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pilar fonseca
Lunes, 15 de agosto 2022, 03:13
Sabíamos lo saludable que es comer una manzana de forma habitual y lo refrescante que es tomar un culin de sidra ya ahora, Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC) han publicado en la revista académica 'Food Hydrocolloids', los resultados del estudio en el que han descubierto las propiedades prebióticas que existen en los residuos de la elaboración de la sidra que pueden ser capaces de modular la microbiota intestinal de una forma distinta de como lo hacen otros prebióticos comerciales.
Este informe abre nuevas alternativas para valorizar los restos procedentes de la elaboración de esta bebida tan típica y tradicional de la que en Asturias, se elaboran cada año en torno a los 45 millones de litros.
Es de sobra sabido que dentro de los procesos necesarios de las distintas elaboraciones, las industrias agroalimentarias generan enormes cantidades de residuos, lo que llega a suponer un problema medioambiental.
Se estima que casi el 15% de esos residuos tienen un origen vegetal. Se generan en la producción y procesamiento de frutas y verduras, como en este caso en el que distintos equipos científicos han analizado las sobras generadas a partir del procesamiento de la manzana para producir sidra.
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Algunos de esos subproductos encontrados en estos residuos tienen la capacidad de afectar beneficiosamente a la microbiota intestinal de una forma distinta a la que en la actualidad, generan productos que ya están en el mercado.
Este posible efecto prebiótico se ha estudiado tanto en individuos sanos como en pacientes de la enfermedad de Crohn, los efectos han sido distintos según la microbiota basal de cada individuo y con ello se plantea la posibilidad de desarrollar nuevos ingredientes funcionales de cara al futuro para conseguir estrategias de nutrición personalizadas y por ende más eficaces que las actuales.
Los prebióticos son sustancias que ingerimos en nuestra dieta pero que no son digeribles, por lo que cuando llegan al colon son metabolizados, en su mayoría, de forma específica por algunas bacterias de la microbiota intestinal, lo que produce beneficios en este importante ecosistema y por tanto, beneficios en la salud.
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Siempre se ha recomendado incluir alimentos prebióticos y probióticos en la dieta diaria porque aumentan el contenido de enzimas digestivas, alimentan la microbiota y consiguen mejorar las digestiones.
Con este estudio, en el que ha participado también el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias, se abren nuevas alternativas para la salud, pero al mismo tiempo viene a valorizar los subproductos agroalimentarios procedentes de la elaboración de la sidra de manzana para su reutilización y transformación en nuevos compuestos de valor añadido, en línea con los modelos de economía circular.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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