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LUCÍA R. LORENZO
Lunes, 2 de marzo 2020, 02:59
De China a Xivares. «Todo se precipitó por el coronavirus». Así recuerdan el gijonés Roberto F. Canuto y su marido Xiaoxi Xu el momento en el que tuvieron que tomar la decisión de vivir en Asturias. «Llegamos el pasado 23 de diciembre para disfrutar de las navidades y para celebrar nuestra boda en Gijón el 11 de enero», cuentan. Fue entonces cuando comenzaron los problemas. «Primero nos cancelaron el vuelo de regreso a China y, posterior a esto, vimos que el visado de Xiaoxi iba a caducar el 20 de marzo», explica Roberto. Semanas después de la ceremonia, el padre del gijonés falleció. De todos estos acontecimientos, la pareja sacó fuerzas de flaqueza y se planteó el reto de cambiar su residencia a Asturias. Así, podrían estar más cerca de la familia de Roberto tras la pérdida de su padre y hacer frente a los inconvenientes que surgieron para renovar la vigencia del visado de Xiaoxi.
Entre los asistentes a la ceremonia se encontraba el suegro de Roberto, quien también se enteró del brote de coronavirus cuando se encontraba en la región. «Tras saltar las alarmas había información en internet, en un principio, que indicaba que el uso de las mascarillas era obligatorio y en China estaban agotadas. Nos desplazamos hasta Sevilla y cuando preguntamos en las farmacias por estos productos para el padre de Xiaoxi vimos que estaban agotadas; nos dimos cuenta de que era algo más serio de lo que parecía», detallan. Pero su aventura no acaba aquí. Cuando el padre de Xiaoxi llegó a Chengdu (China), detallan que «las comunidades de vecinos tuvieron que poner todos los datos en el bloque de viviendas y estar 14 días sin poder salir de casa, aislados». En el caso de que tuvieran que bajar a la calle por alguna cuestión de emergencia -indican- «alguien iba contigo, te seguía y te tomaba la temperatura». En ese momento, «estaba todo parado en la ciudad: se cerró toda la industria, la gente no iba a sus puestos de trabajo, ni a clase», especifican. Roberto señala que hasta hace unos días la gente no volvió a trabajar.
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Dejar China de esta manera precipitada supone que todavía les queden algunas cuestiones por solucionar. Además de los trámites burocráticos, su perro continúa allí en una guardería. Por lo que tendrán que volver próximamente.
Ahora, tras solicitar el permiso de residencia en Asturias y a la espera de la resolución, afrontan este camino por el que deciden avanzar juntos como un desafío. «El coronavirus es algo pasajero, queremos vivir el día a día siendo felices y positivos», expresan. Tanto Roberto como Xiaoxi están acostumbrados a viajar y a vivir en el extranjero desde que estudiaban, en países como Sudáfrica o Estados Unidos. El matrimonio trabaja en el sector audiovisual y está preparando un largometraje. No descartan continuar con sus proyectos en otros países. Uno de sus trabajos, 'Ciruela de agua dulce', es un corto que presentaron hasta en 150 festivales de cine, como el de Gijón, y recibió 25 premios.
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