Alejandro Forcelledo
Gijón
Martes, 18 de abril 2023, 03:18
La indignación que supuso la anulación del gol de Víctor Campuzano del pasado domingo ante el Alavés no ha desaparecido con el paso de las horas. Todo lo contrario.
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El Sporting acariciaba ya su tercera victoria consecutiva y tanto los jugadores como ... la afición celebraban por todo lo alto tres puntos y la alegría de, además, conseguirlos casi en el último minuto de partido. La decisión que llegó al oído del árbitro del encuentro, el andaluz Quintero González, desde la sala VOR, dejó a El Molinón enmudecido y, peor aún, sin ninguna explicación convincente. Precisamente de las nulas aclaraciones recibidas se quejaban los jugadores al término del partido y el propio club en las últimas horas. El Sporting se puso en contacto en el día de ayer con el Comité Técnico de Árbitros para intentar conseguir una respuesta que, al menos, consuele después de lo ocurrido.
El propio David Guerra mantuvo un diálogo ayer con representantes del citado comité. El dirigente rojiblanco pidió algún tipo de explicación ante lo que consideran una acción desafortunada y lamenta que no haya una respuesta convincente sobre la anulación del tanto.
No es la primera vez que el presidente ejecutivo mantiene comunicación a este respecto con el comité técnico de árbitros. Esta misma temporada, en más de una ocasión, el dirigente rojiblanco ha alzado la voz para expresar el creciente disgusto del Sporting con algunas decisiones que han lastrado al equipo en la clasificación. La vez anterior, recuerdan, fue con motivo del empate ante Las Palmas donde el club rojiblanco no ocultó su indignación con el penalti señalado a Izquierdoz y la posterior expulsión a Marsà.
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La pasada semana, sin ir más lejos, el propio Guerra mantuvo un encuentro personal con miembros del Comité Técnico de Árbitros para hacer llegar cierto malestar y conocer de primera mano las razones de algunas decisiones controvertidas. El Grupo Orlegi, según han señalado fuentes del mismo, no tiene reparos en abordar este tipo de cuestiones, conscientes de la importancia que puede tener en el desarrollo de la competición.
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También saben que es una forma de representar a los seguidores, cuyo nivel de enfado es todavía mayor. El sentir de la afición es unánime después de lo ocurrido ante el Alavés.
«No sabemos por qué el Sporting se fue de vacío y encima tuvimos que esperar seis minutos para que se revisara una jugada», se queja Jano Murias, de la Federación de Peñas Sportinguistas. «La sensación es que en vez de avanzar cada vez es peor el uso del VAR y nadie sabe explicar con certeza qué es lo que sucede», dice este veterano aficionado.
En la misma línea se muestra Gustavo Alonso, el nuevo presidente de UNIPES. «Celebré muchísimo el gol, me llevé un palo tremendo cuando lo anularon. Pero llueve sobre mojado», avisa este socio rojiblanco. «Las herramientas como el VAR son muy buenas y con el tiempo irán mejorando, pero es que no veo ningún fuera de juego o, al menos, me genera muchísimas dudas y ante la duda deben dar gol siempre», explica Alonso.
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Murias entiende que tres árbitros «no pueden verlo todo», pero sostiene que sería «muy injusto» que un equipo pudiera perder la categoría o dejar de ascender «por una decisión que no tienen clara en ningún momento».
Lógicamente existen defensores y detractores del VAR, pero se podría decir que la mayoría de personas entienden que se deben unificar los criterios de actuación.
El exárbitro internacional Iturralde González es un defensor de la tecnología actual y acepta que puede haber «errores humanos», pero entiende que si contamos con los avances técnicos para el fútbol, «da igual que sea fuera de juego por un milímetro, hay que aceptarlo. No podemos pedir ayuda a la tecnología para luego quejarnos».
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El bilbaíno explica que con las últimas mejoras técnicas y el uso del fuera de juego semiautomático «ese error se minimizaría al máximo ya que no entraría el error humano a escena al ser la propia tecnología la que establecería el punto exacto del último defensor». Este tipo de VAR ya ha sido probado en el último Mundial, en la Champions League y en la final de Copa.
El ritual del VAR en un partido de fútbol comienza unas dos horas y media antes de que arranque el encuentro.
En un partido de Segunda División como el del pasado domingo en El Molinón son ocho las cámaras que se utilizan. Seis de ellas son usadas por un operador y las otras dos son fijas y dan señal desde el punto de penalti hasta la línea de gol. Estas sirven para chequear un posible gol fantasma. El resto siguen el juego.
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Antes del inicio del partido un técnico de La Liga coge un balón y lo hace botar en dos zonas distintas del campo. Ahí las cámaras se sincronizan con el bote para lograr que todas envíen la misma acción al mismo tiempo hacia la sala de visionado. Una vez colocadas y sincronizadas las cámaras, los operadores envían una serie de planos de varias zonas del campo desde la cámara máster y las dos del fuera de juego. Con esa referencia se marcan las líneas de los fueras de juego. Una vez calibradas esas cámaras no pueden moverse.
Cuando el balón comienza a rodar las imágenes son enviadas en directo hasta la sala VOR, del inglés Video Operations Room, situada en las instalaciones de la RFEF en la Ciudad del fútbol de Las Rozas. Las imágenes son servidas por la empresa MEDIAPRO, la adjudicataria de las retransmisiones de La Liga, pero la manipulación, la elección de los frames y las decisiones tomadas por el VAR las realizan los propios árbitros. Existe una segunda empresa, propiedad de SONY llamada Hawk Eye, es la misma que se ocupa del ojo de halcón en el tenis. Esta es la encargada de trazar las líneas del fuera de juego gracias a las imágenes que tienen los colegiados y además se ocupa de las comunicaciones entre la sala VOR y los cuatro árbitros del encuentro. Además esta misma empresa es la que instala el RRA, (Referee Review Area), la zona a donde se dirige el trencilla del encuentro para visionar las jugadas.
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Llama la atención la diferencia entre un partido de Segunda y uno de la máxima categoría. En un encuentro de Primera se utilizan 17 cámaras, nueve más que en uno de Segunda y de ahí que las quejas rojiblancas tengan aún más fundamento. Es lo malo de jugar en la División de Plata, las herramientas son menos que en la categoría reina y por tanto los fallos se producen de manera más habitual.
No todas las cámaras que se usan de más en Primera sirven para seguir las jugadas conflictivas, pero sí que al menos una más se usa a pie de campo y dos más en los fondos. Además, también se ubican aparatos en la grada de la 'U televisiva', cosa que en Segunda no sucede así como otros aparatos de sonido que permiten seguir mejor el fútbol y que dan a la sala VOR muchas más opciones de seguimiento y por tanto más pruebas para poder tomar sus decisiones finales.
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El Sporting se queja amargamente y sin remedio sobre esta jugada del VAR. Lastró una nueva victoria del equipo rojiblanco. En lo que va de temporada se cuentan con los dedos de una mano las ocasiones en las que el VAR beneficiaba a los de Ramírez. La última de ellas ocurrió en Las Palmas. Un gol de Pejiño que hubiera significado el empate fue anulado por fuera de juego en el inicio de la jugada.
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