El Sporting patina en el caos ante el Albacete

A esta 'Invernalia' de La Mancha salió el Sporting tuneado. Albés, protagonista en la previa, calzó siete novedades al once, con Campuzano y Kevin Vázquez asaltando por primera vez este año la titularidad. El catalán jugó de 'pica' del siempre móvil ataque rojiblanco. 'Duba', descansando, comenzó de miranda. Nacho y Olaetxea, mientras, engordaron más el cuentakilómetros.

El balón se movió conforme al lacrimógeno paisaje. Impreciso, huidizo de la finura. Condenadamente rápido cuando se propulsaba con un pie tenso y botaba. Un partido equilibrador de fuerzas, pero que el Sporting descifró pronto. En menos de diez minutos, dos bofetones que dejaron a la parroquia local 'cubito'. Dos golazos. Descorchó, cómo no, Campuzano. Listo como el hambre para olisquear sangre en un centro de Otero. Atacó a la espalda de sus marcadores, enredó a un tercero, Meléndez, y marcó con un parabólico zurdazo. Tercer gol de la temporada del goleador más prolífico de la plantilla. Un par de minutos después, combinando dureza y aprovechando con astucia callejera el embalamiento del balón con el bote, Otero reventó a Lizoain con el segundo de falta directa. 0-2. El Carlos Belmonte, patas arriba.

El Sporting empezó a gustarse un poco en el Carlos Belmonte. Hasta que le pasó la caraja, el Albacete se veía superado, incapaz de detectar a Gelabert ni a los tres atacantes, sobre todo a Campuzano. Ratonero, liviano, el delantero volvió a encañonar a Lizoain con un punterazo de fútbol sala para sumar velocidad, precisión y fuerza a la intentona. El balón se fue alto por muy poco. Que 'Campu' tenía el día, meritorio todo el tiempo, se confirmó cuando el pequeño atacante surgió de la nada para sabotear al Albacete en su mejor ocasión. El cabezazo de Juanma entraba, superando un 'gallo' de Yáñez, pero el catalán lo escupió en la misma línea. Martillo y escoba.

La secuencia, sin embargo, destempló totalmente a los gijoneses. También la necesidad de los de casa de espabilar. El 'Alba' se ató el balón al pie. Y el Sporting se vistió de sufridor casi hasta la caseta. Yáñez tuvo que intervenir para evitar, con una parada de catálogo, el gol de Agus Medina. Un susto. Termómetro del desabrigo gijonés. Al equipo le faltaba balón y le sobraba tiempo en su campo, hacia el que retrocedía incomodado por la presión de los manchegos. Rai Marchán empezaba a hacer jugar a los suyos, con todo el Sporting recogido. Cerrado a cal y canto. Esperando a que amainara.

Enchironado y todo, el equipo estuvo a un tris de hacer el tercero en una salida en falso del Albacete. Otero, al que hizo falta Rai, presionó y robo. Gelabert trincó la pelota, arreó hacia Lizoain, se cambió el balón para la zurda y disparó. El balón salió silbando muy cerca del poste.

Pero seguía empequeñecido y acuartelado el Sporting, lejos de su zona de confort en el cuadrado local. El 'Alba' bombeaba balones, fiado a los problemas del equipo de Albés para amansarlos bajo la lluvia. También para Yáñez. En uno de esos envíos, Juan María centró y Quiles, libre de pretorianos, despelotó el sistema defensivo del Sporting. Maras y Olaetxea, sorprendidos. Yáñez tampoco salió raudo al despeje. Y el pequeño delantero cantó bingo, llevándose un coscorrón de la salida del meta.

El Sporting regresó de la caseta asumiendo riesgos en su patio trasero. El partido demandaba un fútbol más primitivo y menos estético, con el balón cortante en cada tiro o centro. Yáñez tuvo tajo. Pero fue el equipo de Albés el que atacó con peor uva en un despeje/pase de Maras. Campuzano, el más canalla, se plantó ante Lizoain. Jon García le agarró, el delantero no se venció y disparó desestabilizado. Pero el meta le sacó el tiro. El posible penalti se fue al limbo para el árbitro con la definición.

Pero seguía sufriendo de lo lindo el Sporting, abierto en canal por las bandas. Yáñez salvó a los suyos en un eslalon 'messiánico' de Juan María. Y el VAR indultó una última vez al equipo tras un gol de Quiles, en una revisión larguísima. Difícil de peritar. Una jugada de lupa que se resolvió a favor del Sporting. Albés, viendo las señales de humo, metió del tirón a Róber Pier, Guille y Dubasin. El partido olía a chamusquina, pese a la ventaja.

Los cambios no enraizaron. El Sporting siguió metido en su área, achicando. Rebotando centros al área. Siempre, a la defensiva. Gelabert y Otero, maratoniano, intentaban estirar a los suyos con largas zancadas. Naufragaban. Queipo entró en juego para ver sobre el terreno el gol del exoviedista Riki. Premio a la insistencia del 'Alba'. Un martillo pilón ante el desplome del Sporting, superado y con poco balón. Yáñez salvó otra vez al equipo en una acción que fue decisiva. Porque un minuto después, tras una deliciosa maniobra de Nacho Méndez, un centro de Caicedo, recién entrado, lo embocó Jon García en propia. De ahí al final, más locura. El empate de Fidel, tras un error de Róber Pier. Y una prolongación de diez minutos ya sin daño.