El juego online, desbocado

La comparativa de los datos no deja lugar a dudas: el juego online está desbocado. En los primeros seis meses de este año, las cantidades depositadas por los jugadores ascendieron a 1.171 millones de euros, cifra que supera el gasto total en el año 2016. Si se mantiene la tendencia en lo que resta de año, se superaría con creces la cifra de los 2.000 millones de euros.

Las voces de alerta ante este fenómeno ya se han dejado escuchar en los últimos años. Si hasta ahora las personas que padecían problemas con el juego tenían una media de edad que superaba los 40 años, las cifras con esta modalidad apuntan a una bajada. El perfil de jugador que dibuja la Dirección General de Ordenación del Juego señala que, en el caso de los hombres, tienen entre 26 y 35 años, edad que sube en las mujeres hasta el segmento comprendido entre los 36 y 45 años. Lo que también indica ese estudio, que tiene ya tres años, es que el 83% de los jugadores activos son hombres. Ese mismo año, según los datos de la misma entidad, la cifra de depósitos fue de 838 millones de euros, la mitad de lo que los jugadores metieron en sus cuentas en el pasado ejercicio.

El ritmo de crecimiento de esta modalidad de juego es imparable y no solo lo es cantidades jugadas, sino también en jugadores. El organismo dependiente del Ministerio de Hacienda define como jugadores activos a aquellos que hacen una apuesta al menos una vez al mes. Si en 2012 eran 270.435 las personas que encajaban en esta definición, en el segundo trimestre de este año fueron 859.695, casi un 200% más.

Expertos advierten de que este crecimiento sin límites puede provocar una «epidemia» de personas con ludopatía, un auténtico problema de salud que se llevaría por delante a muchos jóvenes. Un estudio del Grupo de Conductas Adictivas de la Universidad de Oviedo alertó ya de que en la región había «unos 800 jóvenes» de entre 14 y 18 años que tenía problemas con el juego. El director de este grupo, José Ramón Fernández Hermida, apuntaba tras la publicación de este estudio del año 2015 que su preocupación era el juego en internet.

Pero, ¿qué tiene esta modalidad de juego que lo convierte en tan peligroso? El juego online tiene unas características que lo diferencian de cualquier otra variante. La primera es la privacidad. Para practicarlo ya no es necesario acudir a una sala o un establecimiento de hostelería, como ocurre con las máquinas tragaperras, lo que elimina la sensación de estar siendo observado. La segunda, la universalidad. Un teléfono móvil es una herramienta suficiente para que un jugador pueda seguir apostando, un dispositivo cuyo uso es ya universal y al que los jóvenes acceden a edades tempranas. La posibilidad de jugar en periodos muy cortos de tiempo, con resultados casi inmediatos, refuerzan una modalidad que se puede convertir en un peligro.

En cuanto a las variantes, en el online las apuestas se llevan la palma. Cerca de la mitad del dinero que se gasta en jugar en internet se lo lleva esta forma de juego, que ofrece múltiples posibilidades a los participantes. Las empresas ofrecen un mercado de apuestas constante en el que se puede estar jugando las 24 horas del día. Un mercado abierto en el que se pueden obtener resultados de forma inmediata. Le siguen los casinos y el póquer, con una cuota de mercado similar, y cierra el bingo, con una porcición casi residual en comparación con las otras tres modalidades predominantes.