Gallego: «Estoy deseando jugar con afición»

«He aprovechado para estar a mediodía en Quintanar del Rey y ver un poco el pueblo. La gente allí estaba un poco repartida entre la alegría y la tristeza. Para ellos habría sido muy importante que el partido se disputase en San Marcos, pero no pudo ser», explicó. Mientras mataba el tiempo muerto del preámbulo, se sumaba en una improvisada tertulia a Rafael y Elena Rico, residentes en Almansa, pero originarios de La Felguera. Y sportinguistas, por supuesto. «He llegado a tiempo para ver entrar a Gallego en el campo y le he dado muchos ánimos. Lo está haciendo muy bien y veo al equipo con opciones, pero la plantilla es corta. Vamos a ver si al menos le traen un delantero y un central en el mercado de invierno», cruzaba los dedos el presidente de la peña Manolo Preciado.

Los parroquianos de Quintanar, mientras, lo veían como lo que era. Un episodio histórico para el club. «Ánimo, fuerza y a luchar, que Quintanar está con vosotros», les espetaba un aficionado, bufanda verdiblanca anudada al pescuezo. «No viene Djurdjevic, ¿no?», preguntaba con la mosca detrás de la oreja. «¿Y Manu tampoco?». No, se le respondía. «Entonces podemos tener alguna opción. Fue un bajón que no pudiéramos jugar en San Marcos. El Sporting lo habría pasado mal allí», ampliaba.

Con el balón sobrevolando ya la noche de Albacete, en la grada se reconocían sportinguistas ilustres. Abel y Rodrigo Buznego, Javi Calleja y 'Pipo', de la peña Casa Kilo, seguían con preocupación la primera mitad desde la grada. En total, con colorido, había una veintena de sportinguistas entre una grada con 400. El gijonés Jorge Buergo, director general del Albacete, también estaba por allí.

En ausencia del presidente Javier Fernández, Joaquín Alonso y Fernando Losada encabezaron la delegación sportinguista. También Javi Rico y Noé Calleja vieron el partido en directo. El director deportivo entró por la puerta de la Ciudad Deportiva hablando de forma personal con el jovencísimo Pablo García, que regresaba al once titular. Y luego, a sufrir. El casi medio millar de vecinos de Quintanar completaron los 52 kilómetros escasos que separan esta localidad de Albacete para apretar los dientes junto a su equipo. Y vaya si lo hizo. El gol de Ricar, historia ya en Quintanar, congeló a la minoría sportinguista y encendió a la hinchada conquense. «¡Parece que estamos en El Molinón!», se congratulaban los aficionados de Quintanar en plena fiesta. Pero Cumic aguaba el festival, equilibrando el choque, en un desenlace que terminó con sustos por parte y parte, sobre todo para el sportinguismo. Ojiplático, viendo a su equipo fallar un buen surtido de ocasiones, y cómo Christian Joel evitaba el gol del local Manu tras un disparo al poste. Pero llegó el salvador de Borja, levantando la mano para otra ronda. «Parecía que estábamos jugando otra liga. Tengo ganas de jugar en El Molinón con gente», decía Gallego.