Los bares situados en los bajos de El Molinón tendrán que retirar las terrazas durante el derbi

La idea es que las sillas y mesas que están fuera los locales sean desmontadas una hora antes del comienzo del choque, previsto para las 18.15 horas. Los televisores tendrán que ser también apagados para evitar concentraciones de aficionados siguiendo el partido en los aledaños del estadio.

Los hosteleros podrán volver a instalar media hora después de la conclusión del choque las terrazas. En el interior de los bares, además, la afluencia se controlará para evitar aglomeraciones y que se respeten las normas establecidas en el marco sanitario. Y, además, se llevará a cabo una vigilancia especial en aquellos establecimientos de ambas ciudades donde habitualmente se concentran aficionados para evitar escenas como las vividas hace dos semanas en Bilbao, en vísperas de la final de Copa del Rey ante la Real Sociedad.

La decisión no ha cogido por sorpresa a los afectados ya que, en una reunión celebrada en verano y a la que acudieron todos los empresarios que tienen negocios en el entorno de El Molinón, ya se les advirtió de que podían tener terrazas a lo largo de toda la temporada, pero no cuando se celebrase el derbi. El argumento esgrimido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad es que hay que evitar a toda costa que se vuelvan producir imágenes como las del último derbi celebrado en Gijón, con muchos aficionados concentrados en algunos establecimientos siguiendo el partido sin respetar las normas sanitarias.

«Ahí hubo un problema gordo y ahora pagamos justos por pecadores», lamenta Cesáreo Eijo, propietario de Tierras Gallegas. Si bien reconoce que no le parece justo el enésimo castigo a la hostelería, asume que este cierre fue acordado meses atrás con la Policía, «aunque fue antes de saber todo lo que íbamos a sufrir», y por tanto «no tenemos nada que protestar».

«No es una medida mala, pero nos impide trabajar y viendo cómo están las cosas es un revés», reconoce Javier Rodríguez Chacón, encargado del Gyros. Considera que la mayoría de los ciudadanos «cumplen las normas» y los hosteleros responsables «intentamos que las cumplan». «Creo que no habría ningún problema, pero si lo han decidido así no podemos hacer nada», añade con tono de resignación.

«Hay que pensar en el bien común», explica Bernardo Alonso, propietario de La Cañada de El Molinón. Asegura que este cierre está previsto desde el verano tras la reunión con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Le gustaría, apostilla, que no hiciera falta, «pero ya vimos lo que ocurrió en el País Vasco antes de la final de Copa». Lamenta que no se haya tenido un mínimo de sensibilidad a la hora de gestionar estos cierres, que podían haberse evitado imponiendo tan solo la obligatoriedad de tener las televisiones apagadas para que no puedan ver el derbi en directo y aquellos clientes que solo quieran consumir puedan hacerlo. De todos modos, precisa, entiende la medida aplicada.

«Es una cuestión de responsabilidad», afirma Marco Castro, encargado del Carling Goal. Si bien admite que es una nueva «contrariedad», piensa que es comprensible que se tomen decisiones para evitar aglomeraciones y que eso pueda provocar un retroceso en la lucha contra la pandemia. En este establecimiento se congregaron en el derbi anterior muchos aficionados para seguir el partido y esas aglomeraciones son las que se quieren evitar ahora.

Las fuerzas de seguridad están alertadas. Ante esta circunstancia se espera un aumento muy importante de las dotaciones para intentar reducir la presencia de aficionados, que no podrán acceder al campo. Incluso, está en estudio acotar en la medida de lo posible el espacio donde se podría juntar la gente para que haya el menor número de personas.