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Viernes, 02 de Febrero 2024
Tiempo de lectura: 2 min
El río Grande (o río Bravo) define tres mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos que son, desde hace años, el cruce fronterizo más peligroso del planeta. Y, aun así, crece sin parar el número de personas que lo intentan sortear: más de 2 millones anualmente; más de 6,3 desde que Biden es presidente. Se estima que han muerto más de 10.000 personas en 30 años.
Los migrantes se han convertido en el factor clave de la campaña electoral en Estados Unidos. El presidente Joe Biden ha aprobado más medidas que nadie en materia migratoria, pero no ha conseguido detener el flujo. Presionado por los republicanos, el líder demócrata considera incluso una ampliación del muro fronterizo que impulsó Donald Trump.
Muere gente en el río Grande, pero también en los desiertos mexicanos, las rutas marítimas del Caribe o la selva del Darién, cruce obligado entre Colombia y Panamá para quienes llegan desde Sudamérica. En 2022, la ONU contabilizó 1457 muertos por todo el camino, pero advierte: la cifra real es mucho mayor...
Joe Biden concedió estatus legal y permiso temporal de trabajo a 2,3 millones de personas, sobre todo venezolanos que ya residían en Estados Unidos. Esto hizo que muchos compatriotas –7,7 millones viven ya fuera del país– partieran hacia el norte esperando acogerse a la medida. Hoy, los venezolanos son el grupo mayoritario entre quienes 'asaltan' la frontera.
A pesar del peligro, miles de migrantes logran cruzar el río y, con mantas térmicas, esperan a ser identificados en la frontera de Texas. En el Congreso, la oposición condiciona cada negociación –ayuda a Ucrania, techo de gasto...– a contrapartidas en inmigración, el tema más sensible entre el electorado. Biden ha comenzado ya a deportar 'en caliente' y a negociar con México para que no lleguen a cruzar el río.