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El gobierno asturiano sigue dispuesto en llevar hasta el final su propuesta del uso obligatorio de las mascarillas en espacios públicos. Y ese final, para bien o para mal, tendrá su escena cumbre el domingo. Según adelantó ayer el consejero de Salud, el Principado llevará esta idea a la cita semanal de la Conferencia de Presidentes. Pero, por mucho que se rasque en la existencia de un plan para la implementación de esta medida, nadie tiene muchos más datos. Tanto la portavoz de Vox, Sara Álvarez, como la de Ciudadanos, Laura Pérez Macho, interrogaron en la Junta sin éxito al consejero acerca de los detalles de la propuesta: grupos de edad, tipo de actividad en las que será necesario su uso o qué colectivos están incluidos. La respuesta siempre fue la misma: «Adrián Barbón presentará la postura el domingo». Tampoco hubo suerte a primera hora de la mañana. Después del Consejo de Gobierno, la portavoz del Ejecutivo, Melania Álvarez, reconoció que no existe ningún plan que contemple el reparto de mascarillas entre la población, tal y como están haciendo otras comunidades autónomas.
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Lo único que parece claro a día de hoy son los tipos de mascarillas recomendadas. Un criterio que no siempre ha sido el mismo pero que, siguiendo las últimas indicaciones del Ministerio de Sanidad, y de las que se hizo ayer eco Pablo Fernández, serían: las higiénicas con certificación UNE y que no son de uso sanitario; y las quirúrgicas, avaladas por la Agencia Española del Medicamento. Durante su intervención, el diputado de Foro, Adrián Pumares, asumió que «hasta la OMS ha cambiado de criterio sobre las mascarillas recomendadas» pero instó al consejero a potenciar la labor pedagógica de su uso.
Los ecos de los resultados preliminares del estudio sobre seroprevalencia también llegaron ayer a la Junta. El debate sobre si tener un 1,9% -muy por debajo de la media del 5% del país- de población que ha generado anticuerpos durante esta pandemia fue zanjada rápidamente por el consejero de Salud. «No me cambiaría por otras comunidades que han tenido más muertos o enfermos», respondió Pablo Fernández. En la misma línea se expresó el director de Salud Pública, Rafael Cofiño: «Tenemos un resultado que marca un éxito de la intervención hecha hasta ahora». No obstante, el consejero mantuvo el tono prudente reconociendo que «no es momento de euforia ni de pesimismo, sino de sentido común». De hecho, confirmó que se está trabajando con la «premisa de que el rebrote va a llegar más tarde o más temprano». Ante este temor, el Principado pidió ayer nuevamente que se extremen las medidas de seguridad en terrazas y comercios para evitar nuevos contagios. «Asturias no está de fiesta ni de romería, estamos de luto», advirtió la portavoz del Gobierno.
Del mismo estudio de seroprevalencia se extrae otro dato: el número de posibles contagios en esta crisis sanitaria. La estimación que maneja el Ministerio para la región es del 9% de la población. Es decir, más de 91.000 asturianos habrían sido posibles contagiados, tras presentar tres o más síntomas o presencia de anosmia (pérdida de olfato). No obstante, se trata de la segunda comunidad autónoma con los porcentajes más bajos tras Baleares. Desde la perspectiva global, el director del Centro de Coordinación de Alertas, Fernado Simón, ensalzó ayer el sistema sanitario asturiano y la «buena actuación» en la región para el control de la pandemia.
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