Espanyol-Sporting | Marcelino García Toral: «Hay que tener optimismo, todo es posible»

El actual entrenador del Villarreal, que cogió las riendas de un alicaído 'submarino amarillo' en noviembre (estaba a cinco puntos del descenso), finalizando la temporada octavo, luchando por entrar en Europa hasta casi el final, disfruta de unas semanas de vacaciones en Asturias. El domingo, como espectador junto a su hijo Sergio, vivió en directo el mazazo del gol de Puado. Una puñalada trapera para el sportinguismo, que se había relamido poco antes con el 'casi' 1-0 de Campuzano. «Fue una pena», recordaba ayer en conversación con EL COMERCIO. «El Espanyol se llevó un resultado inmerecido y creo que es favorito para jugar la final», opinaba realista el preparador de Careñes, que se vio en una coyuntura diferente con el Sporting, pero el mismo objetivo de fondo, hace dos décadas.

Entonces, no había el sistema del 'play off', implantado en la temporada 2010-2011. Si no, lo habría jugado. El Sporting de la temporada 2003-2004, la del 'casi' ascenso, se convirtió en responsable directo de recuperar la ilusión. Fue el corajudo equipo que firmó un épico empate en Ipurúa contra todo y contra el árbitro Rodado Rodríguez, que señaló dos penaltis y le dejó con ocho futbolistas sobre el campo. Hasta el último momento peleó aquel ascenso a Primera, pero se encontró con demasiados obstáculos.

Ahora, a pocos días de la vuelta del Sporting a Cornellá, Marcelino observaba la segunda entrega de la eliminatoria y ve una gran dificultad. «El partido es muy difícil porque hay que ganar por dos goles de diferencia en el campo del Espanyol y creo que es favorito», reiteraba. Pero, al mismo tiempo, avisaba: «Una cosa es ser favorito y otra muy distinta demostrarlo, que eso llegará al final de este segundo partido». En el fútbol, desde sus tiempos en Mareo hasta el Estadio de La Cerámica, pasando por Huelva, Santander, Sevilla, Valencia o Bilbao, ha vivido mucho. Por eso, declaraba, «no siempre el favorito gana y en este deporte muchas veces sucede lo contrario».

«El acierto es el que decide», prolongaba Marcelino, recordando con el recuerdo muy fresco el cambio radical de escenario que vivió El Molinón. En tres minutos, el guión saltó de esa ocasión clarísima de Campuzano al gol de Puado. «Son detalles y el domingo, en nada, se pasó del 1-0 al 0-1», remarcaba con la mirada puesta ya en Cornellá.

Pese a la dificultad de la empresa que tiene por delante el Sporting, que comenzó ayer a preparar la gran batalla del jueves en Barcelona (21 horas), Marcelino abría la puerta a la esperanza. «Hay que tener optimismo, ambición y pensar en que es posible. Lo que el domingo fue cruz, el jueves puede ser cara», añadía el prestigioso entrenador de Careñes.