«Como jugador era un cabrón de los que no quiero ahora»
David Gallego | Entrenador del Sporting ·
«La victoria ante el líder nos demuestra que podemos competir contra cualquiera. No renunciamos a nada»Secciones
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David Gallego | Entrenador del Sporting ·
«La victoria ante el líder nos demuestra que podemos competir contra cualquiera. No renunciamos a nada»JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Martes, 16 de marzo 2021, 11:32
En la distancia corta, David Gallego (Suria, 1972) confirma ese genio vivo. Pura dinamita y brochazos de realismo, aunque su Sporting venga de noquear al líder y su popularidad se haya disparado. Pero ha pasado mucho. Cada experiencia la lleva tatuada para no dar ... pasos en falso. Así, pese a que en Gijón ha caído de pie por su discurso directo y, sobre todo, el éxito de su gestión, las alegrías no le emborrachan el pensamiento. «La gente que se siente querida es cuando las cosas no van tan bien. En las buenas es fácil. En el Espanyol era querido, por ejemplo, pero en la jornada siete cantaban 'Gallego vete ya'», contextualiza el técnico en su entrevista en exclusiva con EL COMERCIO, la primera que concede a un medio asturiano.
-¿La victoria ante el líder dio un buen empujón?
-Nos demuestra que somos capaces de competir contra cualquiera. El equipo viene compitiendo muy bien toda la temporada, pero es verdad que este partido fue uno de los mejores.
-¿Está donde preveía estar en la tabla o donde soñaba estar?
-Se dan las dos cosas. Cuando empezamos, no renunciamos absolutamente a nada. Sí que queríamos crear una identidad propia como equipo; formar una comunión entre esa gente joven, que viene de Mareo y está empezando, y la gente veterana, que además son futbolistas a los que les encanta entrenar, el día a día. A partir de ahí lo importante era empezar bien. Siempre se cree mucho más en lo que se hace.
-¿Y qué más tenía en la cabeza?
-Crear una cultura de trabajo. No solo durante el entrenamiento, sino antes y después. Se generaron hábitos con los que sabíamos que, si se empezaba bien, íbamos a competir contra cualquiera. Para estar arriba tienen que ir las cosas muy rodadas, pero todo viene de lo que le explico. Con respecto al juego, va en función de qué jugadores tienes, qué perfil.
-¿Estudió mucho a qué podía jugar este Sporting en el verano?
-Mucho (sonríe). Muchas horas, muchos partidos anteriores.
-¿Del año pasado?
-Muchísimos. Me destituyen en la jornada ocho de Primera. ¡Imagínese! Todo el año. Se dio el tema del confinamiento y había partidos de domingo a miércoles. Nos hinchábamos. Toni (Clavero) y yo dedicábamos muchas horas a ver las individualidades del Sporting y otros equipos. Al final, eso es lo que determina a qué juegas. Puedes apostar a presionar más arriba, más abajo, pero el perfil de los jugadores te dice a qué jugar. A eso he dedicado mucho tiempo. Incluso hoy con los rivales. Uno de los análisis que más hacemos es el individual y del rival.
-¿Cuándo supo que iba a entrenar al Sporting?
-Fue todo muy rápido. Javi (Rico) contactó conmigo para reunirse muy al final de la temporada. Fue una simple charla: cómo iba, qué estaba haciendo. Ya después me reuní con el presidente. Más que explicarle mi idea, también quería coger información de lo que me iba a encontrar: qué jugadores iban a seguir, qué idea tenían, posibilidades de incorporar, Mareo, si había nutricionista...
-¿Le costó convencer a los jugadores de la salida de balón?
-No. Ha sido un proceso. En pretemporada trabajamos mucho lo defensivo: el orden, estar juntos. Básicamente, a nivel colectivo, cada bloque: alto, medio y bajo. ¿Cómo queremos manifestarnos? Insistimos mucho en bloque medio y bajo. Si dominas el bloque bajo, centros laterales, defensa del área y estas cosas, tienes mucho ganado. Los goles se hacen por ahí en un porcentaje alto. Lo trabajamos mucho a nivel colectivo, individual, por líneas. Luego, bloque medio. Y lo último, alto, lo más exigente. Aquí tienes que estar muy compenetrado. Si no, te superan. Empezamos de forma simple. Iniciación por si nos apretaba un punta. Luego, dos...
-Esa evolución también se ha visto en los partidos.
-Claro. En los primeros nos dominaban más. Queríamos ganar confianza desde la seguridad defensiva. Cuando tuvimos eso fuimos inculcando la salida. Soy un amante de la iniciación, pero antes tengo que saber qué perfil de jugador tengo. Una cosa es lo que quiero y otra lo que debo hacer. Vamos por ese caminito. De lo que a mí me gustaría creo que estamos a un 50-60% de interpretación, pero que hacemos muy bien. Tampoco les hemos dado herramientas para que vayan más allá. Esto es un proceso.
-¿Qué persigue sacando jugado el balón desde tan atrás?
-No rifar el balón. Pretendemos que llegue a los de arriba en las mejores condiciones. ¿Y con un desplazamiento en largo? A veces, sí. Pero en otras te lo da salir con un jugador más. Para mí es más fácil que un central salga con balón y tiempo a que lo haga presionado. Un segundo en el fútbol es la hostia. La gente quiere el balón rápido arriba, sí, pero en buenas condiciones. No nos pasamos el balón para no generar nada. Están sucediendo cosas.
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-¿Y el Gallego jugador cómo encajaba en esta idea?
-Era de estar entre líneas, de asociarme. Me podía ir más esto. También disfruto de una transición. Creo que el fútbol tiene que ser una interpretación de lo que está pasando. Quiero un equipo así, que interprete. Hay días que toca directo, otros replegar. Hay que saberlo. Si un equipo te viene a apretar arriba, a lo mejor los espacios van apareciendo jugando directo. El equipo bueno es el que interpreta lo que pasa. No se puede jugar siempre a lo mismo. A mí no me gusta jugar solo a una cosa, sino interpretar.
-¿Es más previsible una idea definida y continuada?
-Muy previsible. Los buenos equipos son los que están interpretando continuamente lo que está sucediendo. No hace tanto vi el partido del City contra el Madrid, que le empezaba a igualar. El portero del City comenzó entonces a jugar directo y su equipo ganó. ¿Cuándo ha jugado tan directo Guardiola? Para mí eso es de chapó. Una interpretación perfecta.
-¿Y le queda alguna sorpresa?
-Aún nos queda alguna (sonríe).
-Con 51 puntos, después de 29 jornadas entre los seis primeros, a ocho ya del séptimo, este equipo solo puede jugar por el ascenso, ¿no?
-¡Entonces ya no jugamos más! Como está hecho, no nos presentamos al siguiente partido. ¿Cree que en esta categoría no nos puede pasar que estemos cinco partidos sin ganar? ¿De verdad? Y si eso sucede y nos ponemos séptimos, ¿cómo vamos a respirar? Yo miro subir directo, pero soy realista. Eso lo va a dar ganar.
-¿Y cuándo se verá en 'play off'?
-Cuando tenga los puntos necesarios. ¿Si creo que tenemos posibilidades de jugar el 'play off'? ¡Sí, coño, y de subir directos! Posibilidades tenemos. Pero para eso hay que ganar el siguiente. El objetivo es lo inmediato.
-Pero al menos se han ganado esa ilusión, ¿no?
-Por supuesto. Y la tenemos toda. Hemos sido un equipo muy regular. Hasta hoy. El Numancia del año pasado estaba bastante arriba por estas fechas y bajó. Tenemos 51 puntos y estamos bien, pero en tres semanas lo vemos diferente. ¡Y le digo solo tres semanas! Hemos estado siempre ahí, sí, pero no hemos sido un vendaval. Algún partido concreto pudimos ganar bien, pero la mayoría, pequeños detalles. Parece que si no digo que el objetivo es el 'play off' la gente no está contenta. ¿Soy gilipollas? ¡Claro que quiero jugar el 'play off' y subir, coño! Pero no nos desviemos. No va a ser distinto porque lo diga.
-¿Su experiencia del año pasado en el Espanyol le cambió mucho su visión como entrenador?
-Hubo una previa de Europa, casi no tuvimos pretemporada, jugadores importantes que empezaron y luego se fueron. Se dieron circunstancias de entrenamiento a las que yo, como técnico, no estaba habituado. Eso, más todo lo que pasó de resultados, prensa, mi gestión en la élite... Nunca quieres ser destituido, pero fue agua bendita para mí.
-¿Estaba muy presionado?
-Me refiero a poder irme fuera del foco. Ver lo que pasaba y analizarlo desde otro lado me hizo ser hoy un David Gallego diferente. No sé si mejor o peor. Ese tiempo me sirvió para hablar con gente de los medios, para ver cómo me veían. También analizar mi gestión, trabajar con un 'coach'... Hasta ese momento no veía más que la tarea, el entrenamiento y el rival. No me preguntaba cómo era la gestión con el jugador, el día a día. Aproveché ese tiempo. No es que quisiera que me echaran, pero me ayudó mucho.
-He visto ruedas de prensa suyas pasadas. Se ha moderado.
-Mi mensaje era mejorable y lo estoy intentando. Aún se puede mejorar. Esa imagen es consciente. La otra no me beneficiaba.
-¿Tiene tanto carácter?
-Sí, tengo mucho.
-¿Y alguna vez le ha jugado una mala pasada?
-Sí, de jugador era un cabrón de los que no quiero ahora (risas). Soy una persona muy impulsiva, pero cada uno es como es. Soy de carácter y tengo que tratar de reconducirlo. Sobre todo, en mi ámbito saber que a todo el mundo no le puedo hablar igual. Alguna vez resbalo en eso. Tengo que sacar rendimiento a los jugadores. Me enfado y chillo. Me quedo a gusto. ¿Pero cómo lo recibe él?
-¿Cómo planteó la crisis de la covid?
-Hay que dar naturalidad a las situaciones que pasan. Sucedió y le puede pasar a cualquiera. A partir de ahí, el éxito está en que hay una serie de jugadores que, participen más o menos, se sienten importantes. Esa es la clave. Los que participaron en ese momento no lo solían hacer, pero porque no se les había dejado. No podemos dar de lado a nadie. Exijo lo mismo a Djuka que a Pablo, que ha participado menos.
-¿Y les hizo más fuertes?
-Lo que no desune, une. Y esto nos ha unido más. El grupo lo ha llevado muy bien.
-¿Cómo es su relación con Rico?
-Excelente. Hay una afinidad personal, pero a nivel profesional, mucha sintonía. Hablamos el mismo idioma. Hay mucha comunicación y además tiene una cosa, que me encanta, me pregunta el porqué de las cosas. Tiene que tener la mayor información posible. Me encanta que vea todos los entrenamientos.
-¿Qué futuro ve al proyecto?
-Necesita tiempo, a ver si se lo dan. Al proyecto, al técnico que toque, que los jugadores no se vayan. Pero la intención que hay con esta base es importante. Un espíritu claro de casa. Los grandes equipos, los que suelen tener constancia, se generan con estas cosas. La idea va por ahí. ¿Qué va a pasar después? Nadie lo sabe.
-¿Cómo es Campuzano?
-Cuando hablamos de mediapunta, hay futbolistas que son más medios que puntas. Manu, por ejemplo, es más medio que punta. Campuzano, más punta que medio. Nos hacía falta. Tiene llegada, movimientos de atacar la última línea, no de tan pasador. Va muy bien al espacio, aguanta bien el balón. Tiene gol y es trabajador. Si lo pones de '9', lo hace. Si juega con otra referencia, como Djuka, puede explotarlo mucho. Sabe cuándo venir y cuándo picar. No teníamos alguien así y nos hace más ricos. Estoy convencido de que el Sporting le va a sacar mucho rendimiento.
-Pedro, Manu, Nacho, Campuzano, hasta Gaspar. ¿Le da dolor de cabeza elegir por dentro?
-Pero nunca están perfectos todos al mismo tiempo. Uno siempre va a estar mejor que otro. ¿Todos al máximo nivel? Quiero tener ese marrón, pero no pasa.
-¿Cómo fue su primera charla con Djuka?
-Al llegar tuvimos una entrevista individual con cada jugador. Queríamos saberlo todo. Con Djuka, Javi (Rico) y Noé (Calleja) estaban convencidísimos de que era la leche. A mí me generaba alguna duda por lo que había visto. Siempre tenía alguna ocasión, porque se la generaba, pero no le veía fino y aparecía en situaciones muy lejanas, en el córner... Me generaba dudas, no me voy a poner una medalla. Trabajamos mucho con él, porque es alocado. Le pedimos menos desmarques de ruptura, que tiraba muchos, más pausa. Le enseñamos vídeos, le dimos cariño. Pero no hemos hecho nada. Ha sido él, Djuka. Siente que se apuesta por él. Yo no meto los goles. Y luego hay otra cosa, que es un jugador muy, muy competitivo. Lo quiere y da todo.
-También tiene carácter...
-Yo quiero gente de esta y no muerta. A mí deme de esta. Me encuentro hábil y cómodo con este tipo de jugadores.
-Le han tranquilizado.
-Con todo, tres de las cinco tarjetas que lleva han sido por hablar. Pero creo que con el día a día nos hemos ganado un respeto que también hace que se apacigüe. Pone mucho de su parte.
-¿Le ve el año que viene en el Sporting?
-Es un jugador que a mí me gustaría tener en el Sporting. Me encaja cien por cien.
-¿Le ve más de un año?
-Eso no depende de mí. Casi ni de él, tal y como está el fútbol. Sí le digo que a mí, como perfil de jugador, me encaja cien por cien.
-¿Qué importancia tiene para usted Javi Fuego?
-Todos son importantes. Javi aporta cosas de las que este equipo carece: orden, comunicación, que es de los pocos que comunica... La profesión la lleva al límite y eso es importante para el joven. Siempre está muy atento y concentrado, no se dispersa, y entiende muy bien el juego. Y da algo clave y es que, más que lucirse él, hace que el que está a su lado explote todo su potencial. Influye el talento, claro, pero Javi ayuda a que eso explote. Aporta mucho en el fútbol que no se ve.
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-¿Manu tiene que dar un paso?
-Está dando lo máximo que puede. A veces está mejor y otras, no tanto. Pero la gente se piensa que si no hace un buen partido es porque no quiere. ¡Es fútbol! Y en esta categoría es muy difícil, sobre todo para estos jugadores que reciben entre líneas. Los equipos son compactos y no permiten que haya mucha circulación por dentro. No es fácil encontrar a Manu. Estoy encantado con su predisposición, su trabajo, con cómo interpreta el juego. Evidentemente puede dar más, pero como todos, ¡eh! Quizá en su caso debe tener menos pérdidas y un poco más de ambición para acabar con cuatro o cinco goles. Pero tiene mucho talento. Es diferencial.
-Si hay un 'play off', ¿El Molinón con gente?
-Siempre. Sueño con eso, con vibrar con El Molinón lleno, junto a su equipo, este año. De verdad. Si jugásemos mañana una promoción de ascenso con gente sería la hostia.
-¿A este equipo, por su juventud, le vino bien empezar el año sin público?
-Iniciar un proyecto con gente tan joven y jugar a lo que nosotros proponíamos, quizá. Creo que ha habido jugadores que les ha podido venir bien en algún momento, pero todos queremos, evidentemente, el campo lleno. Esto es fútbol profesional. En condiciones normales tendríamos un valor añadido enorme.
-¿Este Sporting es fiable en un 'play off'?
-¿Cómo se mide la fiabilidad? Hasta la fecha hemos competido con todos y seguiríamos compitiendo, pero qué coño sé si un equipo viene aquí, pasa algo y nos hace un 0-3.
-¿Se dio cabezazos con el empate de Ponferrada?
-¡No! Al contrario. Hubo una decisión arbitral que no entendí, una situación ajena al partido. Pero mi satisfacción como entrenador era máxima. No me importó tanto que no ganásemos, sino que hicimos lo que planteamos. ¿Cree que mi felicidad está en que uno falle o no? No. Lo peor para mí es cuando no estamos bien. Aunque el equipo haya ganado. Estaré contento en la victoria, por supuesto, pero como entrenador no me sentiría realizado.
-¿Entrenador de vieja escuela o de nueva ola?
-Me gusta trabajar dentro de un colectivo y buscar rendimiento. Habrá unos códigos u otros. A mí no me sirve lo mismo para siempre. Es como el juego. ¿Esta salida me vale para siempre? Depende. Si tengo dos centrales que se ponen las botas al revés, no. Si tengo dos centrales que no interpretan una mierda, no. Igual en el grupo. Hay que intentar sacar de cada uno lo mejor. Yo creo en cómo es la gente.
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