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Lo realmente increíble del Sporting es que a estas alturas de la temporada, con el Sporting firmando ridículo tras ridículo en El Molinón, todavía se acerquen al estadio más de 15.000 espectadores. Los que acudieron a ver el debut de Martí en el banquillo ... rojiblanco frente al Zaragoza despidieron a su equipo con una sonora pitada después de presenciar un nuevo capítulo de una temporada para olvidar.
Martí debutó en el banquillo del Sporting después de que David Gallego fuera cesado por el club gijonés. Comentó el presidente de la entidad, Javier Fernández, que necesitaban un giro de timón para huir de la mediocridad en la que se encuentra el equipo, pero de nuevo ha quedado demostrado que el problema no se encuentra únicamente en los profesionales deportivos.
Sporting
Mariño; Bogdan (Campuzano, m. 82), Berrocal, Borja, Kravets; Rivera, Pedro Díaz (Nacho Méndez, m. 45), Villalba (Ramírez, m. 72), Jony (Puma Rodríguez, m. 54), Aitor (Gaspar, m. 54) y Djuka.
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Zaragoza
Álvarez; Fran Gámez, Lluís López, Jair Jr, Chavarría; Jaume, Eugepi (Vada, m. 60), Franchu, Narváez (Carlos Nieto, m. 84), Bermejo (Borja Sainz, m. 69) y Sabin Merino (Iván Azón, m. 60).
Goles: 0-1: m. 25, Jaume. 1-1: m. 90+3, Djuka. 1-2: m. 90+6, Azón.
Incidencias: partido disputado en El Molinón ante 15.470 aficionados.
Árbitro: González Esteban. Amonestó en el Sporting a Berrocal, Ramírez, Nacho Méndez, Borja, Djuka; y en el Zaragoza a Jair Jr, Vada.
El nuevo entrenador rojiblanco apostó por una revolución en la alineación. Varió el esquema para utilizar a Villalba y Pedro Díaz por delante de Rivera en el centro del campo. El primero estuvo intermitente y sin protagonismo en la mediapunta, mientras que el segundo volvió a evidenciar que necesita un descanso porque no se encuentra en su mejor nivel. Con el centro del campo perdido, el Sporting sufrió y se dedicó en la primera parte a buscar balones en largo para intentar aprovechar la velocidad de Jony y Aitor.
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Los pelotazos sin sentido ganaron protagonismo en una primera mitad en la que El Molinón sufrió con el espectáculo de su equipo. El nuevo Sporting intentó ser más vertical y agresivo, pero lo entendió mal. En lugar de buscar la portería rival con el balón en los pies, interpretó que la velocidad y la verticalidad la iban a encontrar con desplazamientos de más de veinte metros.
Sin fútbol con criterio, la tarde se comenzó a torcer unos minutos antes de la media hora de juego. De nuevo tras un saque de esquina. Un balón cerrado al primer palo terminó en la portería de Mariño. Ni el guardameta ni Berrocal fueron capaces de despejar el peligro antes de que Jaume encendiera a El Molinón.
La segunda mitad comenzó con una nueva revolución de Martí. El técnico no se casa con nadie y durante la segunda parte cambió a Pedro Díaz, Aitor, Jony y Villalba. Sin miramientos. Buscó la victoria con todo lo que tenía en el banquillo, pero el Sporting tiene varios grandes problemas que solucionar.
Si Pedro Díaz no está en su mejor momento, Nacho Méndez no aprovecha las oportunidades que le otorgan sus entrenadores. De nuevo estuvo lento para mover al equipo y apenas generó oportunidades para sus compañeros.
El único que generó cierto peligro fue Puma Rodríguez. Demostró que merece la titularidad por delante de un Jony que necesita más tiempo de adaptación a la competición. Todo lo que sea solicitarle resultados inmediatos será un error.
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De un centro del panameño nació el gol del empate del Sporting. El partido estaba en el tiempo añadido cuando Djuka empujó el balón tras un centro al segundo palo que tocó Gaspar. El Molinón no se lo podía creer. Sin apenas probar al portero rival, los rojiblancos se encontraron el empate en lo que parecía que iba a ser la última jugada del choque.
Otra de la revolución de Martí fue la de los dos centrales. Sin apenas pestañear sentó a Babin y Valiente para adjudicar la titularidad a Berrocal y Borja López. Puede que la apuesta del nuevo técnico por Berrocal haya sido la última. El central no estuvo bien en el tanto inicial del Zaragoza y cometió un error imperdonable en el fútbol profesional cuando El Molinón daba por bueno el empate.
En el último suspiro el defensa se durmió ante Azón. No despejó el balón y dejó al atacante solo frente a Mariño. El Zaragoza no perdonó. En cuestión de dos minutos el Sporting empató la contienda y se pegó un tiro en el pie. Ver para creer, pero el Sporting es eso. Un equipo condenado a la mediocridad, a errores garrafales y a derrotas indignantes como la vivida en El Molinón.
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