Borrar
Directo Lunes negro en las bolsas: la volatilidad se dispara a máximos desde la pandemia
Pedro Arcos, en la Facultad de Medicina. Detrás, un mapa de Londres correspondiente al brote de cólera del año 1854, cuando se dieron los primeros pasos de la epidemiología. JOSÉ VALLINA
Coronavirus en Asturias | «Ojalá aprendamos que es mejor invertir en salud que en futbolistas»

Coronavirus en Asturias | «Ojalá aprendamos que es mejor invertir en salud que en futbolistas»

«Para poder abrir una zona confinada deberíamos saber que al menos se ha infectado un 50% de la población» | Pedro Arcos, director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo

LAURA TORRE

Gijón.

Domingo, 19 de abril 2020, 02:40

Pedro Arcos (Moreda, 1958), profesor de Epidemiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, está convencido de que la pandemia por coronavirus es, desde el punto de vista sanitario, lo «más gordo a lo que nos hemos enfrentado tras la gripe del 18» y, más recientemente, «el sida». Arcos, que estos días pasa las horas confinado «en pleno campo en Moreda» cuando el teletrabajo se lo permite, reúne una amplia experiencia en control de epidemias en países de África, Asia y América. Expresidente de Médicos Sin Fronteras en España, actualmente dirige la Unidad de Investigación en Emergencia y Desastre de la Universidad de Oviedo, que cumple treinta años.

-¿Cuál es su valoración de la situación de esta pandemia?

-A nivel global aún hay un aumento sostenido de casos que se prolongará seguramente varios meses, con grandes diferencias por países en lo que al pico se refiere. En todo ese contexto es muy preocupante la situación que se va a producir en zonas con bajos ingresos o poco nivel de desarrollo, particularmente en África.

-¿A qué se deben estas diferencias tan grandes entre países?

-Hay varios factores implicados. La cepa de coronavirus no es la misma en todos los lugares. Se están investigando tres variantes. Tenemos la cepa tipo A, que pasó de murciélagos y pangolines a los humanos y que es la predominante en América y Oceanía; luego está la tipo B o de Wuhan, derivada de la A, y la tercera es la cepa tipo C, que salió de la B (Wuhan, ciudad donde se inició el brote) y que se propagó desde Singapur hasta llegar a Europa. Probablemente, hay diferencias entre ellas en infecciosidad, patogenicidad y virulencia.

-¿Cómo es la del tipo C, la que está entre nosotros?

-No tenemos todavía información suficiente para ver el detalle fino de estas tres cepas. Desgraciadamente, aún se debe infectar mucha más gente para saberlo.

-¿La genética influye a la hora de que el coronavirus sea más o menos virulento?

-Creemos que sí, que las diferencias genéticas e inmunológicas influyen. Otro factor es la estructura demográfica, geográfica y cultural de cada país, y también influyen las diferencias en los sistemas de salud y la gestión que cada gobierno ha hecho.

-¿Las decisiones políticas han influido en los impactos?

-Por supuesto. Hemos visto tres modelos de gestión: El 1, que corresponde a China, Corea del Sur y Singapur, así como a zonas de Italia como el Véneto. Es un modelo basado en un confinamiento muy fuerte, combinado con la realización de pruebas a casi toda la población y el aislamiento de los positivos, incluidos los asintomáticos. El modelo 2, adoptado por España, Italia, Francia o Chile, en América, se basa en tomar medidas parciales y hacerlas poco a poco, a menudo tarde, y según evoluciona la situación. Y el modelo 3, donde encontramos a Brasil, México, Estados Unidos y Reino Unido, consiste en no hacer nada al principio y ver qué ocurre. Los resultados de aplicar un modelo u otro están a la vista. La razón por la que el 1 ha funcionado mejor es porque hacer un aislamiento de los positivos, y especialmente de los asintomáticos, acorta la epidemia.

Inmunidad y asintomáticos

-Se ha dicho que cerca del 80% de los contagios los provocan los infectados no detectados, entre ellos asintomáticos. ¿Es así?

-Hasta un 85% de los contagiados no tienen ni síntomas ni signos de enfermedad, pero son capaces de contagiar. Este grupo es un gran difusor del virus porque hacen vida normal y no les reconocemos como infectados, salvo que se les haga una prueba. Por eso es fundamental identificarlo y aislarlo.

-¿Los contagiados y los asintomáticos quedan inmunes?

-Con carácter general, no sabemos cuánta inmunidad desarrollan los enfermos de COVID-19 ni tampoco por cuánto tiempo. Pensamos que, al igual que ocurre con otros coronavirus, el organismo desarrolla inmunidad, y los asintomáticos, también.

-El informe epidemiológico del Observatorio de la Salud del Principado dice que enferman más las mujeres, pero que el virus cursa peor en los hombres.

-La razón de eso puede estar en que los hombres suelen tener más enfermedades de base como la hipertensión, patologías respiratorias, diabetes...

-Se baraja la hipótesis de que cuando el virus circula muchas veces en el mismo ambiente se potencia su acción. ¿Eso explicaría que el personal sanitario haya sufrido la enfermedad más que otros colectivos, sumado a que no tenían todos los elementos de protección necesarios?

-Cuando el virus circula con gran intensidad en un mismo ambiente su impacto es mayor porque las pequeñas mutaciones que va sufriendo lo hacen más peligroso para los que están expuestos a él de manera continua, como el personal sanitario. Este ha sido uno de nuestros grandes fallos: no haber protegido a ese personal y no haberles hecho pruebas a todos desde el principio.

-¿Cómo valora la estrategia y las medidas adoptadas en España?

-España ha usado la estrategia tipo 2. Es decir: ir haciendo cosas a medida que surgían los problemas. Aún siendo correctas esas medidas desde una perspectiva epidemiológica, se han puesto en marcha tarde. Si se hubieran adoptado dos o tres semanas antes, habríamos ganado tiempo.

-¿El Ministerio de Sanidad debería haber estado más activo?

-Esta crisis ha demostrado una cierta irrelevancia del Ministerio de Sanidad. Ojalá aprendamos que es mejor invertir en salud, investigación y medicina que en futbolistas o cocineros estrella. Nos ha faltado preparación.

-Preparación y haber hecho caso a lo que estaba pasando en China, ¿no le parece?

-Si, pero eso fue general. Ahí, todos fallamos, hasta la OMS, que tardó la de Dios en reaccionar. No obstante, hay que ser justos y recordar que China informó tarde.

-¿Falló la OMS?

-La OMS es una agencia de Naciones Unidas altamente burocratizada, que a menudo reacciona muy tarde y tiene una capacidad de acción real muy limitada. Además, ha ido dando bandazos en sus recomendaciones técnicas que son preocupantes.

-¿La UE está desaparecida?

-Absolutamente. Pero no solo desde el punto de vista de la respuesta económica, sino desde su obligación de hacer la coordinación sanitaria.

-Nuestro vecino Portugal parece que lo está haciendo bien.

-Muy cierto. Portugal hizo cosas muy buenas y rápidas, como cerrar las fronteras pronto y controlar al personal sanitario.

-¿El sistema sanitario español ha estado a la altura?

-Salvo en Madrid, el sistema sanitario ha dado una respuesta buena, considerando que era una situación nueva, que no había prácticamente planificación y que faltaron medios básicos.

-Al final, las UCI no se colapsaron. Al menos, en Asturias.

-Ha sido el talón de Aquiles de nuestra respuesta. En Europa hay grandes diferencias en la dotación de camas de UCI por países y, aunque España no es de las peor situadas, las UCI se han visto desbordadas en algunas comunidades. Nuestro equipo de la Universidad elaboró el modelo matemático de estimación de necesidades de camas UCI junto con la Universidad de Padua y el Centro Europeo de Investigación Conjunta que se publicó en el Boletín de la OMS la semana pasada.

-¿Cuántas camas de UCI más harían falta?

-El estudio está hecho en Italia, pero creemos que en España haría falta de un 10 a un 20% más.

-¿Y en Asturias?

-Asturias está en una muy buena situación. De hecho, es la que está mejor dotada del país.

-Vayamos a los datos de mortalidad en España. ¿Son fiables?

-No son fiables porque la mortalidad en las residencias geriátricas está subnotificada desde el inicio de la pandemia. Pero en relación con la información de que disponemos lo más preocupante no son los datos de mortalidad, sino los del número de casos. El Ministerio de Sanidad debería haber elaborado un criterio claro y uniforme de inclusión de casos al principio de la pandemia, ya que en un estado de alerta es responsable directo de hacer esto.

-¿Lo dice por la protesta de varias comunidades a las que el Gobierno abroncó el viernes la contabilidad de nuevos casos?

-Sí. Las comunidades han estado enviando los datos que el ministerio les ha ido pidiendo. Lo que no puede hacer el Gobierno es echarles la culpa cuando esos datos empiezan a ser malos y revelan un pequeño repunte de casos. No es de recibo.

-¿Cuántos casos reales de COVID estiman ustedes los expertos que hay en España?

-Unos tres millones, el equivalente a un 15% de la población.

-Pero los casos confirmados en el país apenas llegan a 200.000.

-Ya, pero es que los datos del ministerio se basan en los casos que han sido confirmados mediante pruebas y nosotros hacemos una estimación en función de un modelo matemático que mide la afectación real. No obstante, para poder garantizar cierta normalidad, necesitamos más contagios.

-¿¡Más!? ¡Eso nos obligaría a seguir encerrados hasta Navidad!

-(Risas). Lo que hace a una sociedad saltar una epidemia no es la cantidad de gente ya infectada, sino la que queda por contagiarse. Tener pocos infectados es bueno para el sistema sanitario, pero no desde el punto de vista epidemiológico, porque hay un tramo de población muy grande al que el virus puede atacar.

-¿Y cuál es el porcentaje de infectados que debería haber para poder abrir una zona?

-Un mínimo de un 50%.

-Entonces, ¿cómo y cuándo debería levantarse la cuarentena?

-Es difícil hacerlo bien sin tener una estimación de la prevalencia real de la infección, algo que ahora mismo en España no sabemos. Lo importante es hacer un desconfinamiento basado en información epidemiológica de calidad para escoger el momento y las medidas adecuadas. Todavía estamos esperando por la encuesta serológica a 62.000 personas.

-Se habla de controlar nuestros movimientos con aplicaciones móviles, como en Asia...

-Espero que no. Es un tema de un enorme calado ético y político. Aunque epidemiológicamente ayuda saber donde está cada caso, hay que estar seguros de que los efectos colaterales de estas acciones de control sobre los derechos civiles, privacidad y protección de datos realmente compensan la información adicional que podrían proporcionar.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Coronavirus en Asturias | «Ojalá aprendamos que es mejor invertir en salud que en futbolistas»