P. SUÁREZ / B. G. HIDALGO / A. FUENTE / R. AGUDÍN / L. RAMOS
gijón.
Sábado, 23 de mayo 2020, 02:05
El próximo lunes toda Asturias entrará en la fase 2 de la desescalada. Sin embargo, desde ayer y de cara al fin de semana, algunos núcleos poblacionales harán las veces de avanzadilla y podrán disfrutar antes que el resto de la flexibilización de restricciones. Así lo recogía ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE) el cual fijó que los municipios con una población menor a los 10.000 habitantes con una densidad de población menor de 100 habitantes por kilómetro cuadrado comenzarán ya a acogerse a algunas de las medidas de la nueva fase.
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Tras la confusión inicial -¿qué pueblos tienen esa densidad?-, el Principado dejó a los ayuntamientos que fuesen ellos quienes aplicasen la medida. La noticia corrió como la pólvora. «Estamos en la fase 2», celebraba con una sonrisa dibujada en la boca Sergio Sánchez cerca de Rioseco, en el concejo de Sobrescobio. Los propietarios del Merenderu de Anzó estaban encantados. «Nos han dado este regalín dos días antes, pues bienvenido sea». Con una amplia terraza, más que suficiente para respetar las distancias preventivas, el establecimiento abrirá desde hoy también el interior del local. «Ya nos avisaron por la mañana, que podríamos abrir el comedor. La verdad es que nos viene muy bien, porque hoy (por ayer) está el día soleado, pero da lluvia para el sábado», decían.
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Por su parte, el restaurante Casa Edelmiro, en el concejo de Las Regueras, de 1.756 habitantes, empieza a recuperar la normalidad. Ayer sirvió sus primeras «cuatro comidas» dentro del establecimiento tras la reapertura y durante la tarde algunos clientes decidieron sentarse en las mesas del interior del local. El encargado del establecimiento, David Blanco, se enteró por la mañana de esta nueva norma decretada por el gobierno y no tardó en informar a la clientela. «Hubo gente que no lo sabía y por el momento tenemos lleno un 40% de aforo total. Por el momento la afluencia mayoritaria de gente es en la terraza, pero también ofrecemos la otra posibilidad», comentaba Blanco.
Joaquín Benito fue uno de los primeros en disfrutar de este emblemático restaurante. Su familia se juntó con unos amigos a los que llevaban sin ver desde que se decretase el estado de alarma. La alegría por el reencuentro no les impidió cumplir las medidas de seguridad. «La pandemia no es una situación cómoda y las normas son fastidiosas, pero hay que cumplirlas por el bien de todos. En caso contrario te arriesgas».
La noticia también causó gran satisfacción en Somiedo, con una densidad de población de 3,86 habitantes por kilómetro cuadrado y menos de 1.200 habitantes. Al menos, así lo contaba el gerente de Casa Miño, Herminio Cano, sorprendido por la medida que le permitirá trasladar las mesas reservadas al salón. «Durante la semana está la gente del pueblo y poder abrirlo el lunes no tendría mucho sentido aquí», apuntó Cano, que ayer ya sirvió algunas mesas en el bar. «Lo tomamos con cautela. El problema es adecuar el personal», señaló quien mantiene a cuatro empleados en el ERTE, forzado por las circunstancias.
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Tampoco en el Oriente la publicación del BOE generó demasiados cambios en los hábitos adquiridos por empresarios y clientes en los últimos días, en parte por el desconocimiento del adelanto de unas medidas que todos esperaban para el lunes, pero también por el recelo de muchos a regresar a los interiores. Así, en muchos establecimientos hosteleros decidieron optar por esperar a la entrada en vigor de la fase 2. «Están cambiando de criterio cada poco, así que tras consultarlo con la Guardia Civil decidimos esperar, pues tampoco hace mal tiempo como para que la gente se quiera meter dentro del bar», explicaba Vanesa Fernández, del hotel Peña Castil, en Sotres (Cabrales). En el mismo sentido se expresaba José Ángel de la Fuente, quien regenta La Espuela en la localidad llanisca de Cue. !Prefiero curarme en salud y esperar dos días, pues además de momento estamos trabajando con la gente del pueblo y está todo muy tranquilo», indicó. Y reconoció estar preocupado por la llegada de personas de otras comunidades en verano. «Me temo que pueda haber conflictos entre clientes y nosotros estamos para prestar un servicio, no somos jueces ni policías», señaló.
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Para su tranquilidad, desde ayer mismo, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado reforzaron su presencia en las vías comunicación con las provincias limítrofes. Y como es habitual, cumplirán con su labor didáctica solucionando las dudas de la aplicación de la Orden Ministerial que ha entrado en vigor hoy. Asimismo, como el fin de semana pasado, habrá limitaciones en los accesos a Covadonga. Hasta el domingo, la carretera CO-4, de acceso a los Lagos, estará cerrada, porque los establecimientos hosteleros del entorno no abrirán sus puertas.
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Quien sí se animó a abrir el interior de su local, El Roblón de Noriega (Ribadedeva), fue Francisco García, si bien con escaso éxito. «La gente prefiere seguir quedándose en la terraza, pues hace buen tiempo y demás temo que todavía va a costar un poco, ya que están recelosos», explicó.
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