La habitación que le asignaron a Nazaret en el hospital de Bombay. E. C.

Coronavirus en Asturias | «Me trataban como a una apestada»

La gijonesa Nazaret Torre acudió acatarrada al hospital en Bombay: «Tenían miedo al coronavirus, pensaban que les contagiaríamos»

ANA RANERA

GIJÓN.

Viernes, 13 de marzo 2020, 03:47

«Es solo un catarro», llevaba repitiendo Nazaret Torre Carnero desde que le surgieron los primeros síntomas-tos y fiebre- durante un viaje de empresa a Bombay. Esta gijonesa, de 34 años, aterrizó a principios de marzo en la India, donde, al poco tiempo de su llegada, cogió un resfriado ... . «Me resfrié por culpa de los cambios de temperatura y del tabaco. Uno de los días, al salir de trabajar, me encontraba muy mal, así que decidí llamar al médico. Me puso varias inyecciones-que luego descubrí al ver el envoltorio que estaban caducadas desde hace cuatro años- y me dio medicamentos para bajar la fiebre, y mucolíticos», explicaba. «Estuve tres días poniéndome inyecciones y seguí con la medicación. Fue entonces cuando me hicieron un análisis de sangre y vieron que estaba todo bien», asegura.

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En el hotel donde permanecía alojada junto a algunos de sus compañeros de trabajo, comenzaron las quejas cuando la escucharon toser en el desayuno, pese a que explicaron a los trabajadores que no tenía ningún problema grave de salud.

El nerviosismo del personal del alojamiento no se redujo ni un ápice en los días siguientes y continuaron insistiendo en que si no abandonaba las instalaciones, acabaría contagiándolos. «Acordamos entonces para tranquilizarlos que se acercara otro médico a verme», quien le mandó ir al hospital.

Al llegar al Hospital Kasturba, los profesionales insistieron en que debía quedarse ingresada hasta conocer los resultados de las pruebas. «El problema surgió cuando me indicaron cuál era mi cama, esto es un asco, ahí podría coger cualquier enfermedad», apuntaba asustada. Desde su llegada ayer a este hospital, Torre Carnero buscaba cualquier solución para regresar a España o, al menos, permanecer ingresada en un hospital privado que le ofreciera unas mejores condiciones.

A su miedo se sumaba el pánico de los sanitarios ante los posibles casos de coronavirus. «Nos trataban como si fuéramos apestados, se enfadaban, ven un catarro y ya piensan que vamos a contagiarlos», se quejaba. Nazaret pasó cada minuto intentando salir de ese inhóspito lugar con la ayuda, en la distancia, de sus familiares y amigos, que buscaron, a la desesperada, una solución. «Es que, además, no me decían cuándo me iba a poder ir. Podían ser 24 horas o 48, no sabían decirme. No sabía lo que iba a pasar conmigo y esa era mi mayor frustración», apunta.

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A última hora de la tarde y tras muchos esfuerzos, sus compañeros consiguieron agilizar los trámites para conocer los resultados. Fue entonces cuando supieron que no padecía coronavirus y pudo abandonar el hospital. Una vez liberada de esta pesadilla, espera poder viajar a España el próximo día 16.

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