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La parroquia gijonesa de San Salvador de Deva ayer se salió de la rutina de un sábado cualquiera. A la una de la tarde, en el templo, tuvo lugar el enlace entre el ahijado del Rey, Felipe López, y su pareja, Lorena Meana. Fue una cita multitudinaria, que congregó a cerca de 200 personas, y en la que no faltó don Felipe, quien llegó ya cuando la mayoría de los asistentes estaban dentro de la iglesia. El Monarca apareció en coche y fue recibido con emoción por el novio, los invitados y varias decenas de vecinos, muy impresionados al encontrarse con el Rey en sus caminos.
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Hasta el último momento, no se había confirmado su presencia, aunque el propio López había asegurado a EL COMERCIO esta misma semana que su padrino podría acudir a la boda. Y así fue. Minutos antes de la hora señalada, personal de seguridad de la Casa del Rey llegaba a las inmediaciones de un templo en el que también estuvieron la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, y el fundador de la institución, Graciano García.
Todos ellos fueron testigos de la ceremonia religiosa, oficiada por el párroco de la iglesia de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, quien regaló a la pareja una litografía de la parroquia. A su lado, estaba Celso González, el párroco de Deva y Cabueñes, quien confesaba haber vivido «una boda muy familiar. Hemos tenido la sorpresa de contar con el Rey en una ceremonia muy bonita», aseguraba. «Yo me jubilo hoy y este ha sido el broche de oro», se reía, antes de explicar que había podido saludar al Rey. «Lo conocí en Nueva York cuando él estaba estudiando y hoy se lo he recordado», rememoraba.
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Esa misma ilusión la tenía el propio ahijado, para quien era «un regalo y un honor» la presencia de su padrino. Lo decía en una iglesia que estaba preparada para la ocasión con flores de Leymar, una tienda avilesina que optó por las hortensias azules para llenar de color el templo. Asimismo, los encargados de amenizar la ceremonia fueron los miembros del grupo Tesitura Música en Ceremonias. Con Yolanda Secades a la cabeza, esta formación interpretó 'La vida es bella', para la entrada del novio y la 'Salve' rociera para la de la novia. A lo largo de la ceremonia, también sonaron piezas como el 'Ave María', de Schubert, 'Viva la vida', de Coldplay, y también el Himno de España. Además los gaiteros pusieron música a la entrada y a la salida de la pareja, que disfrutó del 'Asturias, patria querida' en sus primeros pasos como marido y mujer, entre confeti y 'vivas' lanzados por los allí reunidos.
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Fue en octubre cuando López le anunció al Monarca, en su tradicional encuentro en los Premios Princesa, que iba a contraer matrimonio. «Me felicitó, se puso muy contento», aseguraba el contrayente. Tanta es la alegría que ayer compartieron este día tan especial, que continuó por la tarde en el Palacio de Valdesoto. Allí, disfrutaron de un menú a cargo de Isaac Loya, que comenzó con un cóctel de pie con varios aperitivos y continuó, ya sentados, con bogavante flambeado, lubina al horno y solomillo a baja temperatura. El Rey se quedó solo a los pinchos. Tomó sidra y departió animadamente con los novios, su familia y los invitados. «Es una persona muy cercana, estuvo encantador con todo el mundo», destacaban quienes estuvieron a su lado.
La nota dulce de la jornada la puso un bizcocho de chocolate blanco, que dejó paso a una fiesta que duró horas y en la que Felipe -el de San Esteban de Cuñaba- y Lorena compartieron su felicidad con todos los amigos y familiares que los quisieron acompañar en un día «inolvidable para una familia feliz y un Rey ejemplar. Vimos lo mejor de la Fundación y lo mejor de Asturias», se enorgullecía Graciano García, invitado también a la boda. «El Rey es un padrino comprometido», sacaba como conclusión.
Esa felicidad la compartía Geli Martino, una vecina de Deva que, después de mucho intentarlo, logró saludar al Rey, antes de que se montara en el coche. «Me dijo que estaba muy feliz de estar aquí en Deva y me preguntó de dónde era yo», contaba. «Me están temblando todavía las piernas. Yo le dije que estaba muy contenta por verlo», aseguraba con la ilusión de quien no esperaba encontrar al Rey a las puertas de su casa.
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