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VÍCTOR M. ROBLEDO
GIJÓN.
Viernes, 6 de abril 2018, 03:21
Más allá de la enorme trascendencia del partido ante el Reus, el Sporting tiene el domingo una cita con su propia historia. Un triunfo ante el equipo catalán permitiría a los de Rubén Baraja igualar la marca de victorias consecutivas alcanzada ... en la temporada 1979-1980 por el Sporting de Novoa.
Aquel Sporting arrancó la competición a velocidad de crucero. José Manuel Díaz Novoa se estrenaba en el banquillo rojiblanco en sustitución de Vicente Miera, quien había hecho historia en el club al alcanzar el subcampeonato liguero la temporada anterior. Enrique Casas fue quien propuso a Manuel Vega-Arango apostar por Novoa, cuya experiencia como técnico se limitaba a su paso por el filial sportinguista: el Deportivo Gijón.
A Novoa no le tembló el pulso ante el reto. Con una plantilla salpicada de internacionales absolutos -Jiménez, Uría, Cundi, Joaquín, Mesa, Maceda y Quini llegaron a acudir a la llamada de la Selección Española en algún momento de su carrera, mientras que Ferrero hizo lo mismo con la Selección Argentina-, el técnico gijonés supo sacar rendimiento de su grupo desde que el balón echó a rodar. Los rojiblancos arrancaron la temporada derrotando al Sporting en El Molinón (2-1), asaltaron el Vicente Calderón en la segunda jornada (1-3) y golearon a después a Las Palmas por 4-1.
El Sporting se situó líder en la jornada 4, tras ganar al Athletic en San Mamés por 2-3. Los rojiblancos se reafirmaron en lo más alto derrando al Valencia en casa (4-2) y no aflaron su ritmo en su visita a Vallecas, donde Quini anotó su histórico gol de volea (1-2). El Brujo fue precisamente el protagonista de la séptima victoria consecutiva de los de Novoa, con un 'hat trick' en la goleada por 4-1 ante el Barça. La racha llegó a su fin con un empate sin goles en el campo del Almería, precisamente la ciudad donde el actual Sporting se asomó al espejo de su precedente.
El equipo de Rubén Baraja cuenta por victorias todos sus partidos desde el 23 de febrero, cuando derrotó a Osasuna en El Molinón. El Sevilla Atlético, la Cultural Leonesa, el Huesca, el Rayo y el Almería han caído desde entonces ante los rojiblancos, que se agarrado a su buen momento para escalar posiciones hasta alcanzar el liderato provisional, a la espera de lo que haga el Huesca en su partido aplazado ante el Albacete.
Más allá de la categoría y de la época, entre los dos equipos existe una gran diferencia entre la forma en que alcanzaron sus marcas de imbatibilidad: los registros goleadores. El Sporting de la temporada 1979-80 era una máquina perfecta en ataque. Con Quini y Ferrero tremendamente inspirados, los rojiblancos anotaron al menos dos goles en todos aquellos partidos, aunque también encajaron al menos uno. El actual Sporting, por su parte, ha basado su éxito en su enorme fiabilidad defensiva. Hasta el gol anotado en el minuto 93 por el Almería el pasado domingo, los de baraja acumulaban siete encuentros sin que Diego Mariño tuviera que recoger el balón de la red.
El Sporting de Novoa cayó a la tercera posición tras perder ante el Zaragoza en la novena jornada, disputada en El Molinón. El equipo rojiblanco ya no se movió de esa plaza en todo el curso. La Liga fue para el Real Madrid, que desbancó del liderato a la Real Sociedad en la penúltima jornada. Los donostiarras cuajaron un campeonato casi perfecto, con una única derrota, pero dejaron escapar el título ante el empuje del conjunto blanco. La historia, no obstante, les tenía reservadas las dos Ligas posteriores.
Ahora, el Sporting de Baraja se aferra a su solidez y a su dinámica para encarar el tramo decisivo del curso en los puestos de privilegio. Desde el vestuario rojiblanco se ha insistido durante toda la semana en enviar un mensaje de prudencia y humildad, aunque nadie esconde que la importancia de la visita del Reus antes de afrontar las dos visitas consecutivas a Valladolid y Cádiz. El histórico precedente del Sporting de Novoa suena lejano, pero marca un camino ya explorado. Casi cuarenta años después, aquellas huellas hacia un título liguero fallido pueden llevar también hacia un ascenso.
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