Habilitan un albergue en Oviedo ante el colapso inminente de La Tejerona

En total, el Comité de Emergencia habilitó en la capital asturiana las 116 camas de la residencia juvenil, dependiente del Instituto Asturiano de la Juventud y dirigida, durante el periodo lectivo, a jóvenes estudiantes matriculados en centros oficiales o realizando prácticas laborales entre septiembre y mayo. Una residencia que estaba vacía por la crisis del coronavirus. Las labores de traslado comenzaron a primera hora de la tarde y finalizaron entrada la noche. Las prevenciones sanitarias complicaron el operativo, un tarea costosa para los trabajadores pues los desplazamientos se realizaron en furgonetas para evitar grandes grupos.

El objetivo es que esta nueva instalación pueda asumir «nuevos ingresos, si fuese necesario, en los próximos días», en palabras del director de salud y emergencias de Cruz Roja en Asturias, David del Valle. Aún quedan personas viviendo en la calle desde que el Grupo de Acción Social habilitase el primer enclave en Gijón. Muchas de ellas son reticentes a su filiación en estos complejos habilitados porque no quieren abandonar a sus mascotas.

Las tareas de vigilancia del recinto las realizará una empresa privada que costea el Consistorio ovetense. Los efectivos de la Cruz Roja se encargan de las labores rutinarias. Incluye apoyo psicológico y realización de talleres de aprendizaje. Siguiendo las indicaciones de la Consejería de Salud, a todos los usuarios se les realizan controles de temperatura.

En ambos complejos hay habilitadas zonas de aislamiento por si se dan casos de residentes con síntomas. Sucedió en Gijón esta misma semana. Dos residentes tuvieron fiebre e inmediatamente fueron trasladados a la zona de cuarentena. Médicos del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) les realizaron las pertinentes pruebas y ambos dieron negativo por coronavirus.

Los primeros días de convivencia en el improvisado albergue de Ceares han transcurrido con «relativa normalidad». En algunas ocasiones ha resultado difícil explicar a los usuarios que deben quedarse confinados en las instalaciones. «Esta será su casa durante las próximas semanas», asegura Marta García, psicóloga de la Cruz Roja, quien da apoyo médico a los usuarios. Junto a ella, hay un equipo de educadores de calle que se encargan de acompañar a los usuarios. «Intentamos que dentro nadie se aburra, teniendo en cuenta la situación actual», explicó Del Valle.

La rutina también se ha apoderado de la vida en La Tejerona. «Es bueno para mantener un mínimo orden». El desayuno se sirve a las nueve de la mañana, la comida a las dos y la cena a las diez. El servicio de comidas, a cargo del Principado, lo sirve una empresa de catering gijonesa. Toda la comida llegan en bandejas debidamente esterilizadas.

Además, las labores de higiene personal son obligatorias para todos los usuarios. Para ello se han habilitado siete vestuarios. La zona de ocio, la más concurrida durante el día, consta de varias mesas de ping pong, una biblioteca y varios cuadernos de pasatiempos. «Son muy serviciales, colaboradores, pero sobre todo están muy agradecidos».

Muchos de ellos llevaban tiempo sin dormir bajo techo y comer caliente.