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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Martes, 20 de febrero 2018, 03:45
«Solo tenemos que pensar en Osasuna», repetía ayer de forma machacona Carlos Carmona. Clausurado el fin de semana, con cierto malhumor en el ambiente por el escuálido valor del empate en una jornada que ofrecía un suculento bocado, la plantilla 'reseteó'. Terapia ... de grupo. Humedecer el dedo índice y pasar página. Pero antes de la renovación, todavía echaron los jugadores un último vistazo hacia Lorca. El grupo se reunió a primera hora de la mañana para ver el vídeo del choque y desmenuzar cada acto, detectando las debilidades, pero reforzando sus puntos fuertes. «Al margen de las cosas negativas que están sacando, me quedo con el lado positivo. El equipo fue sólido en defensa, no recibió goles y tuvo ocasiones para llevarse el partido. Si entra el penalti, habría sido otra historia», resumió el balear, sancionado el sábado y que vio el partido desde casa.
A partir de ahí, el entrenamiento abandonó la rutina de cualquier sesión de apertura de la semana. Tuvo matices diferentes porque en la cartelera del viernes no se anuncia un encuentro corriente. Rubén Baraja realizó un pegajoso marcaje a sus futbolistas, evidenciando un tratamiento especial al contendiente de esta jornada. Una competencia directa y la primera opción en el horizonte para pegar un garrotazo que se hace esperar, relajando los ceños fruncidos. «Si te aprietan bien es fastidiado. Por eso tenemos que estar preparados», les espetó el técnico vallisoletano a sus jugadores, a los que enfocó hacia la necesidad de finalizar todas las construcciones ofensivas para evitar sustos en los turnos de réplica del contrario. «¡Hay que acabarlo todo, todo!», concluyó Baraja.
Sobre esos aspectos pivotó el primer entrenamiento de la semana, intenso y pasado por agua. La cuadrilla de Rubén Baraja trabajó en situaciones límite, recreando las condiciones que se pueden producir en la durísima cita del viernes, con marcajes muy pegajosos y presiones muy agobiantes. Mucho roce y poco espacio libre para maniobrar. El equipo buscaba eludir todo esto con combinaciones rápidas y aperturas constantes a banda. La vía que utiliza este Sporting para propagar su peligro, especialmente en la banda izquierda, por donde corre a todo gas el afilado Jony.
En el trasfondo de esta exigente preparación está la obsesión por sumar de tres, compensar el empate de Lorca y, sobre todo, tumbar al mejor visitante de la Segunda División. Ni siquiera el Huesca de Rubi maneja los números que muestra Osasuna, que pelotea contra su hogareña tradición. Los rojillos han sumado hasta el momento 21 puntos en sus visitas, uno menos de los que ha cosechado en su pasional campo. La bajísima cifra de goles recibidos a domicilio (6, por los 18 que lleva, por ejemplo, el Sporting fuera de El Molinón) delata la complejidad del encuentro que se disputará este viernes. En una roca se ha convertido Osasuna sin el abrigo de El Sadar.
El poso que dejó el entrenamiento de este lunes, por otra parte, no manifestaba herida tras el estacionamiento de los rojiblancos en el Francisco Artés Carrasco de Lorca. Tampoco puede permitírselo el Sporting con los últimos quince partidos de la temporada delante de sus narices y uno de altura en tres días. Sí reconoció el equipo con detalles ganas de echar la mano al cuello de Osasuna en la cita del viernes y confirmar el músculo de El Molinón con un triunfo de respeto. Y queda por ver qué actores se pondrán al frente del reparto para el encuentro.
La sesión de ayer, en ese sentido, fue sospechosa y reveladora. Baraja encorsetó al once en torno a un 4-2-3-1, con Rubén García transitando a la espalda de Michael Santos y Carmona, limpio de tarjetas, devuelto a la banda derecha. Sí hubo un movimiento bastante llamativo en este pequeño simulacro, con la alineación de Álex Pérez y Alberto Guitián, que podría adelantar al italiano en el orden de preferencias. Está por ver si resultó una mera probatura del vallisoletano. Si se confirma el cambio, respondería a la búsqueda de una mejor salida de balón, manteniendo el poderío físico del madrileño.
No está descartado
En cualquier caso, el ataque también está emparedado entre dos interrogantes, dependiente de los próximos días. Al igual que Lora, Nano Mesa no está descartado para la cita. El club mantiene viva la esperanza de su concurso, con el jugador pendiente de la evolución que manifieste su tobillo izquierdo. Aunque el canario ya forzó para jugar en Lorca, enseñando una evidente cojera en la víspera, fue uno de los argumentos más interesantes del Sporting en la media hora que estuvo sobre el césped. Baraja tiene mucha confianza en el desequilibrio de este explosivo jugador. La patada de Digard le hizo ver las estrellas, dejándole fuera de combate, pero tanto el jugador como el cuerpo técnico han optado por darse un margen estos días para ver si llega a tiempo. Nadie quiere perderse la cita.
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