LAURA MAYORDOMO
GIJÓN.
Martes, 8 de septiembre 2020, 01:07
Fueron necesarias tres operaciones en Valencia y duras sesiones de rehabilitación, ya en Asturias, para que Enol Jordán Castaño, un joven sierense de 23 años, recuperara la movilidad. Para que abandonara la silla de ruedas y ya pueda salir a la calle con la única ayuda adicional de una muleta que, con el tiempo, tampoco necesitará ... . A sus padres, los médicos les habían dicho que la enfermedad con la que nació -la trisomía 8, también denominada síndrome de Warkamy- no le permitiría en ningún caso volver a caminar. Eso fue hace diez años. Hace dos, se les encendió una luz de esperanza al ver en las noticias cómo el afamado cirujano Pedro Cavadas había intervenido a un joven guatemalteco, tetrapléjico tras recibir una bala perdida en el cuello mientas jugaba en la calle con nueve años. Le había reconstruido la columna vertebral y había conseguido que moviera las extremidades superiores.
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«Pensamos que si Enol no tenía ninguna lesión medular, por qué no iba a poder caminar», recuerda Rosana Castaño, su madre. Se pusieron en contacto con el doctor Cavadas y en enero de 2019 tuvo lugar en el Hospital de Manises (Valencia) la primera intervención, a la que siguieron otras dos en apenas dos meses.
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En declaraciones a EL COMERCIO, el doctor Cavadas recordaba ayer a Carlos Jordán y Rosana Castaño como «unos padres peleando por darle a su hijo la mejor oportunidad de llevar una vida digna». A él, al cirujano que lleva «veinticinco años haciendo los casos que no quiere nadie», y al que la mayoría conoce como el Doctor Milagro, le correspondió el no menos importante papel de «dar forma a ese deseo».
«El caso de Enol no es especial desde el punto de vista técnico. He hecho centenares de casos similares y mucho más complejos», explica. Fue lo mismo que les planteó a aquellos padres que pusieron en él todas sus esperanzas la primera vez que vio al joven sierense en su consulta, hace casi dos años. «Es fácil: se cambia la musculatura de atrás a adelante, se coloca la rótula en su sitio, que está desviada, rehabilitación y a caminar», les dijo para su sorpresa.
Tras las tres operaciones y después de pasar varias semanas escayolado, Enol comenzó la rehabilitación en el centro Reintegra, de La Corredoria, adonde aún sigue acudiendo tres días a la semana. Los resultados fueron tangibles desde el primer momento. En la primera semana de trabajo, pudo recuperar la verticalidad auxiliado con una grúa. Al mes, comenzó a caminar con la ayuda de un andador. A finales de 2019, ya lo hacía apoyado en dos muletas. Y, desde hace dos meses, solo necesita una muleta para salir a la calle, porque en casa se mueve sin ningún apoyo. En noviembre, Enol tendrá una nueva revisión en Valencia. Una visita de la que espera salir ya con el alta médica. Para seguir llevando una vida digna.
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