Abelardo-Orlegi: dos formas distintas de ver el fútbol

El presidente del consejo del Sporting, por ejemplo, dejó claro en el foro de los aficionados que la renovación de Abelardo, que terminaba contrato el próximo 30 de junio, no era una cuestión capital ni que estuviera sobre la mesa de reflexión de Orlegi. Ni estaba previsto analizarla a corto plazo. Los dos habían estado cenando horas antes. A esto se añadió, contra el mensaje externo que trasladaba Abelardo, la sonora sentencia del dirigente mexicano: «Sería un gran fracaso no entrar en 'play off'». Días después, en declaraciones a este diario, Irarragorri matizó y descargó de responsabilidad al preparador: «Si no se consigue el 'play off', la responsabilidad será únicamente mía». Entre medias, preguntado por estas manifestaciones, 'El Pitu' reivindicó su trabajo y mirada ambiciosa, detectando menciones veladas hacia él: «He sido siempre un ganador».

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Los resultados, evidentemente, han sido el acelerador para la destitución de Abelardo, el entrenador más importante de los últimos años en el Sporting. El técnico no tenía ningún ultimátum sobre la mesa el viernes, aunque internamente había deslizado a su círculo de confianza que cualquier traspiés podía desencadenar en su destitución, al no detectar respaldo. El mal partido de Santander fue digerido como una sorpresa muy negativa en el club, con un planteamiento superado en la primera mitad y el ruido que venía de atrás. David Guerra, Gerardo García y Fredi llegaron a tiempo desde la cumbre de México de Orlegi para ver el partido en directo. La dinámica numérica, en ese sentido, es lapidaria hasta El Sardinero: doce partidos y una sola victoria en la Liga en el último tramo de la competición. Demasiado tiempo sin ganar. Una caída libre que ha dejado al equipo a tres puntos del descenso y a siete del sexto.

Contra eso, el técnico ha lidiado con una plaga de lesiones considerable en los últimos meses de 2022, alguna crisis interna con jugadores -hubo una discusión en Santander entre futbolistas- y una plantilla que parece muy justa en algunas demarcaciones, además de una falta de pegada condenatoria. La imagen del equipo, por el contrario, ha estado muy alejada de la degenerativa de la fase final de la 'era Gallego'. El Sporting ha sido un equipo gobernante de muchos encuentros, pero comprometido por sus errores. El resbalón de Santander, eso sí, tuvo más de conceptual y de apuesta táctica. Por este difícil camino se han ido afianzando canteranos como Queipo, Diego Sánchez y el propio Nacho Martín, titular en las dos últimas jornadas. También Varane se ha subido a esta ola desde el filial rojiblanco, participando ante el Rayo y el Levante. Pero los resultados han pesado. Y la distancia, clave.

A partir de ahí ha habido otras sonadas diferencias. Orlegi considera que su comisión deportiva, de la que forma parte Pepe Riestra, además de Gerardo García y los directores de gestión deportiva de Santos y Atlas, debe de adoptar las decisiones sobre fichajes con los informes de su departamento de inteligencia deportiva, no con los técnicos. Eso provocó discrepancias. La última, el fichaje de Jeraldino, trasladado a 'El Pitu' cuando ya se estaba cerrando. Con el añadido de la lesión. «Es un fichaje del grupo, ellos le conocían», se encogió de hombros Abelardo el viernes, concretando que el chileno llegaba con una lesión en «el ligamento lateral de la rodilla».

Otro punto de discordia estuvo a la vuelta de vacaciones, en la gestión del estado físico de algunos jugadores, que no llegaron en forma, como informó este diario. Abelardo y su cuerpo técnico eran partidarios de implantar un régimen sancionador para los futbolistas que incumplieran una serie de exigencias físicas, como el peso o el porcentaje de grasa corporal. Hubo discusión, pero el planteamiento no prosperó.