El superalimento fácil de cocinar, bueno para adelgazar y que previene el cáncer

Estuvo muy de moda en las cocinas hace unos años y, aunque ya se ha pasado el 'furor' inicial, el Bimi se ha asentado en la alimentación de muchos hogares y no es de extrañar por la cantidad de beneficios que tiene.

El hermano pequeño del brócoli (o Brécol) surgió en Japón en 1993 por una hibridación natural entre la citada crucífera y una variedad de col oriental llamada Kai-lan. Según los expertos el motivo para conseguir este nuevo alimento era obtener un tipo de brócoli con un sabor menos amargo y más dulce.

En España llegó unos años después y poco a poco ha ido haciendose hueco en las cocinas hasta el punto de que ya se puede encontrar fácilmente en los supermercados y cada vez en más hogares lo tienen presente para sus preparaciones.

Conocido también como broccolini o «Baby Broccoli», se trata de una verdura muy similar al conocido brócoli pero con el tallo más largo, el ramillete más pequeño, más tierno y con un sabor más suave y dulce que él, lo que hace que sea mejor acogido por los pequeños de la casa. Eso sí, el precio también es algo más elevado.

Es un producto del grupo de las crucíferas y tiene un aporte calórico muy bajo, 38 por cada 100 gramos, lo que lo convierte en un alimento muy apropiado en dietas de adelgazamiento y en la prevención de la obesidad. Además, presenta una gran cantidad de propiedades y altos índices de nutrientes.

Las flores de sus ramilletes poseen un mayor contenido de fibra dietética, proteína total y minerales que el brócoli. Pero además, tiene más Vitamina C, Vitamina D, calcio, ácido fólico, hierro, fibra, zinc y magnesio, así como un mayor contenido de glucosinolatos naturales que juegan un importante papel como agentes anticancerígenos.

Son muchos los beneficios que se asocian a su consumo. Diferentes estudios científicos han concluido que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, e incluso la formación de cataratas.

También se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y antioxidantes, más incluso que su hermano mayor el brócoli. En concreto, se han realizado estudios en los que se ha comprobado su utilidad para prevenir cierto tipo de cánceres como el de pulmón, estómago y colon.

Aunque pertenece a las crucíferas, nuestro organismo absorbe más fácilmente sus compuestos nutricionales que los de otras verduras del mismo grupo como la col, la coliflor o el propio brécol.

El bimi también es muy bueno para combatir el estreñimiento debido a la gran cantidad de fibra dietética que contiene, 3 gramos por cada 100 gramos, por ello, es un gran regulador del tránsito intestinal.

Otro de sus beneficios es que previene las enfermedades cardiovasculares gracias a sus compuestos fenólicos y su alto contenido en ácido graso esencial Omega 3 y ácido a-linoléico.

Es un alimento muy versátil, se puede consumir tanto crudo como cocinado lo que hace que sea muy fácil introducirlo en los menús. En ensalada, en cremas, salteado, hervido, utilizado para dipear…

Se puede preparar de muchas maneras y lo único que es importante tener en cuenta es que su tiempo de cocción es menor que el del brócoli, no hay que pasarse para conservar de la mejor forma posible sus nutrientes.

A la hora de cocerlo es suficiente con sumergirlo 3 minutos en agua hirviendo con sal y después utilizarlo en la receta que tengamos pensado hacer.

Salteado con otras verduras o con arroz y pollo, estilo oriental, es una muy buena opción de consumirlo. También es interesante utilizarlo como guarnición para pescados o carnes. Se le puede echar por ejemplo, ajo en polvo para potenciar su sabor o salsa de soja que le dará un toque perfecto.

Siempre que la economía lo permita, ya que su precio es bastante superior al del brócoli, es muy interesante tener presente el bimi a la hora de consumir las 5 raciones diarias de fruta y verdura que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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