PABLO SUÁREZ
Domingo, 3 de mayo 2020, 02:54
Agustín López apura el último trago de refresco antes de volver a ponerse al volante de su camión. Son las seis de la tarde en el área de servicio de Colunga, donde cada día más de medio centenar de transportistas descansan unas horas en ... plena ruta. Desde que se decretase el estado de alarma, los tápers y las conservas han pasado a ser los protagonistas de estas paradas. «No hay apenas sitios abiertos para comer caliente. Yo llevo una semana a bocatas y la verdad es que se soporta mal», reconoce López.
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Trabaja para una empresa de Reinosa y sus servicios pueden llevarle hasta siete días en carretera. Como él, miles de camioneros afrontan a diario una situación compleja y atípica que compromete sus condiciones de trabajo. «Yo es lo que peor llevo. Son siete días sin poder comer caliente, sin ese momento de parar y sentarte a descansar. Ahora, si encuentras alguna gasolinera abierta, te dan el café a través de la ventanilla y poco más», dice López, que muestra la parte trasera de la cabina, repleta de envases de plástico con comida para salir del paso.
A la falta de áreas con cocina abierta se suma el cierre de un buen número de baños por motivos sanitarios. «La mayor parte de las veces nos estamos duchando con agua fría en gasolineras y haciendo nuestras necesidades donde podemos», asegura, resignado, otro transportista. «Al principio pensamos que no pasaba nada, que serían un par de semanas. Luego vimos que iba en serio. Se nos ha hecho cuesta arriba», señalan, esperanzados con el inicio del proceso de desescalada en el que irán recuperando los servicios anteriores a la pandemia. Este mismo lunes, algunos restaurantes podrán abrir sus cocinas para vender comida para llevar.
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A muchos no les ha faltado trabajo, aunque para los que hacían rutas internacionales el negocio ha descendido de forma radical. «No hemos podido hacerlas, así que nos tuvimos que centrar en el corto radio. En el tránsito nacional y regional sigue habiendo prácticamente el mismo volumen de trabajo», explica otro de los camioneros de paso por Asturias. «El servicio lo seguimos haciendo, pero las condiciones no son las mismas. Muchas veces no tienes ni dónde comprar un pincho o un café», cuenta David Villanueva tras terminar su jornada en el centro de transportes de Tremañes. Él, al igual que el resto de compañeros, se siente afortunado por poder seguir trabajando mientras cuenta los días para volver a la normalidad.
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