Qué es la sumisión química y cuáles son las precauciones que podemos adoptar

El Ministerio del Interior contabiliza desde hace tres años 162 infracciones penales por agresiones sexuales mediante la sumisión química. Un dato que últimamente preocupa más, después de que durante las últimas semanas haya aparecido un goteo constante de casos asociados a pinchazos a mujeres. Sin ir más lejos, la Policía está investigando un posible caso de sumisión química a una niña de 13 años en Gijón. La mujer podría haber sufrido un pinchazo con éxtasis durante las fiestas de Montevil y las primeras pesquisas se centran en un grupo de hombres de unos 50 años.

La sumisión química, tal y como define el propio ministerio que actualmente lidera Fernando Grande-Marlaska, consiste en la administración intencionada de una sustancia química (generalmente escopolamina aunque pueden ser otras sustancias o una combinación de ellas) para violentar sexualmente a la víctima.

Esta sustancia provoca efectos psicoactivos a una persona sin su consentimiento con el fin de modificar su estado de consciencia, su comportamiento o anular su voluntad. Este fenómeno parece haber adquirido una notable relevancia debido al incremento de los casos. La víctima se despierta en un lugar desconocido, sin saber bien qué le ha ocurrido y con la sensación de haber tenido algún tipo de relación sexual sin su consentimiento.

Uno de los principales problemas para los cuerpos de seguridad es la ausencia de restos de sustancias tóxicas en las denunciantes. Los ataques incluyen elementos de reacción rápida como el éxtasis que afectan la percepción de la realidad, o sedantes y calmantes que dejan inconsciente a las víctimas. Los ataques documentados ocurren siempre de noche y en locales de ocio, y las damnificadas aseguran que tras notar un ligero pinchazo aparecen los mareos, nauseas y demás síntomas que denotan el envenenamiento.

En España los primeros casos surgieron tras la celebración de los San Fermines el pasado mes de julio. Cuatro mujeres acudieron a los servicios de emergencia al presentar síntomas como mareos o pérdidas de conocimiento; todo ello tras notar un pinchazo en medio de una multitud de desconocidos. Desde entonces, estos sucesos se han repetido a lo largo del territorio, sobre todo en Madrid, Canarias, Baleares, Andalucía, Cataluña, País Vasco y ahora también en Asturias.

Las características principales de los casos muestran síntomas como:

- Somnolencia en exceso.

- Torpeza en los movimientos.

- Dolor de cabeza.

- Náuseas o vómitos.

- Visión borrosa.

- Realidad paralela: oyen o ven cosas raras.

- Falsos o inexistentes recuerdos.

- Pérdida de memoria.

- Ropa mal puesta.

- Desorientación.

- Presencia de desconocidos.

- Tus amistades o testigos afirman que tu comportamiento es raro o que no habías bebido tanto como para estar así.

Además de los síntomas hay algo que parece claro: la víctima sabe que ha pasado algo pero no puede pensar con claridad.

En caso de notar un pinchazo, las autoridades sanitarias recomiendan comunicárselo a tu entorno más cercano en ese momento, no sentir vergüenza ni miedo y pedir auxilio y alertar a los cuerpos de seguridad. Las víctimas deberán acudir a su centro hospitalario más cercano, para intentar localizar sustancias tóxicas en sangre que evidencien el ataque.

El consumo de alcohol o drogas conlleva un riesgo ya que las sustancias ingeridas pueden influir en el estado de consciencia y alguna persona se puede aprovechar de ello. Es recomendable vigilar la comida o la bebida que se pueda consumir. En decir, como medidas preventivas podríamos nombrar las siguientes:

- No abuses de bebidas alcohólicas.

- No consumas drogas.

- Vigila lo que bebes y lo que comes.

- Presta atención mientras te sirven la comida o la bebida.

- No dejes tu comida o bebida abandonada.

- Desconfía si te ofrecen comida o bebida que tú no has pedido.

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