Carmelo González, exjugador del Sporting de Gijón y el Levante
«El ambiente que se vive en El Molinón se ve en muy pocos sitios de España»Carmelo González, exjugador del Sporting de Gijón y el Levante
«El ambiente que se vive en El Molinón se ve en muy pocos sitios de España»Carmelo González (Las Palmas de Gran Canaria, 1983) dejó huella en el Sporting de Gijón. El talentoso futbolista llegó tras el ascenso de ... Manolo Preciado y después de desvincularse del Levante, el rival de los rojiblancos este domingo (14 horas). Retirado ya del fútbol, el atacante recuerda su paso por un club que le marcó. «Me siento un sportinguista más», afirma desde su tierra natal.
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–¿A qué se dedica ahora?
–Trabajo en el servicio técnico de un hotel de cinco estrellas. Llevo cuatro o cinco meses y estoy muy contento. A veces los futbolistas se retiran antes de tiempo y pasan un tiempito hasta que se adaptan a la nueva vida. Eso ya lo pasé y ahora estoy feliz, no siento la necesidad de ser futbolista profesional otra vez, que es importante. El juego me sigue gustando, voy a jugar con los amigos o los compañeros de trabajo.
–¿No le tira lo de entrenar?
–Me saqué los tres títulos y no sé ni por qué lo hice, creo que fue porque como jugador profesional parecía que era lo que tenía que hacer, pero no siento esa atracción por ser entrenador y seguir ligado al fútbol. Siempre he sido un poquito especial en ese sentido, no me ha gustado mucho la fama, lo que rodea el fútbol; me gustaba el juego en esencia.
–Llegó al Sporting tras una negociación exprés. ¿Tan claro tenía que quería venir a Gijón?
–Era un momento complicado, venía de hacer una gran temporada con el Numancia, subimos a Primera. Pero pertenecía al Levante, aquel verano hubo problemas económicos y no quería seguir ahí. Tenía ofertas del Hércules, del Celta, antes de firmar vino el Racing de Santander, pero cuando vino el Sporting ni me lo pensé, aunque no era la mejor oferta económica. Cada vez que jugaba allí sentía que en El Molinón se vivía el fútbol de otra manera.
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–Fue su regreso a Primera.
–Influyó mucho. Debuté con 18 años, muy prematuro. Tuvimos la desgracia de bajar a Segunda. Intentas seguir la carrera, pensar 'ya subiremos', y no te das cuenta hasta que pasa mucho tiempo de que estar en Primera es muy difícil. Me puse entre ceja y ceja volver. Cuando ascendí con el Numancia sabía que era una oportunidad que no podía dejar pasar. El Sporting subió, había jugado allí, con el estadio lleno, la afición con su equipo, y todo ese me encantó. Económicamente tenía mejores ofertas y creo que no me equivoqué. Fui muy feliz y el club y la gente se portaron muy bien conmigo. El ambiente que se vive en El Molinón se ve en muy pocos sitios en España.
–¿Qué se encontró?
–Había un equipo justito que económicamente no tenía grandes posibilidades, pero era un grupo unido, joven, con ganas de hacer las cosas bien, un entrenador como Manolo Preciado que era un motivador espectacular. Empezamos mal, jugábamos bien pero encajábamos muchos goles. Pero luego, como buen grupo, hablamos, vimos lo que había que mejorar y la cosa fue cambiando, ya no éramos la Cenicienta de la categoría. Fueron cinco años maravillosos, siempre peleando por no bajar, pero aceptando el reto.
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José Luis González
–Siempre se destacó su técnica. ¿Venía de la calle o de la escuela?
–Un poco de todo. Venía de jugar en el barrio con los colegas, también en el fútbol sala. El jugador canario normalmente es técnico. Además de eso, está la parte de la escuela de Las Palmas. Desde cadete tuve un entrenador, Manolo Marrero, que dedicaba más de cuarenta minutos de cada sesión a la técnica individual. Había un trabajo detrás.
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–Ascendió dos veces a Primera. ¿Cuál es la clave?
–Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que puedes tener un equipo con una calidad tremenda, pero si no hay un grupo con una gran unión, donde todos se pongan a una, donde las discusiones del campo se queden ahí, no hay base para que un equipo pueda triunfar. Evidentemente hacen falta jugadores, pero la clave es esa.
–¿Le penalizaron las lesiones?
–Tuve demasiado problemas con los aductores, a día de hoy todavía no sé por qué pasaba eso. Cuando salí de Gijón no volví a tenerlos. Quizá el querer estar antes de tiempo me hacía retroceder en las lesiones. A día de hoy me tomaría una semanita más, y mira que los doctores que estaban ahí eran prudentes y me paraban. Las ganas de ayudar me pasaron factura.
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–A usted no le gustaba la fama, pero esa parte del fútbol no ha hecho más que crecer. ¿Cómo lo percibe en la actualidad?
–Soy como tímido. Las alabanzas un día, las críticas otro, no me influían porque no seguía los medios de comunicación. No me sentía cómodo cuando me alababan, lo percibía como una debilidad. Me refería mucho a Twitter ('X'), una plataforma en la que la gente no da la cara y te insulta. Todo eso, si tienes redes sociales, te va afectando. Si fuera entrenador prohibiría a mis jugadores que tuvieran Twitter. Es una manera de que te descentren, ahí vale todo. Por mi forma de ser no lo entendía.
–Aunque no tenía perfiles en redes, algún problema vivió.
–Creo que fue el principio de mi fin en Gijón. Un padre se había inventado por Twitter que no quise ir a un campus de verano de los niños y se montó un gran revuelo. ¿Puede creer que no me enteré hasta el día siguiente de lo que estaba pasando? Decían que me había negado a ir con los chiquillos y se montó una bola enorme de la que no me enteré porque no tengo redes. Luego era difícil pararlo, habíamos descendido y me cogieron un poco de cabeza de turco. Me duele un poco porque creo que no era la manera de irme del Sporting. El club se portó muy bien conmigo y les tenía mucho aprecio. Fue una manera fea de irme de un club donde esperaba seguir para triunfar. Pero ninguna queja. Es un club señor, me reconozco como un sportinguista más y mantengo amigos en la ciudad.
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–¿Qué falló en aquel Sporting para no seguir en Primera?
–La unión del grupo ya no era la misma, había grupos, los problemas que se solucionaban en dos horas ya la gente se los tomaba diferente. Luego echaron a Preciado, empezaron a venir un montón de entrenadores... Se veía que íbamos a descender, y mira que el club puso todo para intentar salvarlo, pero el grupo se había roto.
–¿Qué le parece el Sporting de Albés?
–No sigo mucho el fútbol, tampoco al Levante. Sigo a Las Palmas, voy al campo cuando puedo. No he visto ningún partido del Sporting, no veo muchos partidos, nunca lo he hecho.
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–Tanto el Levante como el Sporting están tirando mucho de la cantera. ¿Apuesta deportiva o económica?
–Lamentablemente, se tira de cantera cuando no hay dinero. En Las Palmas están saliendo chavales, pero solo se mira para ellos de verdad cuando están en Segunda y eso es un error. Las Palmas lo está haciendo bastante bien. El Sporting tiene potencial para sacar una buena camada.
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