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Lunes, 13 de abril 2020, 19:09
En un impactante texto publicado por él mismo en sus redes sociales, el periodista David Tejera ha relatado cómo fue su experiencia tras padecer coronavirus y permanecer ingresado en el madrileño Hospital Ramón y Cajal.
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'Crónica de un contagiado cualquiera ... ' es el título del texto que ha publicado el periodista y en donde cuenta cómo empezó todo, cuando decidió ir al hospital porque no se encontraba bien y lo que sucedió después. Un relato donde explica los duros momentos que ha vivido y que demuestra el drama que se vive en muchos centros sanitarios.
«Al quinto día de enfermedad ya es evidente. No respiras bien. En el ambulatorio lo confirman, los pulmones no están funcionando correctamente. Es urgente ir al hospital. Ya vives con mascarilla. El resto del mundo a tu alrededor también. Y los que no han conseguido una llevan pañuelos, bufandas, servilletas, trapos».
Tras hacerle una placa, le dijeron: «Tienes una mancha en los pulmones, te quedas ingresado».
«Entras en una gran sala de urgencias. Abarrotada. Es como las escenas de guerra. Cuerpos derrumbados en camas, sillones. Sufrimiento por metro cuadrado. Muchos tosen, otros tiritando, otros piden ayuda porque se ahogan, y otros se dejan caer, vencidos por la fiebre y el miedo. Vuelan las enfermeras, los médicos. Tienen más de cien personas a las que atender».
Tejera ha explicado que estuvo casi todo el día esperando a que le diesen una cama en una habitación y que, cuando le fueron a hacer el test para confirmar que tenía corovirus ya no quedaban reactivos.
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«La noche es un trasiego de enfermeras tomando tu temperatura, midiendo tu oxígeno en el dedo, tu ritmo cardíaco, tu presión arterial y sacándote sangre. Te arden las manos, la cabeza. Descubres que la pared de tu derecha está más fría que tú. Pegas la frente, el brazo. Algo alivia. Casi la abrazas. Jamás habías abrazo una pared», ha señalado.
Su estado llegó a ser muy delicado: «Ya te cuesta moverte en la cama. Cada gesto. Pesas como plomo. Hasta tus manos. No ves luz por ningún lado. Deben subirte el oxígeno. Tu compañero de habitación te anima, 'tranquilo'. Casi ni quieres informar a los tuyos. Vas cayendo hora a hora. Has ido al baño y has vuelto ahogándote a por oxígeno».
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Encontrándose un poco mejor y después de estar varios días sin fiebre y respirando bien, el presentador relata así el momento en el que por fin vio la luz: «Imposible explicar cómo se puede llorar por dentro mientras te cuentan medidas de aislamiento y medicación (...) No encuentras las palabras para agradecer lo que han hecho por ti, por ti, por todos».
Y deja para el final una dura crítica: «Ni imaginas la furia que te cabe dentro cuando mejoras algo. Furia contra los de ahora y los de antes. Furia cuando logras verles en las noticias. Cómo escupen palabras, cómo vuelan las balas desde sus trincheras. La vergüenza ajena. Ni imaginas. Sólo quieres llegar a casa y no retroceder ni un palmo. Dormir.».
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Tras contar su experiencia, David ha recibido muchos mensajes de ánimo por parte de muchos seguidores, amigos y compañeros.
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