La menopausia puede influir en la caída del pelo

Precisamente durante la menopausia, cuando se va produciendo un descenso progresivo de los estrógenos y la progesterona, se va reduciendo el ciclo vital del pelo o lo que es lo mismo, la menopausia es una de las etapas hormonales más propensas a la caída del cabello durante la vida de la mujer.

Entre los 45 y los 55 años el pelo experimenta cambios, pierde grosor y se agrava su caída. Es un proceso muy generalizado aunque, como es lógico, no afecta a todas las mujeres en el mismo grado e intensidad y lo mejor es que en la mayoría de los casos suele ser un proceso reversible.

A esta realidad hay que añadirle que se produce una menor velocidad de crecimiento del pelo, también en torno a esta edad, aumenta la presencia de canas y el pelo cambia su textura, pasa a ser más débil, a secarse más y a quebrarse con más facilidad.

Según un estudio publicado en la revista de la Sociedad Norteamericana de Menopausia, más de la mitad de las mujeres norteamericanas posmenopáusicas experimentan pérdida de cabello. Se produce una descompensación entre los niveles de testosterona y los de estrógenos y progesterona lo que afecta a los folículos, a su ciclo vital e incluso al grosor del cabello.

Para mitigar estos efectos negativos es muy recomendable llevar una dieta sana y equilibrada y practicar algún tipo de actividad física que consiga mover la circulación periférica, lo que afecta directamente al cuero cabelludo y a la salud del pelo.

La alopecia que se relaciona con la aparición de la menopausia no suele ser total sino que es más habitual que surja en distintas zonas por la cabeza con menos cantidad de cabello, en partes en las que el pelo clarea.

Para mantener una salud capilar, igual que para el resto del cuerpo, la alimentación es fundamental.

Para cuidar el folículo piloso es interesante que la dieta tenga abundancia de cereales integrales, frutas, verduras, aceite de oliva, pescados azules como el salmón o el atún y frutos secos como nueces o almendras.

Evitar en la medida de lo posible el consumo de productos ultraprocesados o de azúcares también ayuda a cuidar la salud en general y la salud del cabello más concretamente.

La Vitamina C actúa como antioxidante y protege contra daños en la estructura de las proteínas del cabello mientras que la Vitamina A es clave para hidratarlo y evitar que se vuelva quebradizo porque consigue que aumente la velocidad de regeneración celular.

La práctica deportiva o realizar algún tipo de actividad física, de manera regular también ayuda a que se favorezca el riego sanguíneo y a que el cabello crezca con más fuerza.

Los tratamientos con queratina pueden ayudar a mejorar el envejecimiento de la fibra capilar que suele provocar que el pelo pierda grosor y se vuelva quebradizo y desvitalizado.

La piel de la cabeza o lo que es lo mismo, el cuero cabelludo, es según muchos tricólogos «la gran olvidada en lo que a cuidados capilares se refiere» y hay quien recomienda una exfoliación capilar una vez al mes para que se eliminen residuos y células muertas de la zona y así se oxigene mejor.

La doctora Ana Molina, dermatóloga y tricóloga, señala en distintas entrevistas e incluso en sus redes sociales que «perder unos 100 cabellos al día es normal y hay que celebrarlo. Significa que el pelo está sano y se está renovando. Si aumenta esta cantidad podemos consultar por si hay una patología.»

Consultar con un médico especialista que aporte una correcta valoración de la situación es siempre muy recomendable para solucionar el problema de la alopecia relacionada con la menopausia que aunque lo más frecuente es que se trate de un proceso reversible no significa que no sea preocupante.

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