.V. Es imposible, es tan difícil como catalogar las formas de tristeza.
XL. A veces nos resulta difícil llorar incluso en las situaciones más tristes.
A.V. Hace poco estuve en un entierro en el que no se derramó ni una lágrima. Estoy seguro de que la pérdida dolía a todos los presentes. En caso de traumas o depresión, también puede suceder que las personas dejen de llorar. Tal vez es porque no buscan consuelo… Lo cierto es que queda mucho por investigar. Por ahora se ha demostrado que solo podemos controlar o reprimir parcialmente nuestras lágrimas. Muchos niños, cuando les dicen que uno de sus abuelos ha muerto, reaccionan con indiferencia, pero un par de semanas más tarde lloran desconsoladamente porque quieren un juguete o porque se les ha caído algo al suelo. A veces, los adultos tampoco sienten ganas de llorar, aunque tengan motivos. Pero si un amigo los abraza, el nudo en la garganta se deshace de repente y rompen a llorar.
XL. ¿Hay pueblos que no lloran?
A.V. Llorar de tristeza se da en todo el mundo. Pero cuando en una cultura no está socialmente aceptado, las personas encuentran formas alternativas de mostrar los sentimientos negativos. Los yolmos nepalíes tienen un canto llamado tsera para expresar la tristeza. Las mujeres lo entonan antes de su boda, por el miedo de mudarse a un nuevo hogar y dejar a su familia.
© Süddeutsche Zeitung
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