Dhabia B. en las imágenes de la cámara de seguridad que la grabaron entrand en el edificio. En la mini-imagen, la pequeña Lola Daviet de 12 años facebook / delphine daviet
Asesinato de una niña en París

Lola Daviet fue torturada, violada, asfixiada y descuartizada: el espeluznante relato de su presunta asesina

Dhabia B., la mujer acusada del asesinato de la niña, relató ante el juez por primera vez cómo mató y torturó a Lola Daviet, la niña de 12 años encontrada en un baúl en Francia

Martes, 18 de octubre 2022

El crimen de la pequeña Lola Daviet en París no deja de consternar al pueblo galo, aunque el horror de este asesinato trasciende las fronteras del país causando una conmoción mundial. Los últimos detalles del caso de la niña que apareció muerta en un baúl el pasado viernes en la capital francesa han salido de la boca de su supuesta asesina. La acusada, Dhabia B., capturada por las cámaras de seguridad del edificio donde reside la familia de la pequeña, compareció por primera vez ante el juez de instrucción de París, a quien relató con total frialdad el macabro ritual que hizo pasar a la niña antes de matarla.

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El cadáver de la pequeña Lola fue hallado dentro de un baúl en el mismo patio del edificio donde vivía. El cuerpo presentaba claras señales de tortura, con varias heridas, marcas en manos y pies (donde dejó escritos a rojo dos números: '1' y '0'), y un profundo corte en el cuello que la dejaba casi decapitada. Dhabia B. se presentó ante el juez como acusada por el «asesinato y violación de una menor con actos de tortura y barabarie», momento en el que declaró el origen de todas estas heridas, relatando con frialdad como torturó, violó, asesinó y descuartizó el cadáver de la niña. Ante esta fría declaración, el juez decretó su ingreso inmediato en prisión. Sin embargo, la mujer se retractó más tarde de su declaración, alegando que solo había sido un sueño.

«Una mujer trastornada»

Dhabia B., argelina de 24 años, llegó a Francia legalmente en 2016 con un visado de estudiante. La policía tenía registros de ella desde 2018, cuando fue declarada como víctima de violencia de género, aunque el 21 de agosto de este año fue detenida en un aeropuerto francés por carecer de permiso de residencia. Por ello, se le impuso que abandonara inmediatamente el país; desde entonces, la mujer ha sido una inmigrante irregular.

Fue detenida en la madrugada del pasado sábado en Bois-Colombes (Hauts-de-Seine) tras ser identificada gracias a las imágenes de las cámaras de seguridad de la vivienda. Además de esto, varios testigos la señalaron como la mujer a la que vieron arrastrando con dificultad un baúl bastante pesado; por otra parte, algunos de los presentes comentaron que parecía «una mujer trastornada».

Por estas declaraciones y las de la propia Dhabia, se sospecha que la acusada padece trastornos mentales, aunque no son incompatibles con la custodia policial.

Su propio abogado defensor, Alexandre Silva, ha pedido a la prensa que cesen los «rumores» constantes sobre ella. Durante la declaración a puerta cerrada ante el juez, el abogado ha reconocido el auténtico «horror» que está sufriendo la familia de la víctima, pero ha recordado a la prensa el principio de la presunción de inocencia para su cliente.

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Música y café antes de descuartizarla

El pasado viernes, los padres de la pequeña Lola acudieron a la policía pasadas las 15.30 horas, cuando notaron que su hija no había vuelto a clase. Más tarde, al comprobar las cámaras de seguridad se descubrío que la pequeña sí había entrado en el edificio, pero no consiguió subir a casa porque no estaba sola. Otra mujer también estaba allí, Dhabia B.

Durante sus declaraciones ante el juez y los investigadores, los relatos de la acusada «fluctuaron» en gran medida, afirmando y negando varias veces los hechos; aunque desveló varios detalles espeluznantes del asesinato que coincidían con las pruebas encontradas en el cuerpo de la niña. Además de esto, la presencia en el edificio de la acusada es indudable pues las grabaciones de las cámaras de seguridad así lo testifican.

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Según la nota de prensa transmitida por la Fiscalía, la acusada declaró haber arrastrado a la pequeña hasta el apartamento de su hermana, la cual vive en el mismo edificio y fue una de las detenidas durante la investigación. Una vez allí, Dhabia relató cómo obligó a la niña a bañarse y después la abusó sexualmente («La agarré del pelo, le metí la cabeza entre las piernas (...), tuve un orgasmo»). Los invesigadores del caso declararon que la autopsia del cuerpo de la niña sí revelaba «múltiples lesiones», pero no había «lesión traumática de la esfera sexual».

Más tarde, Dhabia declaró cómo mató a la niña cubriéndole la cara hasta asfixiarla y que, después, se tomó un café y escuchó música antes de empezar a descuartizarla con unas tijeras o un cuchillo, de tal modo que dejó la cabeza de la pequeña colgando, casi desprendida totalmente del cuerpo. La supuesta asesina relató un detalle aún más macabro: bebió la sangre de la niña que había metido en una botella. Sin embargo, desde la policía se ha aclarado que dicho objeto no ha sido encontrado aún.

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La siniestra narración de Dhabia junto con las heridas y marcas que dice haberle hecho, coinciden con las pruebas obtenidas en la autopsia de la víctima. Sin embargo, después de impresionar tanto a los jueces como a los investigadores con semejante confesión, la acusada se retractó de su declaración, alegando haber narrado un sueño. Afirmaba que en su ensoñación, se defendía de un atacante, peleando con un fantasma, y que nunca sería capaz de hacer daño a un niño.

Al enseñarle una fotografía en la que se veía el cadáver de Lola, Dhabia simplemente dijo «ni calor ni frío, yo también fui violada y vi morir a mis padres». Los últimos avances de la investigación han dado un giro, considerando que el motivo del asesinato haya sido la venganza contra la madre de la pequeña, la cual es la cuidadora del edificio y, en teoría, no la habría dejado entrar.

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El cadáver de la niña fue encontrado por un sintecho de 42 años que estuvo detenido como sospechoso, aunque más tarde fue liberado. De entre todas las deteniciones por la investigación, se han liberado a otras cuatro personas; sin embargo, se ha mantenido la imputación sobre un hombre de 43 años.

A dicho sospechoso se le imputa un delito de «ocultamiento de cadáver» por haber transportado el cuerpo, además de acusarle de haber ayudado a Dhabia a ocultarse de la policía. Este hombre ha sido puesto bajo vigilancia policial, al no ser posible la prisión preventiva.

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