ANDRÉS MAESE
GIJÓN.
Lunes, 9 de diciembre 2019, 03:44
Apenas faltaban dos minutos para que el árbitro pitara el final del partido entre el Sporting y la Ponferradina cuando Manu García controló el balón a escasos metros de la línea de banda. Se encontraba en el costado izquierdo, muy cerca de ... su banquillo. El mediapunta decidió encarar al central Russo y al lateral Son. Con el balón en su posesión, no dudó en enfrentarse a sus adversarios para que el encuentro terminara en las proximidades del área rival. Fue entonces cuando Son mandó a los vestuarios al rojiblanco antes de tiempo.
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Manu García recibió una fea carga con el codo del lateral de la Ponferradina, que le produjo una subluxación acromio-clavicular que le hace ser duda para los próximos encuentros del Sporting. Probablemente el canterano se vaya a perder los partidos que quedan para que termine el 2019. Concretamente, tres: Frente al Lugo y Extremadura en la Liga y el Zamora en la Copa del Rey.
El jugador tuvo que abandonar el terreno de juego en una camilla. Sus gestos de dolor hicieron pensar en lo peor. Mientras era retirado del campo, una parte de la afición aplaudió al asturiano mientras la otra pitaba al árbitro por no haber castigado la acción. Dicha jugada no gustó a los aficionados del Sporting, pero tampoco a los dirigentes del club, que no entienden cómo los colegiados son tan permisivos con ese tipo de entradas.
Los excesivos castigos recibidos por Manu García de las defensas rivales no son nuevos. José Alberto ya se quejó en más de una ocasión de la dureza empleada por los rivales para detener al mediapunta. Gran parte de las veces que es capaz de hacerse con el control del balón termina por los suelos.
Estos hechos también terminan por desesperar al propio jugador, que ya ha visto alguna cartulina amarilla por protestar al árbitro sus decisiones de no castigar las duras entradas que recibe semana tras semana. Pese a que Manu no es un futbolista agresivo, es uno de los más tarjeteados del equipo, con cinco amarillas en 19 jornadas.
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Los adversarios del Sporting son conocedores de que, si son capaces de detener al menudo atacante, los rojiblancos pierden gran parte de sus opciones de hacer gol. Con cinco asistencias, el mediapunta es el hombre que más peligro genera al rival.
Por ello, no hay partido en el que los defensas intenten intimidar a Manu García. Si pasa el balón, no pasa el jugador y viceversa. Una teoría que bien se puede emplear en el fútbol, pero que ha de ser castigada debidamente por los colegiados. Algo que ni para José Alberto ni los dirigentes rojiblancos ha sucedido en lo que va de temporada.
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Los jugadores de talento escasean en el fútbol. Tras varios años sin una referencia ofensiva, el Sporting por fin ha conseguido hacerse con un futbolista que bien puede marcar las diferencias donde pocos lo consiguen. Pero son los hombres más castigados. Las defensas tienen a Manu García en su punto de mira. Noquearlo es su principal 'arma'. El sábado la Ponferradina supo detener al jugador gran parte del encuentro, pero en la única jugada en la que recibió el balón en buenas condiciones pudo asistir a Uros Djurdjevic.
Esta mañana será examinado por los servicios médicos del club en Mareo. De los resultados de las pruebas dependerá si el año se ha terminado para él.
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