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RAMÓN JULIO GARCÍA / JAVIER BARRIO
OVIEDO.
Miércoles, 13 de noviembre 2019, 01:52
La reunión de la junta de seguridad del derbi celebrada ayer en Oviedo, en la Delegación del Gobierno, dejó al descubierto la nula sintonía que existe ahora mismo entre el Oviedo y el Sporting, quien emitió un comunicado a media tarde, acordado con sus asociaciones de peñas, confirmando que rechaza las 1.200 entradas que el club azul tenía previsto enviar a Gijón. Fue su respuesta a la decisión adoptada de mantener el operativo de los últimos años para trasladar a todo el sportinguismo en autocares, escoltados por la Policía, contra la propuesta valorada y que había tomado cuerpo en los últimos días para flexibilizar el viaje, rechazada por el Oviedo.
Quedó en el aire una cuestión, pendiente de ser resuelta en estas próximas horas. Si el consejo rojiblanco formará parte de esa ausencia, en apoyo a sus aficionados, que no viajarán, salvo los que consigan entradas en la grada local, o si asistirá para arropar a sus futbolistas. De momento no está claro. Sí una postura. «El Sporting se ha negado a entrar en más discusiones que no pasen por el respeto a sus aficionados de forma igualitaria», comunicó el club en su comunicado.
La jornada fue intensa, marcada por las discrepancias y el rechazo a las propuestas que se fueron planteando. De inicio, el Oviedo y los representantes de la Asociación de Peñas azules, Aparo, mostraron su disconformidad con la decisión que se planteaba para que el sportinguismo pudiera acudir libremente al encuentro, salvo los «grupos peligrosos», a los que se trataría de controlar, abogando por mantener el dispositivo de encuentros anteriores, acortando los tiempos de espera. La propuesta encontró el rechazo de la Federación de Peñas Sportinguistas y Unipes, que solicitaban ir al partido por sus propios medios, sin tener que pasar por el dispositivo de seguridad de las dos últimas temporadas, tal y como se había dado a entender el año pasado.
En la reunión estuvieron por parte del conjunto ovetense los consejeros Manuel Paredes y Fernando Corral; el representante del Grupo Carso en el club, Federico González; el gerente David Mata, así como el responsable de seguridad, Jesús Manuel Álvarez. También acudieron Javier Pérez y Jaime Campillo, presidente y vicepresidente de la Aparo, respectivamente.
La representación del Sporting estuvo encabezada por el vicepresidente Javier Martínez, además de por Carlos Barcia. También estuvo Falo Castro, jefe de seguridad de El Molinón, y Adrián Núñez, presidente de Unipes, y Jorge Guerrero, su homólogo en la Federación de Peñas Sportinguistas. Este último propuso mantener el dispositivo de los últimos años, pero acortar los plazos, saliendo la caravana rojiblanca desde El Molinón en torno a las 13.30 horas. En cualquier caso, la Policía Nacional desestimó esta propuesta, al entender que no había margen de tiempo para llevar a cabo el dispositivo previsto.
Tras la reunión, tensa, la Delegada del Gobierno, Delia Losa, así como los responsables de las fuerzas de seguridad, adoptaron la medida que recogía el mismo protocolo de los anteriores derbis, pero con una reducción del tiempo de viaje -no tan grande como la propuesta por Guerrero-, así como un único cacheo a los aficionados, que se realizaría en el momento de acceder a los autocares en el estadio de El Molinón. El jefe de operaciones de la Policía Nacional, Anselmo de la Riva, explicó tras la reunión que se había planteado la posibilidad a los clubes de «adoptar un dispositivo con una cierta flexibilidad para dar un margen de confianza a las aficiones», pero que «los propios clubes y las directivas han preferido que se vuelva al dispositivo tradicional porque parece ser que no estaban muy contentos con que se les dé ese margen de libertad». Apuntó a renglón seguido que el Oviedo había defendido este posicionamiento, por lo que se decidió «volver al sistema tradicional, que es el que siempre garantiza al cien por cien la seguridad».
La propuesta final establecía que la salida del sportinguismo desde El Molinón se realizara entre las 12 o 12.30 horas y, a la conclusión del partido, los aficionados rojiblancos abandonarían el estadio tras hacerlo los del Oviedo, todo ello con el objetivo de «tratar de recorta un poco y evitar los dobles cacheos, la gente que venga cacheada entrará al campo sin más». Antes de conocer la decisión final del Sporting, además, ya comentó sobre la posibilidad de que no se desplazaran aficionados que «si no vienen me parecería una barbaridad porque tratamos de acompañar al equipo y ver un partido, y animar al equipo, no a pelearme con la afición contraria».
Las discrepancias entre ambos clubes y sus aficiones quedaron de manifiesto en todo momento. El vicepresidente Javier Martínez aseguró que «por parte del Sporting buscamos la comodidad de nuestros aficionados, que no se hagan eternas las llegadas y las horas previas al partido», incidiendo también en que «no vamos a permitir en ningún caso que haya diferencias entre los distintos aficionados del estadio de El Molinón». A mediodía ya adelantaba que en el caso de que se mantuviera el protocolo de otros partidos sería «bastante probable que nosotros tomemos la decisión de rechazar estas entradas si no llegamos a un consenso de que nuestros aficionados encuentren la comodidad para ir al partido». «No vamos a ir de cualquier manera. Ya hemos tenido dos años de experiencia y ahora se trata un poco de tener sentido común para que el partido se desarrolle dentro de un tono deportivo», concluyó. Martínez reconoció también que «hubo una propuesta de la Delegación, que era la libre llegada al estadio, que chocaba con los intereses del Oviedo, que entendía que no era procedente que las dos aficiones pudieran compartir espacios, cosa en la que pueden tener parte de razón en cuanto a extremar las medidas de seguridad».
Por su parte, Fernando Corral lamentó que la reunión no se hubiera celebrado con más antelación y confirmó también que la Delegación, «en aras de atender las peticiones de los años anteriores» y a que los tiempos se pudieran mejorar, pasó a tener solos en ese dispositivo de traslado a los grupos de riesgo, dando libertad absoluta al resto de los aficionados para que se desplazasen de «manera libre». Algo que el Oviedo no terminaba de ver. También hizo hincapié en «la colaboración que desde los clubes y aficiones hemos tenido en los dos últimos años, con dos derbis en los que no ha habido ningún problema. Nuestros aficionados recibieron al equipo en el hotel dejando el estadio libre».
Ya por la tarde, el Sporting emitió el comunicado en el que explicaba su intención de que, tanto en la ida, como en la vuelta, «no hubiera diferenciaciones (entre aficiones), conscientes de que el partido a disputar tenía que ser una fiesta del fútbol asturiano», matizando que el Oviedo se había «negado» a ello. De ahí que el club gijonés decidiera «no recepcionar entradas» para el partido, ni siquiera de las denominadas de cortesía y protocolo. «Lamentamos profundamente tomar esta decisión, que esperamos entiendan nuestros jugadores y afición», remataba el club.
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