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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Viernes, 24 de enero 2020, 02:42
Dos goles, dominicales en el Fernando Torres de Fuenlabrada, ratificaron este año una tendencia cada vez más acusada en el Sporting. No hay rival pequeño para este equipo, al que cada año se le atragantan más los recién ascendidos, síntoma del retroceso que ... ha ido experimentando hasta la fecha el proyecto. En el primer curso tras el descenso, con las subidas de la Cultural, Lorca, Albacete y Barcelona B, el Sporting hizo 14 puntos de 21 posibles en sus encuentros ante este grupo. El curso pasado la cosecha cayó, con solo 10 puntos. Este año, el conjunto rojiblanco solo ha sido capaz de ganar a la Ponferradina, perdiendo con el propio Fuenlabrada (2-0) -su rival de mañana- y cediendo puntos ante el Mirandés (0-0) y el Racing de Santander (1-1).
«Vamos con la intención de jugar para sacar los tres. Sabemos que el Fuenlabrada está haciendo una gran temporada, en una buena dinámica, pero estamos concentrados en nosotros mismos y en dar toda la intensidad que tenemos que dar y ser fuertes en El Molinón», reivindicó ayer Babin. El partido de este sábado tiene mucha miga y enseña espinas en el camino de Miroslav Djukic, que necesita resultados inmediatos para asentar su idea y oxigenar el ambiente. La ida de este enfrentamiento ya hizo mucho daño en el crédito de José Alberto, que parecía repuntar de forma temporal tras la mala impresión que había dejado el Sporting en el Estadio de Gran Canaria, dando paso esta derrota a la segunda crisis del técnico al frente del proyecto.
Estas experiencias, desgraciadamente, no han sido excepcionales en los tres últimos años. Paco Herrera acordó su salida tras caer derrotado en el Miniestadi frente al Barcelona B (2-1), muy mermado el Sporting, eso sí, por las bajas. Aquel partido quedó para el recuerdo por la extraña pareja que formaron en el doble pivote Nacho Méndez y el central Álex Pérez, soluciones de urgencia del entrenador catalán para remendar el boquete que había en el centro del campo. También un traspiés frente a un rival de este pelo activó la cuenta atrás para la marcha de Rubén Baraja. Derrotado en el Wanda, tres partidos después se encontró con una pancarta que le instaba a dejar el proyecto tras la visita del Córdoba a Gijón. Desde Madrid, todo se enrareció.
La tendencia de este año todavía es más acusada y negativa, aunque falta por actualizarla con los resultados de la segunda vuelta. Los rojiblancos apenas han podido rescatar 5 puntos de 12 contra los recién ascendidos a Segunda, con solo una victoria ante la Ponferradina, la derrota con el Fuenlabrada y dos empates cedidos frente al Mirandés y el Racing de Santander. Djukic tiene entre ceja y ceja cortar esa fuga de puntos mañana ante el proyecto revelación de este año en la categoría (El Molinón, 16 horas), que ya le sorprendió en el Fernando Torres y que llegará a Gijón con el exrojiblanco Hugo Fraile como bandera.
Contra el Fuenlabrada, el entrenador exhibirá el nuevo dibujo que ha diseñado para parchear el equipo hasta la llegada de los refuerzos que espera en el mercado invernal. Y lo pondrá a prueba como una medida de urgencia para tapiar El Molinón, de donde se están escapando muchos puntos. No es casualidad. La fiabilidad del Sporting como local se encuentra casi en mínimos históricos y responde a muchas razones. Entre ellas, la poca solvencia defensiva que manifiesta el proyecto. Si bien el Sporting no se encuentra entre los equipos más goleados de la categoría, le cuesta un mundo dejar su portería a cero. La estadística es engañosa y el serbio lo sabe. «Lo que nos da de comer ahora es esto», señaló hace una semana el entrenador, que solo fue capaz de cumplir esa máxima ante el Elche en sus tres primeros partidos.
Ahí tiene un largo campo de trabajo el entrenador rojiblanco porque, sumando la visita del grupo que dirige Pacheta, Mariño se ha ido sin mácula únicamente en cuatro jornadas como local. En el resto, de doce partidos en El Molinón, el gallego siempre ha tenido que retirar algún balón de su portería. Esta debilidad se acentúa a las puertas de un partido que recuerda que los modestos dejan de ser modestos cuando se enfrentan al Sporting.
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